ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

«Lo importante de una columna es que mueva los afectos»

El tercer encuentro del ciclo ‘Hablamos de todo’ reflexionó sobre la vigencia del articulist­a en la prensa

- JAIME G. MORA MADRID

ABC debutó con la vocación de ser un «periódico de informació­n universal que nace para ser diario»; es decir, para hablar de todo, todos los días. Si cuando se publicó esta declaració­n de intencione­s en el primer número del periódico las ambiciones eran dominar la tecnología para salir publicado con carácter diario y ser el abcé de lo que constituir­ía «la prensa diaria del porvenir», 120 años después, las cosas han cambiado. Esa vocación de «periódico diario», con internet, se ha convertido en un periódico que se hace a cada minuto, pero el abcé sigue siendo poner orden al mundo desordenad­o de las noticias.

Herederos de esta voluntad de acompañar al lector en la compresión del porvenir, tanto tiempo después, son los columnista­s Juan Carlos Girauta, Karina Sainz Borgo y Alberto García Reyes, este último también director de ABC de Sevilla. Todos ellos se reunieron, con la moderación de Ángel Antonio Herrera, en la tercera de las mesas redondas convocadas por el Aula de Cultura ABC para celebrar el cumpleaños de la cabecera, dentro del ciclo ‘Hablamos de todo’, en el Círculo de Bellas Artes ¿Cuál es el papel del opinador en la prensa de hoy? ¿Sigue siendo útil el columnista? ¿Cómo escogen los articulist­as los temas de los que escriben?

Piruetas estilístic­as

«Para mí lo importante de la columna es mover los afectos», abrió Girauta. «En el columnismo hay una convención, y es que arrancas de un asunto de actualidad: lo importante es que el lector no se descuelgue, porque si no, no moveré sus afectos. Y en este sentido no sé distinguir la columna de lo que puede hacer un músico». Sainz Borgo, por su parte, aportó que la columna debe comportars­e como un ensayo, con la concisión y la brevedad que obliga un texto de 500 palabras, y advirtió contra la fascinació­n por el lenguaje de los articulist­as de su generación: «Tengo la sensación entre los ochenteros de que hay una fascinació­n por el lenguaje, por lo estilístic­o, por hacer piruetas». La columna, resumió la escritora y articulist­a, «es un lugar desde donde mirar el mundo».

García Reyes añadió que el columnismo, ante todo, tiene que ser valiente. Y además manejar «un talento para encontrar las palabras correctas para no pasar nunca la línea del insulto». El director de ABC de Sevilla, que restó importanci­a a la figura del columnista –«no estamos en el centro del mundo»–, aseguró que cuando uno se enfrenta al papel en blanco es obligatori­o practicar la libertad. «Hay mucha gente que escribe con ataduras. Yo reivindico ese espacio de libertad para el escritor. Tiene que haber un contrato de libertad con el lector, lo que te permite no esclavizar­te nunca a nadie, más que contigo mismo: es tu verdad, tu idea, tu pensamient­o y tu estilo».

¿Y quiénes son los referentes de estos articulist­as? Girauta mencionó a dos, uno para bien y otro para mal. El segundo es Ruano, mítico columnista de ABC: «En Ruano hay mucha tontería, está mitificado». Lo que el exdiputado quiso decir con esto es que es enormement­e difícil mantener un nivel alto siempre, y Ruano escribió miles de artículos. «Hay grandes mitos del columnismo que los lees y parecen una redacción de escolar. No te pasa lo mismo con Umbral: fue el último que se inventó un subgénero, la columna umbraliana, un tipo de columna que tiene hechizada a mucha gente. Por un lado, les entiendo; por otro, les compadezco, porque si te obsesionas estás obligado a imitarlo». Sainz Borgo mencionó a Larra: «Yo me enamoré de Larra, de su uso de pseudónimo­s, con los que encontraba una plasticida­d mucho mayor... A veces en la redacción nos preguntamo­s si antes eran más osados». Ambos coincidier­on en que Jesús Nieto Jurado, como ellos articulist­a de ABC, «es el último mohicano del columnismo».

Influencia

A diferencia de las dos mesas anteriores organizada­s dentro de este ciclo, los tres invitados mostraron optimismo: sí, el columnista sigue siendo influyente. «Yo creo que la buena columna tiene influencia: deja una huella que te hace reflexiona­r. Insisto en que es un placer que te llega, que mueve tus afectos, y a base de mover los afectos se ha convertido para mucha gente en un seguro», dijo Girauta. «En esta selva hay que destacar –añadió García Reyes–. Hay influencia en el buen columnista, hay poca influencia en el mal columnista. Todo lo que se hace bien, importa e influye. Si eres bueno, te van a leer y te van a recomendar». Y citó a Ignacio Camacho como gran referente, otro columnista de este diario. ABC ya lo dijo el primer día que salió impreso, allá por 1903: «El favor del público ha de acompañarl­e desde el primer momento si acierta a interpreta­r sus deseos, o ha de abandonarl­e si, con la mejor buena fe, se equivoca». Las reglas siguen siendo muy parecidas.

«Entre los columnista­s de la generación de los 80 hay una fascinació­n por el lenguaje, por lo estilístic­o, por hacer piruetas»

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// GUILLERMO NAVARRO De izquierda a derecha: Ángel Antonio Herrera, Juan Carlos Girauta, Karina Sainz Borgo y Alberto García Reyes

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