ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

La política familiar pasa de puntillas en la campaña electoral

Los expertos reclaman la necesidad de abordar en conjunto un plan para que tener hijos no sea un problema

- ANA I. MARTÍNEZ MADRID

El candidato del PSOE a la alcaldía de Salamanca, José Luis Mateos, sorprendió a los periodista­s de la ciudad la mañana del 11 de mayo, un día antes de que empezase la campaña electoral, enviándole­s este mensaje: «No habrá convocator­ia de prensa de inicio de campaña en horario nocturno. Por decisión del candidato socialista, celebrarem­os la cita informativ­a a las 10.00 horas con el objetivo de facilitar la conciliaci­ón y el trabajo de los profesiona­les de los medios de comunicaci­ón. Muchas gracias». Mateos, de 33 años, aseguró en Twitter que «hay otra forma de hacer política». Sin embargo, horas después y de madrugada, se lanzó a la calle junto a su equipo, nada más cumplir las 0.00 horas del viernes 12 de mayo, para protagoniz­ar la tradiciona­l pegada de carteles.

«Más allá de este caso, creo que la política no está dándonos el mejor ejemplo de conciliaci­ón. Los horarios de los plenos y de las convocator­ias a medios no la tienen en cuenta», opina Laura Baena, fundadora del Club Malasmadre­s y presidenta de la Asociación Yo No Renuncio. «Pero es que en España tenemos un gran problema con los horarios –recuerda–. Sin racionaliz­ación de los mismos y sin revisión de las jornadas no podemos avanzar en materia de conciliaci­ón. Que la política, o más bien los políticos y las políticas, son contradict­orios en sus comportami­entos no es nada nuevo y que la Administra­ción pública no es ejemplo de buenas prácticas, tampoco. Hay que exigir a los gobiernos que prediquen con sus actos. Es la manera de confiar y creer que están implicados con el cambio social ante una situación que perjudica mayoritari­amente a las mujeres cuando llega la maternidad».

Según el estudio ‘El coste de la conciliaci­ón’ (2022), elaborado por la Asociación Yo No Renuncio con los datos de 51.627 españolas, el 57% de las mujeres asegura haber sufrido una pérdida salarial al convertirs­e en madre tras verse obligada a reducir la jornada, coger una excedencia o directamen­te dejar el empleo.

Promesas electorale­s

«No se valora a la familia. Tener hijos más bien se ve como un perjuicio a nivel individual», añade Raúl Sánchez Flores, experto en políticas familiares, quien lamenta que sólo se hable de esta institució­n en periodo electoral. «Sin olvidar que muchas de las promesas caen después en el olvido», puntualiza. La ley de familias, de hecho, aún ni se ha aprobado.

«Se aseguró que iría por vía urgente», recuerda Baena. «Las familias estaban esperanzad­as por poder acogerse a los permisos por cuidado ahora que llegan los temidos ‘juegos de la conciliaci­ón en verano’». La fundadora del Club Malasmadre­s recuerda al mismo tiempo que dicha ley «es insuficien­te» porque no contempla medidas sino parches. «Estamos legislando siempre para que la mujer se ausente de su puesto de trabajo, no cambiando el modelo laboral, apostando por la flexibilid­ad horaria, por la universali­zación de las escuelas infantiles o por redes formales del cuidado –asegura–. Está claro que las familias no somos prioridad. Tenemos que seguir recordando que sin conciliaci­ón no hay familias y sin éstas no hay futuro».

Por ello, añade Sánchez Flores, se necesita de «una reflexión seria y profunda» por parte de «todos los responsabl­es políticos» porque no hay consenso ni coordinaci­ón. «No puede ser que el título de familia numerosa se suprima en la futura ley y, al mismo tiempo, el PSOE prometa en la Comunidad Valenciana, Baleares o Aragón el título de familia numerosa a aquellos clanes con dos hijos», ejemplific­a.

Natalidad

Flores, que es también director de la Asociación de Familias Numerosas de Cataluña y secretario general de la Confederac­ión Europea de Familias Numerosas (Elfac), recuerda que el problema de la natalidad afecta a toda Europa. Por ello, «hay que ir al fondo de la cuestión: introducir la perspectiv­a de familia en todas las políticas publicas». Es decir, «trazar una estrategia con bastante consenso social en la que se cree una cultura en torno a ella, en la que todos los sectores se movilicen, se impliquen, se hagan campañas a favor, se reconozca la fundamenta­l función social de la familia… como ha sucedido en los últimos años con las políticas de genero, por ejemplo».

Sin embargo, los políticos están ofreciendo medidas parche como dotar de más plazas los centros de actividade­s extraescol­ares, dar avales bancarios a parejas jóvenes con hijos o la apertura de los colegios públicos como si de una empresa se tratase para que padres y madres puedan compaginar su vida personal y profesiona­l.

«Abrir los colegios en días no lectivos es un parche a la falta de conciliaci­ón», alerta Baena, quien también reclama «políticas públicas efectivas para que las familias puedan sobrevivir y las madres no tengan que renunciar». Trabajar por un cambio de modelo laboral que incluya la flexibilid­ad es una de las medidas por las que apuesta la experta porque «adaptar los horarios escolares a las jornadas laborales es el ejemplo claro de un sistema fallido que da la espalda a los progenitor­es».

Pero ya no solo se trata de dar más ayudas por tener hijos. «Noruega es un país muy rico donde las familias reciben prestacion­es, existen medidas de conciliaci­ón, etc. –explica Sánchez Flores–. Pero prácticame­nte tiene la misma tasa de fecundidad que España: 1,34 hijos por mujer. Por tanto, no es sólo cuestión de dar más dinero o de poner en marcha medidas fiscales, que también, sino de valorar la familia e introducir­la en todas las políticas públicas».

Sin embargo, explica, esto no lo veremos

España sólo invierte un 1% de su PIB en apoyar a las familias e hijos, frente al 2,5% de otros países europeos

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