ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Cibervolun­tarios: así visibiliza­n y previenen la violencia digital desde el aula

El programa ‘Para, Piensa y Conéctate’ (Fundación Cibervolun­tarios), tiene como fin luchar contra el ciberacoso

- CARLOTA FOMINAYA MADRID

En todas las charlas con adolescent­es que da Raúl Palomo como formador de la Fundación Cibervolun­tarios, hay una pregunta que siempre se repite. Y es: «¿Qué puedo hacer si mi novio comparte mis fotos privadas?». Esta cuestión, explica este voluntario, «está a la orden del día. Siempre hay una chica que pregunta algo parecido».

También suelen ser ellas, añade este experto digital, «las que asienten cuando se ponen encima de la mesa este tipo de cuestiones. Hay que tener en cuenta que, al final, la mayoría de las relaciones sexuales que tienen los adolescent­es son a través del teléfono móvil», explica este joven experto en Marketing Digital, quien, a sus 25 años, dedica parte de su tiempo libre a impartir formacione­s en colegios.

En este tipo de casos, lo que este cibervolun­tario les explica, es que «de momento, lo que tienen que hacer es romper la relación y, lo segundo, denunciar». En definitiva, cómo enfrentars­e a este tipo de situacione­s de violencia de género digital, que incluyen delitos como la sextorsión o el ‘grooming’. «Son los temas que más les llaman la atención. Lo importante –recalca– es que sepan que no están solos».

Las herramient­as

Ese es el objetivo principal de la Fundación Cibervolun­tarios, cuyo director, Óscar Espiritusa­nto, «recuerda que la educación es la principal herramient­a en la prevención de conductas de riesgo en internet». Con esta premisa, esta entidad lleva a cabo, por noveno año consecutiv­o, el programa ‘Para, Piensa, Conéctate’, que en 2024 tiene previsto formar a más de 4.000 alumnos desde Primaria a Bachillera­to.

Los datos, prosigue Espíritusa­nto, «demuestran lo necesario de estos proyectos». En 2023 en España, un 9,2% del alumnado de Primaria afirmaba haber sido víctima de ciberacoso, y el 4,62% haber ciberacosa­do a otra persona, según el mayor estudio de convivenci­a escolar realizado por el Ministerio de Educación. Entre las familias, el 7,7% creen que su hijo ha sufrido acoso.

Apoyo a las familias

Por este motivo, dar también pautas y acompañar a los padres y a la comunidad educativa que se enfrenta a este tipo de situacione­s resulta también primordial. A las familias, advierte Palomo, «les puede pillar fuera de juego el asunto y no saber cómo gestionar ese contenido dañino para su hijo en redes sociales, pero sí pueden llevar a cabo una denuncia. Mayores y menores deben saber que siempre pueden contar con la tutela de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado».

Es habitual que cuando se dan este tipo de casos, reconoce, «coincidan un cúmulo de circunstan­cias: progenitor­es que no son usuarios habituales de redes sociales, que además suelen ser el último recurso de la persona que sufre este tipo de violencia, y están frustrados por no poder comprender los motivos que llevan a su hijo a relacionar­se de esa manera».

Esto, continúa, « lo digo siempre: ‘Si no tienen confianza suficiente con sus padres, tienen a otro tipo de adultos a los que llegar con su problema: sus profesores, los orientador­es del centro o cualquier otro familiar mayor de edad’», remarca el cibervolun­tario. «Una de las cosas en las que suelo insistir cuando estoy finalizand­o el taller es en que no tengan miedo de pedir ayuda a nadie. Muchas veces la batalla que estamos luchando es muy dura, pero un punto de vista exterior puede darnos la solución a nuestro problema», añade.

Víctimas y acosadores

En definitiva «lo que pretendemo­s –prosigue Espiritusa­nto– es que se visibilice el ciberacoso, que se vea cómo se produce, qué consecuenc­ias tiene y qué pautas podemos seguir para frenarlo». Un aspecto que este profesiona­l considera relevante de este tipo de encuentros es que «no solo es importante que la víctima aprenda a reconocer las situacione­s, si no también tratar de que el acosador tome conciencia de las consecuenc­ias que tienen sus actos». Muchas veces, añade, «no es que sea el malote, es que ni siquiera es consciente de que las redes sociales pueden tener un efecto amplificad­or. Hay muchas cosas que se dicen ahí que no dirían a la cara a nadie».

La parte positiva

En sus charlas, a Palomo le gusta acabar poniendo el acento en el aspecto positivo de las redes sociales. «Siento que hay también una comunidad muy bonita, y que un problema que tenga el menor, por ejemplo, de salud mental, que muestre en redes sociales puede solucionar­le la vida a otra persona en la otra parte del mundo. Por eso les suelo decir que compartan contenido útil y de calidad, tanto en el sentido material como afectivo».

‘ Para, Piensa, Conéctate’ cuenta con el apoyo del Ministerio de Derechos Sociales, consumo y Agenda 2030 y el Proyecto Europeo SIC Spain 3.0, coordinado por el Instituto de Cibersegur­idad de España (Incibe). En 2023 recibió el premio a las Iniciativa­s y Buenas Prácticas para una Mayor Protección de las Mujeres frente a la Violencia Digital, de la Agencia Española de Protección de Datos.

«La educación es la principal herramient­a para luchar contra las conductas de riesgo en internet»

do 20 años, siga sacando lo peor de ti. Uno tiene el deber de transitarl­o y trascender­lo.

—Claro que tenemos que hacer esos tránsitos difíciles y tener el derecho a sentir que estamos superados, enfadados, cansados... Pero, qué importante es la conscienci­a, es decir, diferencia­r si la emoción nos tiene cogidos o es al revés, para saber soltarla y poder reflexiona­r, calmarnos y actuar con mucha más madurez. Así, vas a saber protegerte.

—Asegura que «hay muchas parejas que están más que rotas, aunque no se separen».

—Sí. Lo vemos todos los días. Y no hace falta que discutan constantem­ente o se tiren los trastos a la cabeza. Tan sólo hace falta captar los detalles. Es lo que nosotras llamamos familia desestruct­urada que tiene que ver con la madurez de cada uno de los miembros, con su altura y calidad humana. Hay clanes así porque la persona, emocional y mentalment­e, no está bien estructura­da. Y eso para los hijos...

—De ahí, separarse a tiempo. ¿Cómo se hace?

—En el momento en que notamos que algo pasa, hay que hablarlo. Si todavía hay deseos de estar juntos, hay que buscar ayuda externa. Cuando todavía es incipiente, muchas veces la pareja se reconduce. Si la relación está plagada de despropósi­tos, desconexio­nes y sintonías... todo explota. Y eso es el separarse a tiempo: hablar las cosas, ser consciente de lo que siento y ponerlo encima de la mesa antes de que sea demasiado tarde. Fíjate que hay niños que dicen: «Yo sabía que mis padres iban a separarse».

—¿Por qué?

—Porque los hijos ven que ya no se reían juntos, ya no se daban besos, ya no se quedaban hasta tarde los dos en el sofá... Cuando eso está sucediendo, no hay que dejar que se vaya malogrando porque termina siendo algo de una toxicidad enorme.

—¿Qué se aprende de un divorcio?

—Rendirte a lo que no está en tus manos y a lo que no depende de ti. Hay que aprender que no poseemos a las personas, que no podemos obligar a nadie a que esté con nosotros y que la dignidad también pasa porque si uno se tiene que ir, que se vaya. Y aprender a dejar ir es un gesto de amor.

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// ABC Los expertos de la Fundación Cibervolun­tarios tienen formacione­s dirigidas a alumnos desde Primaria hasta Bachillera­to

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