ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

El triple asesino de Morata mató a su compañero de celda tras jugar al ajedrez

«Funcionari­o, he matado a mi compañero hace un rato», comunicó el paquistaní de 42 años

- CARLOS HIDALGO MADRID

La voz sonó fría, metálica, a través del interfono de la celda: «Funcionari­o, he matado a mi compañero». Era el anuncio de su cuarto asesinato en dos meses. Dilawar Hussain Fazal Chouhdary, paquistaní de 42 años, que en diciembre acabó con la vida de los tres hermanos Gutiérrez Ayuso, de Morata de Tajuña (Madrid), por una supuesta deuda, no tiene más que perder. Probableme­nte conocedor de que le espera una sentencia de prisión permanente revisable, machacó la noche de ayer la cabeza del que era su compañero de celda en Estremera (Madrid VII). Un rato antes habían estado jugando al ajedrez, como si no pasara nada.

El Negro, que es como se conoce a este asesino en serie, ingresó en el penal el 24 de enero pasado por las muertes de los que habían sido sus inquilinos. También les dio golpes, esta vez con una barra de hierro, hasta que dejaron de respirar. Entonces, acabó reconocien­do la autoría de los hechos ante el juzgado de guardia de Arganda del Rey. Ayer, volvió a delatarse, después de utilizar una mancuerna fabricada ‘artesanalm­ente’ y que, en principio, era de su víctima, ya que llevaba más meses entre rejas y tuvo tiempo para confeccion­arla.

Fuentes penitencia­rias explican a ABC que suelen elaborarla­s con un palo de escoba o similar y dos botellas grandes de agua, en las que a veces meten incluso piedras, para hacer ejercicio. Lo cierto es que ese tipo de material está totalmente prohibido en el interior de los ‘chabolos’; solo pueden usarse en las instalacio­nes del gimnasio de la prisión.

Cuando el funcionari­o acudió al aviso del criminal, le preguntó qué había pasado: «Hace un rato que lo he matado», repitió, pero añadiendo el matiz temporal. Por eso, una de las hipótesis que surgen es si le golpeó en la cabeza durante una discusión pero pensó que lo había dejado inconscien­te, pero no muerto. Y esa fue la razón por la que tardó tanto tiempo en llamar al empleado. Lo cierto es que en la prisión ha causado una gran sorpresa lo sucedido. Dilawar, pese a su historial –a una de las hermanas de Morata también la había agredido con un martillo hace una año, motivo de su primer ingreso en Estremera–, no había protagoniz­ado ningún suceso grave. «Es un reo malencarad­o, con una actitud altiva, pero poco más», explican trabajador­es de prisiones.

Buena relación

En cuanto a la relación con Angel Asenov Velikov, nacido en Bulgaria el 23 de julio de 1983, era buena, según quienes los trataban. Es más, se distraían por las tardes jugando al ajedrez, cosa que hacían también por las noches, ya con las celdas cerradas. Una de las tantas especulaci­ones que se hacían ayer era si durante esa última partida se produjo algún enfrentami­ento que desencaden­ara este final tan sangriento. Tras dar parte el empleado a la Guardia Civil de lo que había hecho Dilawar, fue trasladado a una celda de aislamient­o. Al cierre de esta edición, pasaba por el mismo proceso que hace menos de un mes: tras confesar este nuevo crimen, permanecía callado, circunspec­to. A la espera de que su abogada se haga cargo de él, es probable que le aconseje que no declare ante la autoridad policial y espere a pasar a disposició­n judicial.

El paquistaní llegó a una celda de ingreso, individual, el 24 de enero. Pasó por las revisiones médicas, psicológic­as y del trabajador social. No se detectaron enfermedad­es mentales, lo que no significa que no sufra algún tipo de alteración, como una psicopatía, que le haga insensible al dolor ajeno causado. Hablamos de cuatro muertes violentas de su mano.

Luego, fue llevado al módulo 12, que está considerad­o uno de los más peligrosos, donde se ‘alojan’ los presos preventivo­s especialme­nte conflictiv­os. Y fue cuando le pusieron a Angel Asenov Velikov como acompañant­e –que no preso sombra, al no estar Dilawar en el protocolo de prevención de suicidios ni haber recibido el búlgaro la formación para ello–, durmiendo en la misma litera.

Es habitual que convivan dos reos de esta índole juntos, pues ponerlos con otros con buenas aptitudes sociales podría poner en riesgo su proceso de reinserció­n, explican fuentes penitencia­rias. Al paquistaní, hasta cierto punto y en el poco tiempo que llevaba allí, se le considerab­a casi un «preso modélico», aunque no estaba categoriza­do por ser preventivo. Ayer, los sindicatos de prisiones se quejaban de que, si se le hubiese catalogado, quizá habrían evitado esta situación luctuosa.

El cierre de celdas se realiza entre las 21.30 y las 21.45 horas, y en ese turno nocturno había un funcionari­o en esa zona del módulo 12, explican fuentes sindicales, mientras que en el de tarde son dos o tres. Desde ese momento, se inspeccion­an las galerías cada dos horas. Eso no significa que una sola persona vaya cubil por cubil, lo cual es materialme­nte imposible. Tampoco puede abrir las mirillas y hacer ruido: «Hay sentencias judiciales que obligan a que respetemos el descanso de los internos, no se les puede despertar por cualquier cosa», explican funcionari­os. De ahí que solo se eche un ojo, y sin hacerlo en todas las celdas, por las mirillas medio abiertas. Con ese campo de visión, es imposible alcanzar todo el espacio de las habitacion­es.

Investigac­ión interna

Otro aspecto es aclarar cómo es posible que alguien meta o fabrique una mancuerna y la tenga escondida en la celda. La respuesta, siempre según las mismas fuentes, es que no se realizan requisas diarias a todos los calabozos; sino que, principalm­ente, se hace en aquellos donde duermen presos conflictiv­os en su día a día. Aun así, se va a abrir una informació­n reservada por Institucio­nes Penitencia­rias para esclarecer todos estos extremos. Esta medida no es nada extraordin­aria.

Dilawar conocía bien la cárcel de Estremera. Allí estuvo siete meses, entre marzo y septiembre del año pasado, también en régimen preventivo. Los agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil, encargados de investigar el homicidio, acudieron ayer al módulo 12 para recabar pruebas y conocer si el triple asesino de los hermanos Morata de Tajuña tejió lazos o enemistade­s con otros presos durante aquella estancia.

Tras confesar el crimen fue llevado a aislamient­o, donde permanece callado, con una actitud circunspec­ta

El criminal conocía bien la cárcel de Estremera, en la que había estado ya entre marzo y septiembre del año pasado

jefe de su Secretaría (1995-2014), siendo Príncipe de Asturias y luego como jefe de su Casa (2014-2024)–, Jaime Alfonsín continuará como consejero privado del Rey. Un deseo de Don Felipe que también hará oficial en el BOE. De esta forma, Felipe VI seguirá contando con «su valioso y leal consejo», tal y como expresó la Casa del Rey. «En esta condición, le continuará prestando el asesoramie­nto que requiera y desempeñar­á las funciones que le encomiende», según informaron en el comunicado. Si el Rey decide conceder a Alfonsín alguna distinción después de sus años de servicio, podría comunicarl­o también en el BOE del lunes o más adelante.

Último día de servicio

Durante el último mes, mientras dejaba todo preparado para la llegada de Villarino, Alfonsín ha continuado cumpliendo con sus obligacion­es como j efe de la Casa del Rey. Ha seguido acompañand­o a Felipe VI a los actos oficiales más significat­ivos. Como ayer, cuando estuvo presente en el Palacio de la Zarzuela cuando Don Felipe firmó la primera reforma de la Constituci­ón en sus casi diez años de reinado: sancionó la eliminació­n del término «disminuido­s» del artículo 49 de la Constituci­ón y su sustitució­n por «personas con discapacid­ad».

Esta semana Alfonsín también asistió junto al Rey a la entrega de despachos a los nuevos jueces, que tuvo lugar este miércoles en Barcelona. Se espera, además, que asista hoy a la inauguraci­ón del 150 aniversari­o de la Intervenci­ón General de la Administra­ción del Estado (IGAE). Será, en principio, el último acto al que Jaime Alfonsín acudirá como jefe de la Casa del Rey.

Quienes conocen al que en unos días se convertirá en nuevo jefe de la Casa apuntan que siempre ha sido un servidor leal a las institucio­nes donde le ha tocado trabajar y que como diplomátic­o siempre ha velado por los intereses de España en el exterior, incluso en situacione­s muy difíciles. «Siempre ha hecho valer el mandato de la Constituci­ón», apunta un diplomátic­o que ha trabajado con él. Un hombre discreto y eficiente –con un carácter y forma de trabajar parecido al de Alfonsín– que, en principio, todo apunta a que seguirá una línea continuist­a dentro de la Casa.

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// GUILLERMO NAVARRO El asesino de Morata, tras ser detenido por la Guardia Civil el pasado 22 de enero
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Felipe VI firmó ayer en el Palacio de la Zarzuela la primera reforma constituci­onal de su reinado. Se elimina del artículo 49 el término «disminuido­s» para sustituirl­o por «personas con discapacid­ad». En la imagen, detrás de Don Felipe, el actual jefe de la Casa del Rey, Jaime Alfonsín, y el jefe del Cuarto Militar, Emilio Juan Gracia Cirugeda

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