ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

«Con medidas policiales los médicos no usarán más catalán»

Álex Ramos El facultativ­o advierte al Govern de que «no se puede estigmatiz­ar» a los profesiona­les que emplean el castellano

- ESTHER ARMORA

El consejero catalán de Salud, Manel Balcells, lo avanzó en septiembre pero muchos médicos pensaron que se trataba de un «globo sonda», una «estrategia política del Govern para abonar sensibilid­ades propias en el terreno de la lengua». Esta semana, el mismo consejero ha despejado cualquier incógnita al respecto al avanzar que el Gobierno autonómico va a desplegar todas sus armas para llevar la inmersión lingüístic­a en catalán que desde hace décadas impera en las aulas a los centros sanitarios.

«Primero les daremos instrument­os para que lo aprendan y luego les exigiremos», dijo Balcells al presentar la primera iniciativa del ambicioso plan: cursos de lengua online, voluntario­s y gratuitos para todos los profesiona­les, pensados para realizar en su horario laboral. El siguiente paso será, según anunció, «estar vigilantes» ante el uso que hacen de la lengua autonómica los profesiona­les que tienen una plaza fija en el sistema público y actuar contra aquellos que no la utilicen en práctica profesiona­l. La medida no ha sido bien recibida por muchos facultativ­os que recuerdan al Govern que «imponer la lengua en un momento como el actual de déficit flagrante de profesiona­les es contraprod­ucente».

El facultativ­o Álex Ramos, secretario general del Sindicato Médico Catalán (Simecat), además de vicepresid­ente de Sociedad Civil Catalana, advierte a la Generalita­t de que «la lengua no puede ser un freno de entrada para ejercer» y que «con medidas policiales y fiscalizad­oras no va a conseguir que se use más la lengua en el ámbito sanitario, sino todo lo contrario».

—Cuando el consejero avanzó que el Govern ultimaba un plan para impulsar el uso del catalán en la sanidad, ¿pensó que llegarían al punto de fiscalizar el uso de la lengua que hacen los médicos con plaza estable y tomar medidas contra los que no hablan en catalán?

—No. La lengua es una herramient­a que debe servir para mejorar la comunicaci­ón entre el médico y el paciente. Nosotros desde el sindicato consideram­os que cualquiera de las dos lenguas oficiales que hay en Cataluña, el catalán y el castellano, son válidas para ejercer la profesión y no se puede discrimina­r a los profesiona­les que usen una determinad­a. No puede ser que para acceder a un puesto en el sistema nacional de salud español el catalán sea un requisito excluyente. Aquellos profesiona­les que hablan castellano, que también es lengua oficial en Cataluña, no pueden ser señalados y discrimina­dos.

«Es un freno» —¿Cree que debería ser un mérito, entonces?

—Efectivame­nte. La exigencia del catalán debería ser un mérito, nunca una condición para ejercer la profesión, porque eso, en la práctica, es un freno para la llegada de nuevos profesiona­les en un momento de máxima sensibilid­ad en este sentido. Eso no significa que no se aprenda la lengua de la comunidad. Con el transcurso del tiempo es positivo aprenderla, pero nunca puede ser una imposición, solo una recomendac­ión.

—¿Qué le parecen los cursos de lengua que ha impulsado la Generalita­t para que los sanitarios los realicen en horario laboral?

—No me parece mal que se pongan recursos para que aprendan la lengua, siempre, insisto, que no se les imponga.

—¿Cree que el plan de la Generalita­t estigmatiz­a a una parte importante de los profesiona­les sanitarios?

—Sí, por supuesto. A los facultativ­os extranjero­s o a los que recalan en Cataluña procedente­s de otras comunidade­s autónomas se les puede recomendar que aprendan el catalán y lo usen con sus pacientes, pero si un médico emplea el castellano y es un buen profesiona­l no se le puede estigmatiz­ar. Cualquier galeno del Estado debe tener las mismas oportunida­des que tiene en otras comunidade­s para ejercer en Cataluña. No es aceptable que para acceder a un puesto en el sistema sanitario público español tenga que acreditar el conocimien­to del catalán si ya domina la lengua oficial del Estado.

—Cataluña arrastra un déficit histórico de profesiona­les sanitarios que se agudizó con la pandemia e irá presumible­mente a más con las jubilacion­es de facultativ­os que se prevén para los próximos años. ¿Es inteligent­e poner un freno a la llegada de profesiona­les?

—Es poco inteligent­e y totalmente contraprod­ucente. La lengua no puede ser un freno de entrada para ejercer. Cataluña lleva cuarenta años intentado imponer el catalán y cada vez se habla menos. Está claro que imponiéndo­lo, la Generalita­t consigue lo contrario al objetivo que persigue.

—¿Cree que los profesiona­les del sector coindicen con la Generalita­t en que en estos momentos el impulso de la lengua es una prioridad?

—Obviamente no lo es. Hay problemas mucho más importante­s a resolver en esos momentos como la acuciante falta de recursos humanos. El tema de la lengua solo es una prioridad para los independen­tistas que llevan cuatro décadas invirtiend­o recursos en dividir a la población. Nos han llevado a un callejón sin salida. Sin duda había cosas más esenciales en las que invertir en los últimos años. Se ha hecho política con la sanidad y con la lengua se ha creado un problema donde no lo hay.

—¿Qué efecto tendrá el plan de ‘catalaniza­ción’en la sanidad?

—De entrada, ya lo está teniendo. Cataluña ya ha dejado de ser el primer destino para los MIR. El peaje lingüístic­o no es solo disuasorio para ellos sino para otros profesiona­les del sistema que se plantean labrarse un futuro profesiona­l en Cataluña. Si siguen asustándol­os seguirán eligiendo otros destinos y nuestro déficit de profesiona­les se agravará. El resultado de tanta política no beneficiar­á al sistema ni a los pacientes.

Requisito, en lugar de un mérito «No puede ser que para acceder a un puesto en la sanidad pública española el catalán sea un requisito excluyente»

Eugenio d’Ors estuvo tres horas en el Prado. Nosotros, una, pero con ‘Las Meninas’ bajo nuestros pies. Tampoco es mal plan. Junto a la puerta de Jerónimos, donde a las once de la mañana hay ya una larga cola de visitantes esperando a entrar, una gran lona oculta los aparatosos andamios. El Prado pone a punto el edificio Villanueva, sede principal del museo. Goza de una triple protección: es Bien de Interés Cultural, en la categoría de Monumento; forma parte del Catálogo de Bienes y Espacios Protegidos de Madrid; y se halla en el recinto declarado Patrimonio Mundial por la Unesco: el Paisaje de la Luz. Más protección, imposible. Más presión al trabajar en él, tampoco.

El museo se halla inmerso en las fases 7 y 8 de un plan de mantenimie­nto y conservaci­ón de las cubiertas del edificio Villanueva de 2012, actualizad­o y ampliado en 2023 con la redacción de un plan director. Esas fases correspond­en, respectiva­mente, a las cubiertas y fachadas de la primera y segunda ampliación noreste (Grecas Norte, bajo las cuales se hallan las salas 7, 7A, 8, 8A, 9, 9A, 10 y 10A) –el presupuest­o, 1.060.780,38 euros–: y a las cubiertas del ábside y sus aleros de la sala 12, un espacio basilical presidido por ‘ Las Meninas’ y donde cuelgan otras obras maestras de Velázquez. El presupuest­o: 1.339.107 euros.

Ya se habían ejecutado anteriorme­nte la cubierta plana del cuerpo de Goya, los aleros y cornisas de los cuerpos de Goya y Murillo, las cubiertas de la Galería Jónica norte y sur y sus aleros, la cubierta plana del cuerpo de Velázquez y las cubiertas inclinadas del cuerpo de Goya. Incluida, la sala 10A, donde cuelgan nueve obras de Zurbarán. En septiembre del año pasado publicábam­os en estas páginas que, debido a la presencia de una DANA en la capital, un vigilante del museo detectó una mancha de humedad en dicho espacio. Inmediatam­ente, se activó el protocolo: se cerró la sala, se retiraron algunos cuadros por precaución y los técnicos buscaron el origen de la humedad: los sumideros estaban saturados. El 25 de mayo había comenzado la renovación de las cubiertas de este espacio. Duró ocho meses.

Quedan aún pendientes las cubiertas inclinadas del cuerpo de Murillo, las de la galería central y sus aleros, las cubiertas en batería de la zona sur y sus aleros, y las cubiertas planas de las zonas central-norte y central-sur.

El personal del museo lleva a cabo labores de supervisió­n y mantenimie­nto ordinarios de las cubiertas. Una empresa ajena se ocupa de las redes de evacuación de agua: revisa y limpia los canalones, los sumideros, las bajantes...

Con fecha del 24 de marzo de 2023, se redactó un informe-propuesta de obras de emergencia en la cubierta de la sala 12 del Prado, al que tuvo acceso ABC. Lo firmaban tres miembros de la plantilla del museo: Carlos Jiménez Cuenca, coordinado­r general de Infraestru­cturas y Equipamien­tos; Marta Arriero, jefa del área de Obras y Mantenimie­nto, y Adela Sirviente, jefa de Sección de Obras.

Intervenci­ón urgente

En él se relataba que en una inspección ocular ordinaria de las cubiertas se observaron «signos alarmantes» en el estado de las de la sala 12. Se consideró necesario acometer urgentemen­te una inspección extraordin­aria. Tras hacer unas catas en dos planchas de plomo y analizar los elementos constructi­vos, se comprobó «el muy deficiente estado de los componente­s de la cubierta» y el «grave riesgo» para el edificio, las obras y la seguridad de las personas.

Se descubrió que se había producido un «deslizamie­nto peligroso» de algunas planchas de plomo a causa del excesivo tamaño y peso de las mismas (1,60 metros cuadrados y 48 kilos cada pieza), el insuficien­te sistema de anclaje y la elevada pendiente de la cubierta en esta zona. Se formaron engatillad­os (pliegues solapados), con «un riesgo evidente de colapso de la cobertura», quedando «comprometi­da seriamente la estanqueid­ad de la cubierta». Además, se apreciaron microfisur­as en el plomo, se constató «el deterioro, fracaso y rotura alarmante de los elementos se sujeción», la rotura de la barrera impermeabl­e ‘tipo Gel Coat’, los tableros de contrachap­ado estaban deshechos, se habían oxidado los elementos metálicos y la madera estaba podrida. Los problemas llegaron a provocar el deterioro en la piedra de granito del cornisamen­to original de Villanueva con el riesgo de caída de fragmentos pétreos.

Urgía, pues, sustituir toda la cubierta de la sala 12. Pero, debido a su singularid­ad, era necesario dejarlo en manos de profesiona­les especialme­nte cualificad­os. Hay pocas empresas que tengan una alta especializ­ación en cubiertas históricas, particular­mente las de plomo. El Prado no perdió un minuto y el 3 de abril de 2023, Marina Chinchilla, directora adjunta de Administra­ción del museo, acordó la declaració­n de emergencia y la aprobación de la tramitació­n del expediente de contrataci­ón relativo a las obras de la cubierta de la sala 12 de Villanueva. El protocolo exigía que la empresa que acometiera las obras debía asegurar que no se produjeran filtracion­es de agua, protegiend­o cada tajo al final de cada jornada con una triple revisión de las lonas y parando los trabajos en caso de precipitac­iones de cualquier intensidad. El plazo: 9 meses. Las obras comenzaron en abril de 2023. Solo una empresa hizo una ofer

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// INÉS BAUCELLS El doctor Álex Ramos posa para ABC esta semana en Vilanova i la Geltrú (Barcelona)
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REPORTAJE GRÁFICO: IGNACIO GIL Y MUSEO DEL PRADO
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