ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
La promotora del edificio incendiado presumía de «lujo» y «máxima calidad»
Los técnicos se desdicen sobre el empleo de poliuretano en la obra
El edificio incendiado en el barrio valenciano de Campanar fue promocionado en los primeros años de la década de los 2000 como una construcción «de lujo» y de «máxima calidad» por parte de la promotora Fbex, que en 2005 arrancó las obras y cinco años después entró en concurso de acreedores por el estallido de la burbuja inmobiliaria. En el vídeo con el que pretendían exhibir y vender sus pisos –a 6.000 euros el metro cuadrado– argumentaba que la fachada estaba «revestida con un innovador material tipo alucobond».
La compañía, presidida entonces por el empresario catalán Juan Parada Henares, explicaba cómo se iba a llevar a cabo la construcción de «dos edificios vanguardistas y singulares unidos por un espectacular ascensor panorámico» que ofrecían «la máxima calidad de construcción aplicando rigurosos controles de calidad en todo el proceso de edificación». Sin embargo, todos los expertos consultados apuntan que el material que reviste el ladrillo tras una plancha de aluminio de adorno, es altamente inflamable y, por ende, aceleró el incendio de manera virulenta en cuestión de minutos. En un primer momento se especuló con que fuera poliuretano, pero finalmente el Colegio Oficial de la Arquitectura Técnica de Valencia ha confirmado que se trata de un aislante mineral de lana de roca.
Fue Esther Puchades, vicepresidenta del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales de Valencia y encargada de la peritación del edificio hace unos años, quien señaló que el revestimiento era de poliuretano.
No obstante, la ingeniera ha rectificado después de que se comprobara que el material que se empleó para aislar la fachada era lana de roca, según ha confirmado también la administradora de la finca siniestrada y la Asociación de Instalaciones de Aislamiento haciendo referencia al Libro del Edificio.
Al respecto, la Asociación de la Industria del Poliuretano Rígido (IPUR) ha señalado que no hay evidencias de que este material formara parte de la fachada ventilada del edificio, ni como relleno del revestimiento exterior, ni como material aislante en la cámara de aire propia de esta solución constructiva.
En cuanto a su función, destaca que este producto « aporta valor » como aislamiento térmico «en múltiples aplicaciones, tanto en edificación como en industria».
Así, pese a que las pesquisas todavía se encuentran en una fase inicial sin apenas desarrollo, estos expertos señalan que la causa de que el fuego mostrara tal virulencia se podría deber a un material termoplástico utilizado, una especie de resina, aplicada en las placas de aluminio que se adhieren a la fachada. Un composite para nutrir de grosor al revestimiento y hacer de pegamento.
Esta combinación de materiales, sumada a las fuertes rachas de viento de poniente de hasta 60 kilómetros por hora, convirtieron las labores de extinción en una misión prácticamente imposible para las decenas de unidades de bomberos desplazados, ya que en apenas media hora todo el edificio estaba afectado por el fuego.
La era de Nou Campanar
El edificio fue levantado en el año 2008 en una zona de terrenos devaluados que se modernizó y recibió el nombre de ‘Nou Campanar’, con la pretensión de asentar un ostentoso barrio de inmuebles y complejos de alto ‘standing’ con piscinas y toda clase de lujos e instalaciones deportivas; además de erigirse en su demarcación la falla más importante de Valencia que terminó desapareciendo años después.
En 2005, la promotora contaba con un banco de suelo superior a 1,3 millones de metros cuadrados con capacidad de levantar hasta 10.000 inmuebles residenciales en diferentes localidades de la Comunidad Valenciana, Cataluña, Murcia y Baleares.
En 2011, la Justicia dictó auto de liquidación de la promotora y comenzó la venta y adjudicación de sus activos después de no alcanzarse un acuerdo con los acreedores.
Cuatro años después, todavía aparecía en la lista de morosos del Ministerio de Hacienda, con una deuda de 37,7 millones de euros, y en 2017, dejó de estar registrada en cualquier documento después de que el Boletín Oficial de Registro Mercantil diera por concluido el concurso de la sociedad.
Fueron a una intervención rutinaria, como tantas otras a lo largo de su vida profesional, y lo que se encontraron fue un infierno. La primera dotación que acudió al edificio siniestrado del barrio de Campanal, en Valencia, llegó cuando el fuego había roto por fachada, pero aún estaba muy localizado en un piso de la séptima planta. Sin embargo, en muy pocos minutos pidieron refuerzos porque veían cómo las llamas se propagaban a una velocidad de vértigo.
En esa primera fase de la intervención, los especialistas del servicio de extinción de incendios tenían dos prioridades: el ataque al fuego desde el interior, mucho más eficaz que el que se hace desde fuera, y evacuar el inmueble lo más rápidamente posible, algo en lo que encontraron un colaborador excepcional: Julián, el conserje del inmueble. Fueron los momentos clave de la intervención y también los más
El fuego se desató en un piso de un complejo de viviendas en el barrio de Campanar, en el oeste de la capital valenciana, que en cuestión de minutos quedó envuelto en llamas. peligrosos, porque se dieron cuenta muy rápido de que el incendio estaba ya fuera de control y que era imposible atajarlo.
Las dotaciones de bomberos llegaron hasta la octava planta y lo consiguieron sólo por su empeño en seguir rescatando a personas más allá de lo aconsejable para su seguridad. Prueba de ello es el episodio vivido por varios de estos profesionales que quedaron atrapados por el fuego en una planta, mientras las inmediatamente superior e inferior estaban completamente
Seis bomberos estuvieron a punto de morir e incluso llegaron a despedirse de sus compañeros por la emisora
El complejo se promocionaba en los años 2000 como una construcción “de lujo” y de “máxima calidad”, con la fachada “revestida con un innovador material tipo alucobond”. Se vendía por 6.000 euros/m
El fuego cinco de la tarde del jueves en la vivienda
86, en la séptima que en ese momento se encntraba vacía
Aluminio de 5 mm
Núcleo de relleno mineral 55 minutos de pánico
Se detectan llamas en una vivienda vacía de la séptima planta en llamas. Fue tal la angustia que vivieron que llegaron a despedirse de sus compañeros por la emisora, según explicó un familiar de uno de ellos. Sólo vieron una opción: romper la puerta de uno de los pisos y descolgarse desde él. Uno de ellos se lanzó sobre la colchoneta desplegada en la acera por sus compañeros.
Rachas de viento de 60 km/h contribuyeron a avivar y propagar las llamas
Parcela de 3.724 m
El fuego se propaga a la sexta planta del edificio
Se extienden por la fachada entre el tercer piso y el último 12 plantas
El fuego pasa a la torre colindante. Las temperaturas pueden alcanzar los 800ºC