ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Primeros años de la Escuela Central de Gimnasia (1920-1923)

- RAFAEL DEL CERRO MALAGÓN

Una pionera institució­n en aplicar planes físico-deportivos en el ejército, en la instrucció­n pública y en la sociedad civil

El n el siglo XIX creció en Europa el interés por fomentar el ejercicio corporal en la sociedad, las escuelas y en los colegios militares. En éstos últimos se añadió a las clases de equitación, esgrima y baile para los futuros oficiales. En España, cada Cuerpo pautó sus planes formativos en forma de Reglamento­s de escasa fortuna. En 1909, gracias al entonces coronel Director de la Academia de Toledo, Jose Villalba Riquelme (1870-1944), entusiasta de la instrucció­n física, se aprobó una comisión ministeria­l para que dos capitanes, Federico Gómez de Salazar Orduña y Federico Gómez Deleito, viajasen por Europa para articular un plan de formación militar plasmado después en el Reglamento­provisiona­lde gimnasiapa­rainfanter­ía de 1911 basado en el sistema sueco.

En diciembre de 1919 Villalba fue nombrado ministro de la Guerra. De inmediato se volcó en abrir la Escuela Central de Gimnasia como una sección de la Academia de Infantería, lo que motivó la lógica satisfacci­ón en Toledo. Se inauguró el 28 de febrero siguiente en el llamado Polígono de Tiro -creado en 1868 y luego muy ampliado-, en las laderas de Palomarejo­s. Allí se alzaron unos mínimos tinglados, sin locales cerrados para el gimnasio o las clases teóricas. En aquellas planicies que acogieron los primeros aerostatos (1900) y aeroplanos (1912) se delinearon las canchas deportivas, las pistas de atletismo y otras de aplicación militar. La evolución de la Escuela ha sido estudiada por J. L. Chinchilla, entre 1991 y 2012, y conjuntame­nte por Manuel Vinuesa Lope e Ignacio Vinuesa Jiménez en dos libros editados en Toledo (1995 y 2019). De la primera Memoria publicada por esta institució­n (1920-1923), abordamos aspectos referidos a la extensión civil y a los programas escolares ensayados previament­e en Toledo.

En 1919, acabada la Gran Guerra, según X. Torrebadel­la (2019), las pasiones patriótica­s arraigaron en los torneos deportivos, surgiendo el modelo inglés del «soldado-deportista» En la España de la Restauraci­ón fue el del «ciudadano-soldado» mientras discurría la guerra del Rif, en la que urgía, entre otros problemas, fortalecer la instrucció­n de la tropa. Esta opinión se unía al afán de Villalba por potenciarl­a en la Academia de Infantería, ya en vísperas de la Olimpiada en Amberes (1920), donde España participar­ía en seis disciplina­s. En ese año, la creada Escuela Central de Gimnasia se dotaba de profesorad­o, un Reglamento y planes gimnástico-deportivos para otorgar títulos de Profesorde­Gimnasia a los oficiales y de Instructor a los suboficial­es.

Ante el auge del fútbol, el ministro Villalba, emitió una circular para que, al menos, fuese una práctica obligada en los cuarteles. En Toledo, desde 1909,

Armisticio­ydeportes

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Años después, en este lugar se adecuó el gimnasio cubierto que tendría sucesivas reformas. Su estructura exterior permanece aún en la Costanilla de San Lázaro

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