ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
El Gobierno explica el rechazo a las mascarillas de la trama Koldo
Las compras se hacían a través de una única oficina y una empresa certificaba la calidad
El consejero de Sanidad de Castilla-La Mancha, Jesús Fernández Sanz, explicó ayer en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno «los criterios, a grandes rasgos, que supusieron la no compra» de las mascarillas defectuosas que la trama del ‘caso Koldo’ ofreció a la Junta en lo peor de la pandemia, año 2020, y que otras comunidades, como Baleares o Canarias, sí aceptaron. Este es el relato de los hechos:
«En aquellos momentos recibíamos de todos lados, de todos sitios, un montón de ofertas para comprar no sólo mascarillas, sino todo tipo de material. Nosotros teníamos mucha experiencia en aprovisionamiento, en compras, porque es lo que hacemos a diario. En aquel momento, todo lo que comprábamos tenía que ver con el Covid. Teníamos ofertas que venían de miles de sitios y tuvimos que tomar una decisión: poner en un solo lugar, en un departamento, la opción de compra. Y todo acababa en un correo electrónico, que era el corporativo de la secretaría general del Sescam (Servicio de Salud de Castilla-La Mancha). A este correo llegaban todas las peticiones; a mí mismo me llamaban personas para ofrecer ayuda voluntaria e incluso esas ayudas voluntarias había que someterlas y todo tenía un lugar común».
«También se estableció una única oficina de compra en el Sescam. Por tanto, lo que hicimos fue aplicar criterios técnicos, como siempre dijimos durante toda la pandemia. Y cuando el conocimiento de los técnicos era limitado, como pasaba muchas veces con la certificación de las mascarillas, lo sometíamos a una empresa certificadora de material sanitario. En este caso fue SGS».
«Los criterios de lo que tienen que cumplir (las mascarillas) no son ni nuestros ni de la empresa certificadora; son criterios establecidos por Europa y por el propio Ministerio de Sanidad. Lo que hace esta empresa es aplicar ese filtro de protocolos: si las gomas tienen más o menos tensión, si miden lo que tienen que medir, si tienen la altura que tienen que tener... no es lo mismo una mascarilla quirúrgica que una FFP2, si están hechas con el material adecuado, si cumple los criterios del material de homologación que se usa para las mascarillas, si las máquinas que han hecho las mascarillas son las adecuadas... en definitiva, son un montón».
«¿Qué ocurrió en este caso? Que la empresa certificadora dijo: ‘No cumple los criterios, tienen excesivos fallos’. Pero es que, además, aunque tuviese menos fallos, nosotros decíamos: ‘No vamos a comprar ninguna con fallo porque tenemos mucha oferta de no fallos’.
Por tanto, sólo compraremos de no fallo. Y en este caso, como en muchos otros, rechazamos las mascarillas. Y se comunicó como se ha hecho público en el correo electrónico; ahí es donde se demuestra que trabajamos a todas horas porque el correo es de altas horas de la noche. Y por supuesto que insistieron y por supuesto que volvimos a decir que no. Y además existen correos en los que se dice: ‘Ya no vamos a contestar más. Es un no y es un no para siempre’. Y así quedó».
«Por lo tanto, en un plazo menor a una hora dijimos que no y es lo que hemos mantenido. Creo que, además, lo más importante cuando ocurre una situación de emergencia no es lo que estés haciendo en el día a día, es la decisión previa que has tomado, que fue que todo pasase por una única oficina y un único correo electrónico. Eso nos hizo posiblemente hacer un seguimiento completo en cualquiera de las compras. En definitiva, lo más importante era saber que todo aquello que pasaba el rango cumplía los criterios, que es lo que valía. Seguramente hubo algunas que ni pasaron el primer filtro».