ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

LIGA DE CAMPEONES / VUELTA DE OCTAVOS DE FINAL Del cumpleaños al susto 1 1

El Madrid celebró su 122 aniversari­o con un sufrido pase a cuartos ante un Leipzig, que como en la ida, fue mejor

- RUBÉN CAÑIZARES MADRID Real Madrid RB Leipzig

El presupuest­o del Real Madrid hace años que se planifica con una variable innegociab­le. El equipo llega, como mínimo, a cuartos de final de la Champions. De ahí en adelante, la ganancia no es solo deportiva. ¡Clin, clin, caja!

Como había ocurrido en once de las últimas trece ediciones, el equipo cumplió con las finanzas y se metió entre los ocho mejores, pero lo hizo con su peor versión de la temporada y un reloj de arena colgado del cuello.

El Madrid celebraba ayer su 122 cumpleaños, pero se empeñó en convertirl­o en un funeral. De blanco y sin cadáver, para su fortuna. Lo mejor, el empate a cero al descanso. Y a uno al final.

Fue una primera parte tétrica. Le salvó el buen hacer de Lunin y la mirilla desviada de Openda, que es como aquel Salah de la Roma que echaba a correr en línea recta y no le pillaba ni el correcamin­os, pero luego remataba con una venda en los ojos. La tuvo en el 13 y en el 15. Primero con la derecha, y luego con la izquierda. Ni siquiera le hizo mimos a la portería. Mejoró algo en el 44, con un disparo al lateral de la red.

Sesko también puso de los nervios al Bernabéu. Fue la primera de los alemanes, en el 9, en un mano a mano despejado por la rodilla izquierda de Lunin. Parada de valor gol, aunque el esloveno estuviera en fuera de juego.

El Madrid jugaba sin Rodrygo, con un 4-3-3 en el que Bellingham hacía de falso nueve, y Vinicius y Valverde en las bandas. ¿Por qué cambió el sistema Ancelotti, tras meterle tijera el verano pasado? No lo sabía ni la Fiscalía.

El equipo estaba mal colocado y, además, salió al césped a verlas venir. Parecían abuelos en su paseo matutino mientras admiran la evolución de unas obras. En lugar de salir a atacar y hacer bueno el engañoso 0-1 de la ida, se dedicó a contempori­zar, algo que jamás ha sabido hacer este equipo. Un remate con el hom

Lunin

Carvajal Rudiger

Nacho

Mendy

Kroos (78) Camavinga (46) Tchouaméni Valverde Bellingham (85) Vinicius

Rodrygo (46) Modric (78) Joselu (85) 12

3 461 53

1

3

12 53%

Gulasci Henrichs Orban Lukeba Raum Haidara (90) Schlager (85) Dani Olmo Xavi Simons Sesko (85) Openda (77)

Poulsen (77) Baumgartne­r (85) Elmas (85)

Kampl (90)

Remates Remates a portería Pases buenos Pases fallados Fueras de juego Saques de esquina Faltas cometidas Posesión 19 4 374 58 1 8 15 47%

bro de Vini y una llegada al área de Bellingham, bien defendida por Orban, el escaso bagaje ofensivo del Madrid.

El equipo presionaba como los niños lo hacen en el patio del recreo, dejaba demasiado espacios entre líneas y le daba al botón de ‘on’ del parabrisas como si no hubiera porterías. Poca pitada le cayó de su gente camino del vestuario. Música de viento que ya había empezado veinte minutos antes. Merecido.

Ancelotti, que iba camino de atragantar­se con los chicles, se olvidó de la caja y le dio al coco antes de que el balón volviera a rodar. Rodrygo, al campo. Camavinga, al banquillo. Vuelta al 4-4-2.

El regreso al hábitat natural de esta temporada mejoró ligerament­e al equipo, pero no hizo desaparece­r el runrún. Ni escondía la realidad. El Leipzig llegaba más, se lo creía más y solo necesitaba apuntar mejor.

Estaba tan desquiciad­o el Madrid que Vinicius se salvó de una roja en el minuto 60. Venía picado de una jugada anterior en la que el colegiado italiano no le había pitado falta, y lo pagó encarándos­e con Orban tras una disputa entre ambos en el centro del campo. Empujón con las manos al límite del cuello. Amarilla. Con un árbitro pejiguero, segurament­e colorada.

Como tenía la cara Kroos, que extrañamen­te en él sudaba como un pollino. Así de raro era el partido. Tanto que el primer disparo de los blancos llegó en el 63. Gulácsi mandó a córner el disparo de Rodrygo. Fue el prólogo del 1-0.

En el 65, la primera vez que pudo correr el equipo blanco, dejó el balón en la red. Kroos robó en la frontal de su propia área, combinó con Bellingham, que condujo durante cuarenta metros para darle el balón en carrera a Vinicius, que en dos toques la puso en la escuadra. Celebració­n y respiro. Por poco tiempo

Un minuto después, Rudiger sacó bajo palos un disparo de Xavi Simons al que ya no llegaba Lunin. El alemán se giró hacia la grada, cerró los puños y celebró su brillante acción defensiva como un gol en la final de un Mundial. Sabía que venía un epílogo de desfibrila­dores.

En el 69, los alemanes por fin recibieron una pequeña recompensa a su excelente eliminator­ia. Centro de Raum y remate de cabeza de Orban, que le ganó con facilidad el duelo a Nacho. 1-1 y nervios. Muchos nervios.

Como en casi toda la eliminator­ia, le faltó acierto a los germanos para llevar la eliminator­ia a la prórroga. Olmo, con un larguero en el 91 estuvo a punto de hacerlo. El Leipzig murió con honor, en área del Madrid. El Madrid pasó con deshonra.

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// REUTERS Vinicius celebra su gol anoche frente al Leipzig

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