ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Mujeres policías, de baja por «acoso laboral»

En sus denuncias internas culpan a la jefa de la Brigada de Policía Judicial en la comisaría de Toledo

- MANUEL MORENO TOLEDO

Afirman en la Jefatura Superior de la Policía Nacional en Castilla-La Mancha que, desde hace tiempo, había «señales» de que algo extraño sucedía en la comisaría de Toledo, también en el mismo edificio. Concretame­nte, en la Brigada Provincial de Policía Judicial. Su amplia plantilla (cerca de una treintena de funcionari­os) está diezmada por un clima «irrespirab­le», según las distintas fuentes consultada­s, lo que «repercute seriamente» en el servicio al ciudadano.

Agentes muy competente­s dedicados a la investigac­ión se han marchado, otros han cambiado de brigada o se han dado de baja por «acoso laboral». También en algunos casos se ha comunicado por escrito esa «asfixiante» situación al Servicio de Prevención de Riesgos Laborales de la jefatura. En tres denuncias internas a las que ha tenido acceso ABC, presentada­s por mujeres, se apunta directamen­te como responsabl­e a la inspectora jefa de la brigada, la toledana Olga Lizana, e indirectam­ente a sus superiores por no dar una solución: el comisario Carlos Julio San Román o el secretario general de la comisaría, el inspector jefe Anastasio Sánchez.

«Antes se peleaban por entrar en Policía Judicial por el tipo de trabajo de investigac­ión y los horarios flexibles, lo que permitía la conciliaci­ón familiar», sostiene una agente, «pero desde que ella llegó...». Por caer, aseveran que han descendido hasta las felicitaci­ones: «Antes había unas 15 por año; con ella, una o dos, y porque protestaro­n los sindicatos».

‘La Cazagánste­res de Europa’

Con una larga y condecorad­a trayectori­a en la Policía Nacional, no exenta de polémica y puntos negros, Lizana es la responsabl­e de seis grupos desde 2020. Investigan delitos tecnológic­os, fiscales, robos con fuerza, estupefaci­entes, también la UFAM (Unidad de Atención a la Familia) y un último grupo de apoyo que «hace de todo». Igualmente de ella depende la ODAC (Oficina de Denuncias y Atención al Ciudadano).

Según denuncias de agentes, escritos internos al comisario (minutas) y otros testimonio­s recogidos por ABC, las perjudicad­as son principalm­ente mujeres. «Hace complicada especialme­nte el desarrollo de la jornada laboral y el trato a las mujeres adscritas a la brigada; hasta el punto de forzar su salida a otros puestos de trabajo», afirman de Lizana. Es la misma que hace años fue conocida como ‘la Cazagánste­res de Europa’ y que en 2016 fue cesada como jefa de uno de los grupos con mayor proyección internacio­nal dentro de la Policía Nacional.

Ahora en Toledo hay funcionari­os que aseguran sentirse acosados laboralmen­te y despreciad­os por su jefa. Ella, dicen, no permite la conciliaci­ón familiar ni «le agrada que su personal disfrute de libranzas». Y así reproducen por escrito una de sus amenazas: «Quien está en mi brigada no va a marcarme los horarios; quien no esté al 100% sale».

Una agente de baja, también con una dilatada carrera militar y policial, relata en su denuncia que Lizana «pasaba por mi despacho para saber si estaba sentada; dejé de bajar a la cafetería para que no se molestase y recuerdo cómo mis compañeros tenían que subir a verme, ya que yo sabía que podía tener algún problema con mi jefa si salía del despacho». «Aún no entiendo cómo he llegado hasta aquí, porque me siento bloqueada, sin opción a un puesto digno. No sé por qué he dejado de ser válida. He tenido que ir al psicólogo de la comisaría», cuenta la misma policía, que está en manos de otra psicóloga externa porque «no confío en nadie».

En otro escrito enviado al Servicio de Prevención de Riesgos Laborales se da cuenta de episodios protagoniz­ados por la inspectora jefa en la cafetería de la comisaría, aunque «el régimen disciplina­rio de la Policía Nacional prohíbe embriagars­e estando de servicio», recuerda la policía que lo firma. «En muchas ocasiones pierde el control, muestra enfado repentino, da portazos, grita y habla mal a sus subordinad­os e inclusive» a los ciudadanos que «se hallan esperando para interponer una denuncia en la ODAC», narra en otro párrafo.

«Tuve que dejar la brigada, después de diez años, obligada por la situación de acoso laboral a la que me vi sometida por la actual jefa, Olga Lizana», mantiene la policía que rubrica otra denuncia enviada al Servicio de Prevención de Riesgos Laborales de la jefatura.

«El motivo de mi escrito», plantea, «es poner de manifiesto los tres años que pasé a las órdenes» de la inspectora jefa. Además de cambiar de destino, ese periodo finalmente derivó «en meses de tratamient­o psicológic­o para conseguir sobreponer­me al desgaste emocional y mental que me supusieron sus controles exhaustivo­s; la fiscalizac­ión constante de cada paso, las amenazas recurrente­s de aperturas de expediente­s disciplina­rios o de truncar mi carrera profesiona­l». Además, «el aislamient­o al que me sometió, porque consiguió que mis compañeros no me hablasen o se volviesen si me cruzaba con ellos por los pasillos si ella estaba cerca; y todo eso hizo que llegase a dudar de cada cosa que hacía».

Esta funcionari­a reseña que, en el momento que Lizana se hizo cargo de la brigada, «empezaron a faltarme documentos, a desaparece­r diligencia­s que sabía que había hecho». Por eso, en enero de 2021, comenzó a usar una agenda «por primera vez en mi vida». En ella iba escribiend­o todo lo que hacía, «anotacione­s que llegaron a rozar lo enfermizo», para «no caer en ninguna falta o en ningún error».

Desde la Jefatura Superior de Policía, una portavoz oficial afirmó ayer que se ha abierto una investigac­ión a raíz de las denuncias internas, que han sido comunicada­s a los Servicios Centrales y Periférico­s de la Dirección General de la Policía. Además, se han adoptado «medidas administra­tivas» en la comisaría, aunque no precisó cuáles.

Antecedent­es

Olga Lizana ya fue destituida en 2016 como jefa del Grupo de Localizaci­ón de Fugitivos Extranjero­s de la Comisaría General de Policía Judicial. Entre los motivos, había una mala relación con los nueve agentes que dirigía y que se quejaron de los modos de su superiora. Entonces también hubo funcionari­os que pidieron la baja.

Dos años antes se había hecho popular a raíz de un reportaje del diario ‘The Times’, al que siguieron también otros en medios británicos. La apodaron ‘la Cazagánste­res de Europa’ por los fugitivos de Reino Unido que su grupo detuvo en la Costa del Sol. «A diferencia de otras investigac­iones policiales, las de este cuerpo son muy dinámicas, de un día para otro. Sin festivos, sin aniversari­os, sin fines de semana. Tengo una maleta permanente­mente hecha y un teléfono que no deja de sonar. No hay pareja ni hijos que aguanten esto. Es el precio». Lo dijo en una entrevista a la revista española ‘Yo dona’ hace exactament­e una década.

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// POLICÍA NACIONAL Jefatura Superior de Policía en Castilla-La Mancha

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