ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Mariana Enríquez
La autora bonaerense regresa al cuento gótico y fantasmal con ‘Un lugar soleado para gente sombría’
A Mariana Enríquez (Buenos Aires, 1973), ‘tote bag’ de Lana del Rey al hombro y colgante de la ‘red right hand’ de Nick Cave en el cuello, le han montado una gira por España que se parece más a la de una estrella del rock que a la de una escritora. En la sede de Anagrama se respira, casi se masca, la expectación. Todo el mundo quiere saludarla; al equipo de La Central, de visita por las instalaciones de la editorial, se le hace la boca agua; e incluso ‘el jefe’ italiano, Carlo Feltrinelli, se deja caer por ahí para decir ‘ciao’. No es para menos: cinco años después de ganar el Herralde con ‘Nuestra parte de noche’, la argentina, reina madre del terror y la literatura fantástica anclada a la realidad, regresa con una espeluznante colección de cuentos poblada por fantasmas, hoteles endemoniados, sexo espectral y ecos macabros de la dictadura argentina.
—¿Es el terror su lugar seguro?
—Definitivamente. Además, me permite crecer, hacer diferentes lecturas. Estos cuentos, por supuesto, tienen mis obsesiones de siempre, pero ya el autor que está ahí y las voces son de una persona más grande. Mi primer libro, ‘Los peligros de fumar en la cama’, es muy de miedos adolescentes, y me preguntaba mucho si después el género podía envejecer, ya que durante toda la vida uno padece miedos. El secreto del terror es que es como un ensayo, te prepara para los miedos reales.
—¿Cuáles diría que son esas obsesiones recurrentes?
—Lo social llevado hacia lo fantástico; los fantasmas, que es algo que me obsesiona mucho, las enfermedades mentales y el deterioro del cuerpo. También cierta idea de belleza y una realidad destruida o irrumpida por lo sobrenatural en la que cada vez es más difícil saber qué es real.
—Vuelve al cuento después de la novela ‘Nuestra parte de noche’ y después también de ‘Porque demasiado no es suficiente: mi historia de amor con Suede’. ¿Se entendería a Mariana Enríquez sin una de estas patas? ¿A la lectora de Stephen King sin, pongamos, la fan de Suede o Manic Street Preachers?
—Ese libro de Suede, por ejemplo, tiene apartados donde analizo el fanatismo por Lord Byron o Liszt. La cultura pop, la música, la literatura más alta o más baja, forma como una especie de constelación que va cambiando según mis intereses.
—Por cierto, ¿existen realmente comunas en las que la gente tiene sexo con espíritus?
—Existen, sí. Yo sabía de una en Arizona. Pero la asociación que aparece en el cuento tiene el nombre de una ocultista, Marjorie Cameron, que decía que se quedó embarazada de su marido muerto. Hubiese sido el primer hijo de fantasma y persona. En California, cerca de los Manson y de toda la mística psicópata de esa época.
—Luego está ‘Los himnos de las hienas’, relato que, con sus torturas y sus fantasmas, se podría haber llamado perfectamente ‘Pesadilla en Sans Souci de Tandil’. ¿Es esta la única manera de poder contar los años de la dictadura?
—Para mi generación sí. Una genera
—Y ahora, ¿es el terror lo que mejor explica la realidad de Argentina?
—Si te soy sincera, creo que el terror es el género que mejor la explicó siempre. Y sobre todo el fantástico, y el absurdo. Este momento tiene sus características particulares que para mí tienen que ver con un límite. Con un límite al que llegó la gente, con una elección por el extremo, y por un jefe de Estado que toma decisiones muy extremas todo el tiempo, lo que hace que sea una situación tensa y muy extraña. Es un gobierno que va muy rápido, así que a mi me tiene un poco pasmada y abombada. Me parece un momento muy confuso. Y sí, por supuesto, la confusión tiene mucho que ver con el terror.
«Estos cuentos tienen mis obsesiones de siempre, pero ya el autor y las voces son de una persona más grande»