ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Primer trasplante de un riñón de cerdo humanizado a un paciente vivo en EE.UU.
Es el primer paso para poner fin a la escasez de órganos humanos y la diálisis
«Era de verdad el riñón más bonito que había visto en toda mi vida». Lo decía ayer desde Boston el cirujano Tatsuo Kawai, que habrá visto miles de riñones por dedicarse a la labor compleja de trasplantarlos a pacientes. Pero el órgano al que se refería Kawai, rodeado del equipo médico que ha conseguido un hito monumental en la historia de la medicina, es muy especial: es el primer riñón de un cerdo que se trasplanta a un paciente vivo.
Ocurrió en una sala de operaciones del Massachusetts General Hospital (MGH) hace un par de semanas y supone el mayor avance hasta la fecha en el sector de los exotrasplantes, la utilización de órganos animales en seres humanos. Y una esperanza para millones de personas que se enfrentan a la escasez de órganos que necesitan para sobrevivir.
Hasta el momento se había conseguido implantar riñones de cerdo funcionales en pacientes en muerte cerebral en dos experimentos en la Universidad de Nueva York y en la Universidad de Alabama. También se han trasplantado dos corazones de cerdo en la Universidad de Maryland, pero ambos pacientes, con una enfermedad muy avanzada, fallecieron poco después.
Produce orina
El paciente que ha recibido el riñón de cerdo se llama Richard Slayman, tiene 62 años, trabaja en el Departamento de Transportes del estado de Massachusetts y ha sufrido problemas renales desde hace más de una década. Queda por comprobar el desempeño del órgano a largo plazo, pero de momento, el trasplante ha sido un éxito: empezó a funcionar desde que fue insertado y produjo orina con normalidad. Según han asegurado los médicos, Slayman ya da paseos por los pasillos del hospital y podría ser dado de alta en pocos días.
Su caso no es nada raro. Se estima que cerca de 800.000 personas dependen de la diálisis para sus funciones renales en EE.UU. y hay 100.000 en lista de espera para recibir un riñón que mejore su calidad de vida y evite complicaciones que acaben en fallecimiento temprano. Según aseguró el doctor Leonardo Riella, director médico para trasplantes de riñón de MGH, «solo hay cerca de 20.000 trasplantes de riñón disponibles. Cada semana, tenemos que sacar a pacientes de la lista de espera porque ya están demasiado enfermos como para someterse a un trasplante. Hoy ofrecemos un atisbo de esperanza a todos los pacientes».
Si el caso de Slayman no es especial, sí lo es el órgano que acaba de recibir. Proviene de un cerdo modificado genéticamente para evitar el rechazo inmediato que produciría un órgano de cualquier animal en el ser humano.
Joren Madsen, director del Centro de Trasplantes de MGH, explicó que se ha conseguido evitar el rechazo con tres métodos: la modificación genética del riñón del cerdo, retocado con la técnica de edición genética CRISPR, a través de la que se eliminaron tres genes del cerdo y se insertaron siete genes humanos; el uso de «nuevos anticuerpos monoclonales efectivos específicamente para reducir la respuesta inmune ante el tejido del cerdo»; y los ensayos previos con primates no humanos para desarrollar protocolos para la implantación en pacientes vivos.
El riñón del cerdo ha sido desarrollado por eGenesis, una empresa de biotecnología. Su consejero delegado, Mike Curtis, detalló que una de las modificaciones genéticas en los cerdos tiene que ver con la «desactivación de los retrovirus endógenos presentes en el genoma de todos los cerdos» y aseguró que el trasplante en Slayman «es solo el comienzo para los pacientes en todo el mundo que sufren de fallos renales».
La ciencia ha logrado perfeccionar el trasplante desde hace décadas. En la presentación a la prensa del logro, sentado en primera fila, no faltó, a sus 99 años, el doctor Paul Russell. Él creó en 1963 el programa de trasplantes en este hospital de Boston, casi una década después de que, en ese mismo lugar, se hubiera conseguido el primer trasplante exitoso de riñón.
«Doctor Russell, no sé si usted se imaginó alguna vez que llegaría a ver un xenotrasplante», le preguntó el doctor Riella cuando respondió a preguntas sobre si este avance supondrá que los pacientes no tendrán que depender en el futuro de la diálisis. «Yo espero que en el futuro de mi carrera no tenga que ver diálisis excepto para periodos muy cortos y en circunstancias especiales».