ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Un cambio climático, posible causa de los molinos de La Mancha
La tesis doctoral de la historiadora Leonor Parra versa sobre el clima en la Edad Media en esta comarca
Una tesis doctoral realizada por Leonor Parra Aguilar, contratada postdoctoral del Departamento de Geografía de la Universidad Autónoma de Madrid, demuestra que el paso del Periodo Cálido Medieval a la Pequeña Edad de Hielo provocó la construcción de los molinos eólicos de La Mancha.
Con el título ‘Hombre, paisaje y clima durante la Edad Media en los territorios de la Orden de Santiago en La Mancha Alta’, Parra demuestra tres periodos climáticos: el Periodo Cálido Medieval, cálido y húmedo, que se dio del siglo XII al XIV incluido; la Transición Climática Bajomedieval, durante el siglo XV y los primeros 30 años del siglo XVI, y la Pequeña Edad de Hielo, fría y árida, la cual comenzó en el siglo XVI.
Según explica la historiadora a ABC, «fueron unos siglos de bonanza climática los que produjeron la existencia de 159 pequeñas poblaciones en los territorios que dependieron de la Orden de Santiago en La Mancha Alta. Del siglo XII al XIV, se produjeron temperaturas más elevadas que las actuales, entre los 16 y los 18 ºC de media anual. Pero, aunque hacía técnicamente más calor, las temperaturas se repartieron anualmente de tal manera, que resultaban suaves para los habitantes de estas tierras».
Los indicadores climáticos de origen indirecto estudiados han revelado que existía una predisposición a que no helara: las temperaturas no bajaban de 0ºC y tampoco estaban por encima de los 35ºC. «Eso permitió -a su juicio- que algunas enfermedades como el ergotismo o Fuego de San Antón y la rabia se extendieran por estas zonas, provocando un fervor popular a San Antonio Abad y a Santa Quiteria. Igualmente, las aves migratorias como las grullas, vivían de forma permanente en las ya inexistentes Tablillas del Záncara así como los osos tenían temporadas de hibernación más cortos que los vistos en el siglo XX».
Pero no sólo existieron unas temperaturas más elevadas, las precipitaciones también fueron sensiblemente más cuantiosas, indica. «Si actualmente, en esta zona de La Mancha, llueve al año una media inferior a 600 mm anuales, en este periodo cálido se superaban los 800 mm de forma notable. Esto provocó que La Mancha no fuera esa zona árida que conocemos hoy en día. La documentación medieval ha evidenciado un paisaje muy diferente, verde, lleno de prados y pastos que alimentaban el gran negocio que se organizó en torno al pastoreo ovino y, por lo tanto, en torno a La Mesta. Los campos se mostraban como un vergel, pero los ríos también recibían esas precipitaciones definiendo un caudal muy superior», afirma.
Así, esta investigadora ha observado cómo se edificaron decenas de molinos hidráulicos en las riberas de los ríos Tajo y Gigüela, los cuales iban a perder su utilidad durante el siglo XV. «Poco a poco -cuenta- los ríos fueron perdiendo aquel cuantioso caudal provocado por el Periodo Cálido Medieval. Se considera que durante el siglo XV se dio un cambio de un periodo climático cálido y húmedo a otro frío y árido».
La autora, Leonor Parra, ha llamado a este cambio ‘Transición Climática Bajomedieval’, ya que tuvo algo más de un siglo de duración, siendo tan relevante