ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Sepultados bajo las ruinas de Gaza: «Es imposible sacarles»
Lo más duro es escuchar sus voces, su llanto desesperado, los gritos de auxilio. Respondemos y tratamos de enviar ánimos, pero sabemos que no podemos ayudarles. No tenemos herramientas para sacar a quienes han quedado bajo los escombros, sólo contamos con nuestras manos, picos y palas. Vuelves al día siguiente y siguen allí, con la voz cada vez más leve, hasta que se apaga», Mueyn Aleysh se rompe cuando habla de su trabajo diario al norte de Gaza. Tiene 59 años y trabaja con Emergencias y Bomberos, un servicio que antes funcionaba con el teléfono 101 y que ahora está colapsado. «Mi trabajo es salvar vidas y me siento culpable por no poder hacerlo», afirma con pena.
Israel ha convertido Gaza en «el cementerio más grande al aire libre», en palabras del jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell. Cada vez que el Ministerio de Salud en la Franja actualiza el número de muertos, que ya supera los 32.000, los israelíes se apresuran a precisar que esta es una cifra ofrecida por Hamás. Sin embargo, tanto la ONU como el propio Joe Biden dan por fiable la estadística. El Ejército israelí estima que ha matado a entre 11.500 y 13.000 milicianos en su intento de erradicar a Hamás del enclave. No hace balance de civiles.
El número final de muertos será aún mucho mayor, ya que los responsables gazatíes calculan que son al menos 7.000 los desaparecidos bajo los escombros, una cifra que no actualizan desde noviembre. El Comité Internacional de Cruz Roja (CICR) afirma haber recibido 5.118 informes sobre personas desaparecidas entre octubre y febrero. Muchos desaparecieron bajo los escombros tras los ataques aéreos, otros fueron detenidos en puestos de control israelíes mientras huían hacia el sur o intentaban regresar al norte y algunos, simplemente, salieron un día de casa y nunca regresaron. Pasados seis meses de guerra, el Ministerio de Salud ha colgado un formulario en Google para completar la lista de nombres de muertos y desaparecidos.
Tras el brutal ataque de Hamás del 7 de octubre, que costó la vida a 1.200 personas, Israel lanzó una operación que arrancó con bombardeos masivos al norte de la Franja. El Ejército borró barrios enteros del mapa y los edificios, muchos de ellos de gran altura, se convirtieron en la tumba para miles de familias. En la Franja no hay maquinaria y herramientas para poder rescatar a supervivientes o cuerpos bajo los escombros y son los propios familiares y vecinos quienes intentan hacerlo. Se trata de un trabajo casi imposible, bajo la amenaza de nuevos bombardeos y sin esperanza, ya que aunque se localice a alguien herido, no hay apenas ambulancias que evacuarle a un hospital. Es la impotencia absoluta que describen profesionales como Aleysh.
Para las familias no es fácil saber el número de personas desaparecidas. El edificio de la familia Awad, en la calle número 3 del distrito de Sheikh Radwan de la Ciudad de Gaza, fue uno de los que Israel arrasó en los primeros días de la guerra. Tenía seis plantas y en cada una de ellas vivía un hermano. Yasir Kahil, de 26 años, se casó con una de las hijas de la familia y cada cierto tiempo regresa a las ruinas del edificio para ver si algo ha cambiado y pueden sacar el cuerpo de algún pariente.
«Tenemos al menos a cincuenta familiares sepultados. En aquellos días habían llegado otros miembros de la familia para estar con nosotros y no sabemos nada de ellos. Pasamos una semana entera intentado remover escombros con las manos, pero era imposible», explica el joven a los pies de lo que antes era un edificio de seis plantas en medio de una calle popular gracias a la presencia del restaurante Suma. Hoy el aspecto es fantasmagórico. Los supervivientes de los Awad se fueron al sur de Gaza siguiendo las órdenes de evacuación de Israel. La muerte les persiguió hasta Rafah y sufrieron un nuevo bombardeo. Kahil calcula que han perdido más de cien familiares
Los bombardeos israelíes han borrado en seis meses de guerra. La lista de desaparecidos bajo los escombros del enclave se estima que supera los 5.000
Cuerpos en descomposición
No muy lejos de la casa de los Awad se encuentra el edificio de los Hamuda, en la calle Al Jalaa de este mismo distrito de la principal ciudad de la Franja. Esta casa fue bombardeada hace apenas diez días y el olor de los cuerpos en descomposición impregna toda la zona. Anas Shantaf, de 17 años, vive en un edificio próximo y asegura «sentir mucha pena porque eran buena gente, tenían un negocio de suministros eléctricos en el bajo y siempre estaban dispuestos a ayudar». En la casa de los Hamuda vivían diecinueve personas y quince de ellas siguen bajo los escombros. Shantaf explica que «intentamos sacarlos por todos los medios a nuestro alcance, pero no podemos. Hemos contactado con excavadoras, pero no tienen gasolina. Cuando encontramos gasolina, el precio es desorbitado y el de la excavadora pide una fortuna por cada hora de trabajo. Es imposible».
«No tenemos herramientas para sacar a quienes han quedado atrapados, sólo contamos con nuestras manos, picos y palas»