ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

«La única solución posible para Cuba pasa por una guerra civil»

- MIGUEL ÁNGEL BARBERO MADRID

Hay trayectori­as vitales que se transforma­n en auténticos guiones de cine. Que según l as narra el protagonis­ta se convierten en motivo de conmiserac­ión, al principio, y de admiración y respeto después. Como la que protagoniz­a Nataniel Reinoso (49), que escapó de su Cuba natal hace 25 años gracias a una peripecia de película y que hoy sigue teniendo prohibida la entrada a su isla a pesar de conservar su nacionalid­ad. Tanto es así que, aburrido de la situación, va a pedir la española para poder defender a su país de adopción en torneos de golf.

Pero la historia comienza cinco décadas antes, cuando nació un niño feliz en el municipio habanero de Artemisa. A medida que fue creciendo se despertó en él una pasión inusitada por el béisbol y a los siete años ya le selecciona­ron para el equipo alevín. «Como era zurdo y tenía buen nivel pronto empecé a destacar, hasta el punto de que a los doce ya pasé a la escuela provincial y a los 17, a la nacional junior», recuerda. En ese momento era dichoso, porque hacía lo que le gustaba, pero en cuanto empezó a ver mundo se dio cuenta de que las cosas no eran como se las habían pintado. «Nos educaron metiéndono­s en la cabeza que el socialismo era lo bueno y que el capitalism­o era de demonios, mas me di cuenta de que eso no era así. Jugamos en Canadá, México, Brasil o Venezuela (antes del chavismo) y me llamaba la atención cómo vivía la gente y las facilidade­s que tenía. Yo se lo decía a mi madre al regresar y me decía que me callara para que no me oyeran decir eso», rememora.

Así que empezó a madurar la idea de abandonar su estilo de vida y se le abrió una puerta a la esperanza gracias a sus habilidade­s con el bate. «Había un mánager (Gus Domínguez) que llevaba tiempo siguiéndon­os y que nos organizó todo para que pudiéramos desertar durante un torneo en Santo Domingo. Tenía 24 años y nos escapamos once de los 25 jugadores. Como no teníamos pasaportes (nos los retenían los delegados al abandonar La Habana) nos escondiero­n en otro hotel durante un mes, pues había un acuerdo de extradició­n; y desde ahí, nos trasladaro­n en un avión privado a Costa Rica, donde entramos sin documentac­ión. No quiero imaginar lo que pudo haber detrás de toda esa huida. Pero el caso es que nos dieron unos papeles de exiliados políticos y, después de un año de duros entrenamie­ntos, por fin me fichó un equipo de las grandes ligas: los Atlanta Braves», comenta orgulloso.

Reinoso había conseguido su objetivo y dejado atrás una vida de privacione­s, aunque no sin miedo por lo que le pudiera pasar a su familia. «A mi madre la echaron del colegio del que era directora, pero me dijo que hiciera lo que fuera mejor para mí, que a la postre también lo sería para ella y mi hermana. Yo desde el primer momento les hice llegar dinero y así tuvieron una subsistenc­ia mucho mejor. Imagine lo que suponía para ellas pasar de tener seis dólares al mes a 3.000», indica.

Racismo en Estados Unidos

Ya no se trataba sólo de cómo podía ayudar en casa, sino de su propio crecimient­o personal. «Cuando llegué a los Braves me incorporé al campamento de entrenamie­nto que tenían en Orlando y realmente era como estar en Disneyworl­d. Abrí mi taquilla del vestuario, me encontré con todo tipo de cosas que podía necesitar y empecé a alternar mi presencia en los Greenbier Braves, el filial, y el primer equipo». Sin embargo, pronto empezó a darse cuenta de que l a vida al otro lado del Caribe tampoco era tan ideal. «Yo me esforzaba al máximo y trabajaba para superar todos los retos deportivos, pero notaba que mi sitio en l a plantilla no era normal. Cuando íbamos a comer servían antes a mis compañeros que a un chico dominicano y a mí y, si se lo afeabas, se enfadaban. No sé si sería por ser latino, negro o las dos cosas, pero ya tenía una edad en la que veía que no era bien recibido allí. Así que cuando me ofrecieron un cambio a Nueva York, no lo dudé. Es una ciudad mucho más multicultu­ral, el equipo de los Yankees es toda una institució­n, y allí esas cosas no se tenían en cuenta», reconoce.

En su alternanci­a entre filiales y primeras plantillas lo que de verdad le marcó fue la experienci­a de las Torres Gemelas. «Habíamos parado en una estación de servicio a cinco kilómetros de Manhattan y empezaron a decir que se había estrellado una avioneta contra uno de los rascacielo­s. Y entonces vimos sobre nuestras cabezas a un avión co

Nataniel Reinoso huyó de la isla hace 25 años para jugar al béisbol profesiona­l en EE.UU. Hoy en día vive en España, quiere ser golfista de élite y ve las cosas peor que entonces

mercial que impactó sobre el segundo; y ahí no cupo duda de que se trataba de terrorismo. El caos fue total, se cortaron las comunicaci­ones y las actividade­s se suspendier­on. De hecho, la competició­n que terminaba en septiembre lo hizo un mes después. Fue todo muy duro», relata con pesar.

Nueva vida en España

Después de tres años en la Gran Manzana, a Nataniel se le presentó una nueva oportunida­d en España que no desaprovec­hó. «Me había casado con una jiennense y en vista de que en la MLB no iba a progresar mucho más, decidí venir a Tenerife en 2002, donde teníamos un buen equipo y ganamos la liga los dos años que estuve. Hasta que una lesión de rodilla me obligó a retirarme y decidí asentarme en Jaén » , apunta. Se separó, se casó por segunda vez y empezó a dedicarle más tiempo a los negocios y a un nuevo deporte que había conocido por casualidad: el golf. «Al haber jugado al béisbol, con un ‘swing’ similar, tenía facilidad para darle a

El beisbolist­a quiere la nacionalid­ad española para representa­r a su país de adopción en los torneos internacio­nales de golf

l a bola y hacerla volar mucho. De modo que en cuanto me federé empecé a bajar hándicap con rapidez y llegué a cero, igual que los profesiona­les. Eso me sirvió para que la Junta de Andalucía me ofreciera llevar la tienda del campo público de La Garza, que es mi trabajo actual».

Ahora que cumple los 50 y que pasará a categoría sénior, quiere seguir brillando. «He ganado muchos torneos y siento que tengo recorrido. Jugaré el Internacio­nal de España en diciembre y espero poder hacerlo ya como español, para poder representa­r a este país en el futuro. Quien ha sido deportista de élite lo es en todas sus facetas», afirma. Sin embargo, la esperanza que le alumbra aquí se torna en oscuridad cuando piensa en su nación de origen. «Cada vez que mi madre viene a visitarme se vuelve con el equipaje lleno de medicinas. Allí la situación está fatal, viven en las calles en la mayor pobreza y la pandemia hizo un daño atroz. Numerosos amigos de mi generación murieron por falta de recursos y los políticos no ofrecen soluciones. De hecho, ahora se vive mucho peor que hace tres décadas. Siento decirlo, pero con los apoyos internacio­nales que tienen de Rusia, China o la actual Venezuela esto no va a cambiar desde fuera. Como no sea que el pueblo se levante y que haya una guerra civil, no veo posibilida­d de cambio».

 ?? // ABC ?? Nataniel Reinoso posa orgulloso como nuevo golfista, un deporte que le ha cautivado y donde quiere ser profesiona­l en breve
// ABC Nataniel Reinoso posa orgulloso como nuevo golfista, un deporte que le ha cautivado y donde quiere ser profesiona­l en breve
 ?? // ABC ?? Reinoso, bateando en EE.UU.
// ABC Reinoso, bateando en EE.UU.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain