ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
La defensa en la Policía: una asignatura pendiente
El gimnasio Cobrinha, en el norte de Madrid, recibe a numerosos agentes de las Fuerzas de Seguridad del Estado que tienen que formarse por su cuenta en técnicas de lucha ante la falta de formadores en el Cuerpo
«En algún momento del servicio puede que tenga que reducir a alguien con un cuadro de esquizofrenia que quiere agredir a un familiar suyo. ¿Qué herramientas tengo?», se pregunta un agente de la Policía Nacional. Denuncian falta de formación en técnicas de lucha dentro del propio Cuerpo, lo que no les permite afrontar situaciones donde tienen que sujetar a una persona con la seguridad que otorga dominarlas. Esto hace que muchos agentes se preparen por su cuenta.
Un ejemplo. Entre todos los alumnos que recibe Bagdulio Boy, responsable de la escuela de brasilian jiu jitsu (BJJ) Cobrinha en el norte de Madrid, muchos son miembros de la Policía Nacional. Mientras él escucha, pues en esta disciplina el respeto a la autoridad y al linaje es fundamental, su maestro, Márcio ‘Sapo’ Cardoso, explica arrodillado en el tatami del gimnasio que este deporte –básico para cualquier luchador de Artes Marciales Mixtas (MMA)– es un «proceso constante para evitar que el rival escape y conseguir llevarlo hasta la sumisión». También al contrario.
Defiende la efectividad de este arte, el que mejor conoce, para «finalizar» al oponente en comparación con otros, pero advierte, es una de las disciplinas más «frustrantes de aprender» por la cantidad de estudio que requiere y por la necesidad de «adaptarla al biotipo», al cuerpo de cada persona. Además, afirma que el entrenamiento en distintos estilos de lucha debería ser constante en la preparación de las Fuerzas y Cuerpos