ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Seis meses de guerra con miles de muertos y una destrucción masiva, pero sin paz a la vista
Las víctimas y la crisis humanitaria no ponen fin a las hostilidades en Gaza
Hace seis meses, sucedió lo impensable. Un error inaudito de la Inteligencia israelí facilitó que los terroristas de Hamás cruzaran el 7 de octubre de 2023 la verja de separación de Israel con la franja de Gaza y penetraran en el sur, donde llevaron a cabo una matanza sin precedentes: idílicos ‘kibutz’ arrasados, viviendas con las paredes cubiertas de sangre y agujereadas por las balas, jóvenes tiroteados en los alrededores de un festival alternativo y hombres armados que desfilaban con impunidad y euforia por calles con olor a muerte.
Como una nube de tormenta, el rumor de guerra que cubrió todo Oriente Próximo aún no se ha disipado.
Cifras de una tragedia
Aunque las cifras no estuvieron del todo claras durante las primeras semanas –las labores de identificación de los cadáveres no fueron fáciles–, finalmente se ha establecido que 1.200 personas murieron y centenares resultaron heridas en los atentados del 7 de octubre. La incursión terrestre en la Franja, la respuesta del Ejército israelí al ataque, ha causado más de 33.000 muertos –en su mayoría, mujeres y niños–, según las cifras del Ministerio de Sanidad de Gaza, controlado por Hamás. La operación israelí, que ha avanzado de norte a sur, ha provocado la destrucción masiva de ciudades, viviendas e infraestructuras en uno de los lugares más densamente poblados del mundo (alrededor de 5.500 habitantes por kilómetro cuadrado).
Por desgracia, lo más probable es que la cifra de muertos y heridos crezca en las próximas semanas. Las posibilidades de una tregua no parecen cercanas, a pesar de la creciente presión sobre Tel Aviv para encontrar una solución al conflicto que acabe con la sangría de civiles. La semana pasada, la muerte de siete cooperantes de la oenegé del chef José Andrés provocó que el primer ministro Benjamin Netanyahu aceptara abrir de manera temporal el paso de Erez y el puerto de Ashdod con el propósito de aliviar la crisis humanitaria que sufre la Franja, pero la fuerza real de esas medidas para consolar el hambre, miedo y penurias de la población no está clara. Sobre todo, teniendo en cuenta que la posible ofensiva israelí contra Rafah podría causar una tragedia.
Según datos del Fondo de Población de la ONU, 1,7 millones de palestinos han sido desplazados desde el comienzo de la operación terrestre. Además, unas 155.000 mujeres embarazadas o que acaban de ser madres se enfrentan a serias dificultades para seguir con vida y sacar adelante a sus hijos. La destrucción de hospitales agrava las evidentes dificultades.
Mientras tanto, Israel continúa buscando a sus rehenes. De los 253 cautivos, 109 han vuelto vivos a casa. Otros han muerto debido a las hostilidades y cerca de un centenar sigue en algún lugar de Gaza.