ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
«Los niños aprenden de la relación y los traumas de sus padres con el dinero»
De Santiago aboga por hacer la educación financiera más accesible, eficiente y divertida
Por unos días, Natalia de Santiago ha dejado su recóndito refugio en los Alpes, en donde trabaja y vive con su familia, para venir a España y presentar su último libro, ‘M. O. N. E. Y. Academy’, con el que pretende atraer al público infantil y explicarles maquiavélicamente los fundamentos de la economía. La obra de esta divulgadora y emprendedora, autora de dos manuales prácticos ‘Invierte en ti’ e ‘Invierte con poco’, dirigidos al público adulto, llega después de haber detectado una enorme necesidad y falta de educación financiera en los niños. «Cuando somos pequeños no nos cuestionamos cómo se obtienen las cosas... El Ratoncito Pérez te trae dinero por cada diente que se te cae; los Reyes Magos son generosos cada 6 de enero a poco que te portes bien; tus abuelos siempre te dan algo para comprar chuches o la tarjeta de crédito de mamá hace magia en los comercios… A los padres se nos olvida explicar que las cosas no son tan obvias como parecen pero, sin educación financiera, los hijos crecen y se convierten en adultos frustrados», advierte.
—Cada vez se habla más de la educación financiera pero, ¿todavía no es suficiente?
—El tema no está para nada solucionado en el colegio, que es donde se debería impartir la asignatura y cuando se da la clase, es optativa y no está necesariamente orientada a las finanzas personales, sino a los conceptos más empresariales. Pero sin esa formación, esas carencias que tienen muchos mayores se perpetúan en las nuevas generaciones. Así que, cuanto antes empecemos, mejor, más disgustos ahorraremos a los adultos futuros.
—La novela está escrita bajo
un esquema parecido al de el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. ¿Cuál es el mensaje que quiere dar?
—Opté por esa estructura porque me pareció el vehículo más idóneo para ‘engañarles’. Es muy importante que aprendan este tipo de conceptos de forma amena. Quiero despertar esa curiosidad, esas ganas de aprender, y para eso he ‘maquillado’ un poco los términos económicos y he utilizado el humor, para engañarlos básicamente. La cuestión es que se den cuenta de que las cosas no son siempre tan obvias como parecen y que el tiempo y el esfuerzo tienen un valor. Se dan muchas cosas por sentadas que, si las tuviéramos que pagar nosotros, nos costaría mucho esfuerzo o sería imposible. Se trata de invitarles a reflexionar.
—En ese sentido, ¿pueden resultar negativos los comentarios escuchados en casa so
bre lo difícil que es llegar a fin de mes?
—Es que la familia está educando todo el tiempo, aunque no lo esté haciendo específicamente en finanzas. Los menores aprenden de lo que escuchan, de los comportamientos y de la relación de sus padres con el dinero. Entonces, si estos no lo hacen consciente y proactivamente, lo que están transmitiendo son sus traumas y perpetuando sus carencias.
—Para que esta educación sea en clave positiva, ¿por dónde pueden empezar los progenitores?
—Por formarse. Cuanto más formados estén, mejor será la educación financiera que van a transmitir a sus hijos. También es importante poner e tema sobre la mesa.
—El dinero sigue siendo un tema tabú.
—Hay que hablar de números abiertamente, y contarles las cosas tal y como son, de una forma gradual. Con las finanzas ocurre lo mismo que con la salud mental, que compartir tu experiencia puede ayudar a otros. Así, puede suceder que tengas un problema con la hipoteca, pero si explicas cómo te has enfrentado a la situación, les estás dando una referencia para proceder. Mi padre siempre decía: ‘De las cosas del dinero hay que ocuparse, no preocuparse’.
—Como experta financiera, ¿qué otras medidas recomienda poner en marcha con los hijos?
—Con ellos hay que trabajar en dos áreas fundamentales. Una es en la de los buenos hábitos y el ahorro. Nos sirven la hucha o la paga, siempre y cuando esta sea justita y les obligue a administrarse y planificarse para conseguir un objetivo. Esto les ayudará a entender que si quieren una bici nueva, esta no va a venir empaquetada y lista para disfrutar, sino que tendrán que ahorrar durante un tiempo. En segundo lugar estaría el hecho de posponer la recompensa. Parece una tontería pero es quizás la cualidad que más se corresponde con el éxito en la vida. De hecho, está comprobado: las personas que consiguen entender esto triunfan no solo en sus inversiones financieras, sino en su futuro, con sus estudios, en sus trabajos...
Para muchos menores, cumplir los 18 años es un momento ansiado porque supone cruzar una barrera temporal para acceder a numerosas aspiraciones que hasta la fecha no les estaba permitido realizar. Sin embargo, Víctor Arufe, profesor de la facultad de Educación de la Universidad de La Coruña y director de la Unidad de Investigación del Deporte, Educación Física y Psicomotricidad (Unidef), considera que «son pocos los que reciben una educación suficiente para afrontar los problemas que pueden encontrar en su vida, y especialmente en la emancipación».
Asegura que, en primer lugar, la responsabilidad es de los padres. «Deben garantizar una correcta formación para que los hijos asuman habilidades de forma progresiva hasta llegar a la adultez. Es el mejor legado que pueden dejar a un hijo: ser autónomo, autosuficiente y educado».
Escuela y sociedad
Añade que también es responsabilidad de cada individuo asumir el aprendizaje de ciertas habilidades, así como de la escuela y de la sociedad en su conjunto, puesto que cada vez se permiten más cosas y es más urgente que los jóvenes tengan pensamiento crítico.
Para Arufe hay diez habilidades clave que los jóvenes deben dominar al cumplir la mayoría de edad. son las siguientes: expresarse bien, mecanografía para ahorrar tiempo en las tareas digitales, dominar la información económica para hacer trámites esenciales, reconocer cuáles son las fuentes de información fiables, saber cocinar, en qué consiste una alimentación saludable, hacer la colada, realizar maniobras de primeros auxilios, tener nociones de autocuidado físico y mental y, por último, tener claras las normas de educación y convivencia.
En casa «Posponer la recompensa es la cualidad que más se corresponde con el éxito en la vida»