ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Santiago Domecq se encumbra en Sevilla
Lidia cuatro grandes toros y le piden un indulto; Miranda cortó dos orejas, Garrido una
REAL MAESTRANZA
Se llamaba Tabarro, nació en diciembre de 2019, estaba herrado con el número 30 y a punto estuvo de ser indultado. El toro con el que sueñan los grandes toreros y el toro con el que sueñan los grandes ganaderos. Frente al populismo de quienes alcanzaron el clímax con Coronado –el cuarto–, la clase suprema de este Tabarro, sublimado por el sobresaliente valor de David de Miranda, desmayado y reunido en una faena a cámara lenta, sincronizado con los olés de la Maestranza, una plaza rota ante el grado superlativo de la obra cimera del torero de Huelva. Tabarro no fue indultado, para dolor del ganadero y de muchos aficionados que encalaron en blanco nuclear los tendidos de la plaza, cuando bajo un infernal ruido el excelente animal tiró a tablas en su final. Que se conformó con la ovación en el arrastre, castigado por un presidente que no sacó el merecido pañuelo azul para concederle, al menos, la vuelta al ruedo.
Tabarro –no hay quinto malo– ponía el broche de oro a un tridente extraordinario del ganadero jerezano, aunque ninguno como éste. Y después vendría el sexto. Hasta cinco toros fueron ovacionados en el arrastre, aunque por encima de ese éxito casi inimaginable para cualquier criador de toros bravos, sobresalía un apunte que confirmaba el principio elemental para cualquier profesional del campo: ante la duda, la hechura. Embis
PLAZA DE TOROS DE SEVILLA. Martes, 9 de abril de 2024. Media plaza. Se lidiaron toros de Santiago Domecq, de excelente juego y presentación en su conjunto. Se ovacionaron 1º, 2º, 4º, 5º y 6º. Se pidió el indulto del 5º. JOSÉ GARRIDO, de rosa palo y oro. Estocada (oreja); pinchazo, bajonazo enhebrado y estocada (silencio).
DAVID DE MIRANDA, de sangre de toro y oro. Aviso entre estocada y cuatro descabellos (ovación); pinchazo y estocada (dos orejas). LEO VALADEZ, de celeste y oro. Estocada baja y descabello (ovación); media estocada (silencio).
tieron –con calidad– los que verdaderamente estaban en hechura de hacerlo. Casualmente, los que entraban dentro del molde sevillano. Primero –aunque altito–, segundo, quinto y sexto. La armonía por bandera. Después está el populismo de quienes ovacionaron la salida, y el arrastre, de Coronado. Un toro con la vista cruzada, ofensivo y violento al que José Garrido –algunos dirán que generosamente, yo pienso que fue una torpeza tremenda– lució de lejos en el caballo. Y se escuchaba en la grada aquello de «¡un toro de bandera!». Já. El extremeño, que rayó a un altísimo nivel con el toro inaugural, le daba carnaza a la demagogia. Esos mismos que tras desgañitarse en el arrastre del toro guardaron un silencio sepulcral en la valoración al torero. Y aún quedaba el sexto, con calidad y ritmo, aunque desentendido en su salida.