ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)
Inmigrantes ilegales buenos
‘EL SALTO’
Dirección: Benito Zambrano. Intérpretes: Moussa Sylla, Edith Martínez Val, Nansi Nsue...
Un vistazo a los dramas de la inmigración desde la cámara de Benito Zambrano, uno de los directores con más fuerza y riesgo en la mirada y que aquí cuenta, para situarse ante su historia, con un guion de Flora González Villanueva, el primero que escribe para cine tras una buena lista de ellos para series televisivas, y que se estructura sobre dos ideas, los problemas de la estancia en España de la inmigración ilegal y las tragedias para llegar hasta la valla y cruzar la frontera (el salto del título).
La historia se centra en un joven, Ibrahim, que llega desde Guinea Conakry junto a su novia embarazada, a los cuales recoge el relato ya en España y laboriosos. Es la elección de la película, tanto Ibrahim, como su pareja, como los amigos inmigrantes, son trabajadores, decentes, han venido para prosperar con su esfuerzo y enviar dinero a su familia. No se trata, pues, de un vistazo a la inmigración ilegal que trata de ‘progresar’ mediante el trapicheo y la delincuencia. Como suele ocurrir a veces, los planes se tuercen y la película nos sitúa ante la cara menos amable de la inmigración, esos campos de refugiados en las cercanías de las vallas de Melilla donde malviven cientos de infelices con la esperanza de saltar.
Las intenciones de Zambrano no pueden ser mejores y te implica con los sufrimientos, las injusticias, los abusos y esperanzas de esa gente desposeída de prácticamente todo. Los personajes, Ibrahim y alrededores, están construidos para que notemos que merecen mejor suerte y que veamos el disparate social, burocrático y político de las puertas de Occidente, aunque el mensaje se queda entre ingenuo y tendencioso por la lluvia de bondad sobre la historia y personajes. Elige el riesgo de actores no profesionales para los principales papeles, y eso ayuda a crear cierta verosimilitud en sus intenciones buenistas. También elige Zambrano un tono no excesivamente emocional, contenido, pero su mirada, en esta ocasión, es solo hacia el centro y ni rastro de la multitud de esquinas.