Darth Vader y el césped

Esta semana aterrizó en Madrid la Estrella de la Muerte y de su boca surgió Pep Guardiola deslizándose sin pisar el suelo como cuando uno va de una terminal a otra del aeropuerto sobre esas escaleras mecánicas horizontales en las que parece que levitas. El entrenador del City es nuestro particular Darth Vader, un malo curioso con un pasado terrible (porque terrible resulta vestir la camiseta de España para acabar declarándote independentista al minuto siguiente de haber colgado las botas) al que por fuerza hemos tenido que ir pillando el tranquillo poco a poco los madridistas. Conociendo a Guardiola conoces a sus imitadores, que son fundamentalmente dos: uno más jovial y dicharachero, más para afuera como Luis Enrique, y otro más shakesperiano y sentido como Xavi, más para adentro, siempre hacia arriba y hacia abajo con la calavera repitiéndose eso de «ser o no ser, esa es la cuestión».

Volviendo a nuestro Padre Oscuro y sus tics. No sé si la gente se habrá dado cuenta de esto pero cuando Guardiola no entiende algo o se pone nervioso se dedica a escupir. No es un escupitajo grosero y con audio, no, no se trata del maleducado gargajo sino de una especie de micro salivilla reiterada y compulsiva, un mecanismo de autodefensa. Por contra cuando tose es que está feliz porque le han salido bien las cosas. El otro día, después del partido del Bernabéu, Darth Vader tosió y de fondo creí escuchar la ‘Marcha Imperial’ de John Towner Williams.

Yo, como decía, ya no me sulfuro con lo que dice Guardiola, un profundo cínico, un provocador de manual y un actor bastante malo. Por ejemplo, no me ofendí cuando el técnico del City aludió al estado del césped del Bernabéu porque el bricolaje y la jardinería son dos clásicos que no pueden faltar en su hoja Excel. Pero a Darth Vader no se le combate con unos lirios en la mano sino con sus propias armas. Mourinho le habría respondido que a él más que la hierba lo que le quitaba el sueño era que la Premier acusase al City de saltarse a la comba el ‘fair play’ financiero y que, pese a todo, UEFA no hubiera sido capaz de hincarle el diente. Lo del césped es relativamente sencillo, cuestión de siega, riego, recebo, abonado y escarda, pero lo de jugar con las cartas marcadas obligando a los rivales a salir con los pies atados… a eso, querido Darth Vader, en mi cole siempre lo llamamos hacer trampas.

// EFE La gabarra del Athletic recorre la ría de Bilbao junto a miles de aficionados y decenas de embarcaciones