ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

Detenido un preso fugado de Ocaña por una agresión sexual a una prostituta

- MANUEL MORENO TOLEDO

Aprovechó un permiso carcelario en Ocaña para no volver, cometer presuntame­nte robos en la provincia de Toledo y también una agresión sexual en La Puebla de Montalbán. En este municipio de la comarca de Torrijos, lugar de nacimiento del escritor al que atribuyen ‘La Celestina’, el recluso huido estuvo con un amigo en una casa clandestin­a de citas situada en el extrarradi­o. Se marcharon después de pagar, pero los dos regresaron de madrugada encapuchad­os.

El fugitivo iba armado con una pistola y humilló a una prostituta, a la que agredió sexualment­e, echó wiski por la cabeza y amenazó con prenderle fuego, además de robarle algunos efectos personales. Así lo contaron la denunciant­e y una compañera a la Guardia Civil, que ya tenía abierta una operación a la que habían llamado Meganto-Cantúa.

Esa presunta agresión sexual y robo con violencia sirvieron para identifica­r al individuo que los agentes buscaban desde hacía semanas por una retahíla de delitos cometidos supuestame­nte después de no volver a prisión. La Guardia Civil lo tenía fichado como un delincuent­e muy peligroso porque, a sus 35 años, sumaba un largo historial, con 160 delitos y casi 50 detencione­s.

Con él fugado, se habían cometido varios robos en domicilios de Bargas y Olías del Rey, de donde se habían llevado joyas, dinero y aparatos eléctricos, entre otros efectos, a finales del pasado año. Un mes después, se habían repetido unos hechos con el mismo ‘modus operandi’ en ambas localidade­s, cercanas a Toledo capital, aunque en Olías se agravó: en una vivienda, un matrimonio septuagena­rio fue intimidado y amenazado por un hombre que los apuntó con un arma corta de fuego para hacerse con un botín de joyas y dinero.

Cerrar el círculo

Que la denunciant­e y su compañera reconocier­an al hombre que la agredió en la casa de citas, ayudó a la Guardia Civil a cerrar el círculo y centrarse definitiva­mente en un tipo que no había regresado a la prisión de Ocaña después de un permiso. Con todo, los investigad­ores trazaron un amplio dispositiv­o en las inmediacio­nes de Pantoja y Bargas, dos poblacione­s separadas por 25 kilómetros, para detenerlo.

Pero no fue fácil ponerle los grilletes a este vecino de la comarca toledana de La Sagra. Cuando iba a ser arrestado, se dio a la fuga en su vehículo, intentó atropellar a un guardia y dañó un vehículo oficial. Se le localizó ese mismo día y entonces sí fue detenido al volante de un automóvil sustraído, que además tenía falsificad­as las placas de matrícula y el número de bastidor. Luego el Juzgado de Primera Instancia e Instrucció­n número 1 de Illescas decretó su ingreso en prisión.

Esta operación, que la Guardia Civil difundió ayer, estuvo capitanead­a por el equipo Roca y el de Policía Judicial de Illescas. Contaron con la colaboraci­ón de agentes de los cuarteles de Bargas, Villalueng­a de la Sagra, Olías del Rey y Torrijos, además del Grupo de Investigac­ión y Análisis de Tráfico (GIAT) de Castilla-La Mancha.

La investigac­ión aclaró finalmente la presunta autoría y el peligroso delincuent­e fue arrestado por una veintena de delitos: siete robos con fuerza en las cosas; dos robos con violencia e intimidaci­ón; tres atentados a agente de la autoridad; otros tres de desobedien­cia grave; dos más contra la seguridad del tráfico, un robo de vehículo y otro de falsificac­ión de documento. Por supuesto, la supuesta agresión sexual, cuya denunciant­e ha sido clave en la Operación Meganto-Cantúa.

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