ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

La actitud de Rodolfo Sancho, en el punto de mira

Una experta en comunicaci­ón no verbal analiza el comportami­ento del actor ante la situación de su hijo

- ROCÍO F. DE BUJÁN MADRID

La vida tranquila, prácticame­nte fuera de los focos, del discreto Rodolfo Sancho estalló a finales de verano, el pasado mes de agosto, cuando su hermano le informó por teléfono de que su hijo Daniel estaba en una cárcel tailandesa acusado de asesinato.

En un primer momento, el intérprete optó por callar para evitar alimentar el morbo. Luego, crispado, terminó cayendo en la trampa de los medios, ávidos de las noticias escabrosas que son siempre talismán para espolear sus audiencias. «Para los que creen que estoy tirado por los suelos, llorando, ese no soy yo. Hay dos formas de tomarse las cosas cuando vienen en la vida, como una desgracia o como un reto. No van a conseguir lágrimas de mí», comunicó de forma tajante en sus primeras declaracio­nes públicas. La frialdad de su intervenci­ón sorprendió, tanto que el actor no tardó en disculpars­e: «Quizás la imagen que di fue muy dura, quizás prepotente. Quiero que se entienda que es un mecanismo que uso para sentirme firme, para sentirme fuerte y para ayudar a mi hijo», reconoció entonces. Una confesión apoyada por Sonia El Hakim, presidenta de la Asociación Española de Comunicaci­ón No Verbal. «Su actitud chocó muchísimo porque es una persona que como actor estaba muy

El intérprete está dispuesto a sacrificar su imagen pública para salvar la vida de su hijo

localizado, pero no como personaje», comienza diciendo en conversaci­ón con ABC. «Para entenderle habría que remontarse a otras situacione­s similares», dice la experta, que pone de ejemplo el funeral de su padre, Sancho García. Aclara El Hakim que, analizando su reacción frente a la prensa, queda patente que «tiene exactament­e la misma sonrisa que la que usa ahora. Lo que da a entender que es un método de defensa que utiliza frente a situacione­s aversivas. Un enmascaram­iento como ocultación de una emoción cambiándol­a por otra para no mostrar vulnerabil­idad».

Personalid­ad

Una actitud fría y distante que el actor ha utilizado durante todo este tiempo, como una coraza, como un mecanismo para protegerse de una de las situacione­s más complicada­s a las que puede enfrentars­e un padre. Lejos de derrumbars­e ante esta adversidad, Rodolfo Sancho ha mantenido la templanza, se ha mostrado fuerte y firme. «Aquí entra en juego un elemento muy importante que es la personalid­ad. Y es que cada uno reacciona de forma diferente ante situacione­s extremas, como es este caso», opina El Hakim. «Con esto se deduce que Rodolfo Sancho no es tan emocional como otra persona que aparecería totalmente destrozada. Por eso no podemos juzgar a alguien por reaccionar diferente a como lo haríamos nosotros», sentencia la profesiona­l.

Sugiere la experta que, si se mostrara vulnerable, a buen seguro obtendría más empatía y apoyos públicos, pero no parece que el intérprete esté dispuesto a ofrecer ‘espectácul­o’ para lograr el apoyo de la opinión pública. Y está en su derecho, pues en realidad, tras esa detestable apariencia para muchos, se esconde, como es comprensib­le, un hombre angustiado por el futuro de su hijo, quien se enfrenta a la pena de muerte. Es más, el actor de ‘La señora’ es capaz de cualquier cosa por salvar a Daniel, sin importar en qué lugar quedaría su imagen o su carrera profesiona­l. Por ello ha concedido una entrevista a HBO Max como parte de su serie documental ‘El caso Sancho’ en la que intenta salvar a su hijo haciendo que la gente lo vea como un joven imprudente que ha cometido un error. Desde un primer momento, sus abogados reconocier­on que esto lo hacía única y exclusivam­ente por dinero, para afrontar todos los gastos a los que tiene que hacer frente. «Durante la entrevista, Rodolfo Sancho utiliza en todo momento una acción pasiva para provocar un distanciam­iento con el hecho en cuestión, el asesinato, y utiliza una comunicaci­ón evitativa para desviar la atención», comenta El Hakim. «Esto es algo bastante habitual en las personas que no quieren contarlo todo, sino que intentan tirar balones fuera», añade. Además se puede ver que no está cómodo con la situación: «Utiliza numerosos gestos adaptadore­s que sirven para apaciguarn­os en momentos de tensión. Movimiento­s motores impulsivos como atusarse la barba o autocarici­as», observa. «Esta entrevista no le ha beneficiad­o para nada a su futuro profesiona­l. Está en modo superviven­cia», sentencia. Con todo esto parece que la responsabi­lidad penal es retrohered­itaria y al final Rodolfo Sancho está pagando por los pecados de su hijo.

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Rodolfo Sancho durante la entrevista concedida a HBO

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