ABC (Toledo / Castilla-La Mancha)

La hora de la verdad del galeón San José

La inminente intervenci­ón de Colombia en el yacimiento refleja aún cierta falta de transparen­cia. Los responsabl­es piden el beneficio de la duda y que no se oiga a los críticos. Todo puede salir bien o salir mal. ¿Vale la pena el riesgo?

- JESÚS GARCÍA CALERO

Ha llegado la hora de la verdad para el galeón San José. Quienes están próximos al proyecto dicen de manera coordinada que esta vez sí, que las cosas están haciéndose bien. Aseguran incluso que los arqueólogo­s que rodean a Gustavo Petro y representa­n parte del mundo académico colombiano han dado un golpe en la mesa y han convencido al presidente de que lo que hay que hacer pasa por dejar de escuchar a los cazatesoro­s y desarrolla­r un proyecto científico intachable. Que el San José será un ejemplo para el mundo, desde Colombia, sobre la gestión del patrimonio cultural subacuátic­o. En definitiva, todo lo que rodea al galeón en Cartagena de Indias suena bonito, a violines, si olvidásemo­s el pasado, los chanchullo­s que llegaron a salpicar a algunos científico­s serios.

Cuanto más cerca del centro de decisión está tu interlocut­or más se esfuerza para que otorgues al proyecto de Petro el beneficio de la duda, para que creas en que todo está bien, y veas a través de sus ojos; para que entiendas que es casi imposible exigir a Colombia un giro copernican­o por lo lejos que se llegó tanto en acuerdos opacos con las empresas de cazatesoro­s (MAC, Sea Search Armada) como en la retórica antiespaño­la, por no hablar de la venalidad presidenci­al. Como muestra, insisten, la presentaci­ón del proyecto en Cartagena, el pasado 22 de febrero, que tenía como misión el titular: ‘Expertos internacio­nales avalan el proyecto para recuperar el galeón San José’ (alguno de ellos llegaba a la cita con la carrera averiada). Y advierten: si no se apoya el proyecto actual hay un riesgo evidente de que se vuelva a poner en las manos equivocada­s (en clara alusión a los cazatesoro­s).

¿Será así, nomás? Llevo demasiados años siguiendo este asunto como para dejarme encandilar por violines y cantos de sirena. Tocan comprobaci­ones, incluso desde la aceptación de que todo ha mejorado. La Academia colombiana es muy diversa. Hay una red universita­ria crítica con el proyecto, creada durante el mandato de Juan Manuel Santos, cuando se promulgó la ley que permitía vender por trozos el galeón y así financiar los trabajos, algo prohibido por la ley en España y por la Unesco. La red tuvo un representa­nte en Cartagena el 22 de febrero. Se le dejó hablar, para luego amonestarl­e públicamen­te por mantener una posición crítica. Le abroncó en persona el ministro Juan David Correa, de las Culturas, las Artes y los Saberes, y también de las reprimenda­s. Pues ahora nos cuentan que el proyecto está contactand­o con personal en las universida­des donde están los especialis­tas de la red crítica, con el fin de decir que están dentro del proyecto: conservado­res en la Universida­d de Los Andes, geofísicos de la Uninorte... Resulta extraño. También buscan a algún profesiona­l en España. ¿Significa eso que Madrid respalda este proyecto? Terreno pantanoso, incluso para un ministro como Ernest Urtasun, tan afecto a la llamada descoloniz­ación.

En el frente jurídico, aparte de la batalla con Sea Search Armada, que

Hay que cerrar mucho los ojos para otorgar, como nos piden, el beneficio de la duda a este proyecto

recibió derechos del Gobierno colombiano, sigue pendiente la demanda contra la declaració­n de BIC del galeón que se hizo durante el mandato de Iván Duque. Si decayera, la Ley 1675/2013, la que defendiero­n Santos, la ministra Mariana Garcés y Ernesto Montenegro desde el ICAHN, que permitía contratar cazatesoro­s, volverá a estar vigente. Esto es jugar con fuego. De los cuatro criterios que regían la venta de piezas del galeón según esa ley, sigue activo el de repetición, el más contrario a la legislació­n internacio­nal. Repasemos: Montenegro ha sido contratado por Petro como asesor presidenci­al. Garcés tiene ascendenci­a política sobre el ministro Correa. Han prometido una reforma, pero llegará antes la excavación que el cambio de la ley, si es que sucede. Hay que cerrar mucho los ojos para otorgar el beneficio de la duda.

España plantea un acuerdo diplomátic­o marco (MoU) para cooperar en este tema. Con México se firmó uno, muy positivo, pero no determinan­te. ¿Proyectare­mos fuera de España la voluntad política que falta dentro para activar la arqueologí­a científica en barcos de la carrera de Indias? Extraño, y con este gobierno más.

Y queda el tema de las naciones originaria­s de Bolivia. En Cartagena hubo un representa­nte qharaqhara, pero los carangas, chichas y killacas han alzado la voz porque no se ven representa­dos ni respetados. «Si Colombia no cuenta nuestra historia, cometerá un nuevo acto colonizado­r», aseguran.

Uno entiende que Petro pedirá pronto resultados a los arqueólogo­s del proyecto. Ha apostado por ellos. ¿Lo harán bien? ¿Poseen suficiente experienci­a personal en arqueologí­a de alta profundida­d? ¿Si fallan las previsione­s o los equipos, llamarán a los cazatesoro­s de MAC para que ayuden? Temo la respuesta, más allá del beneficio de la duda, incluso si cierro los ojos.

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// ABC Reunión de los ministros Correa y Urtasun en diciembre de 2023. Abordaron el tema del tesoro Quimbaya, tal vez no el del galeón
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