Además de Tokio, sede de los JJ.OO. de 2020, en Japón destacan parajes naturales como los de Tohoku y Kyushu
altan poco más de tres años y medio para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y Japón ya se prepara para lucirse como uno de los países más desarrollados y futuristas del mundo. Para esa nueva cita olímpica, la cuarta tras los Juegos de Verano de Tokio en 1964 y los de Invierno de Sapporo en 1972 y Nagano en 1998, el archipiélago nipón espera recibir unos 40 millones de turistas. En línea con dichas previsiones, el año pasado recalaron en Japón 24 millones de viajeros internacionales, la mayoría de los cuales se concentraron en las grandes ciudades de Tokio y Osaka y las rutas turísticas por Kioto y Nara. El país, no obstante, tiene otros encantos menos conocidos pero igual de atractivos.
Es el caso de la región de Tohoku, que literalmente significa «Nordeste» y está resurgiendo de sus cenizas tras el tsunami que arrasó su costa en marzo de 2011. Gracias a los planes de reconstrucción tras la catástrofe, las prefecturas que resultaron más castigadas ( Iwate, Miyagi y Fukushima) se han vuelto a reincorporar a los circuitos turísticos nipones debido a su fácil acceso mediante los trenes bala «Shinkansen», que conectan en pocas horas con Tokio y el sur de Honshu, la isla principal.
Desde la pujante y arbolada ciudad de
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