HUELLAS EN LAS PIEDRAS

oña Ninfa Deándar es una mujer valiente. Editora de dos periódicos en el asendereado norte mexicano, expuesta a las iras y extorsiones del narco, sus sicarios y sus cómplices en muchas esferas del poder, desciende de republicanos españoles que nunca se olvidaron del poder ético y redentor de las palabras. Su padre les hacía leer cada cindo años a ella y sus hermanos el Quijote. Pensaba que Cervantes había enviado a don Quijote a entrevistar a todos los españoles. Quizás a indagar si estaban dispuestos a tolerar que la injusticia prosperara, a no arriesgar hacienda y vida para deshacer entuertos y atender a los menesterosos.

Con demasiada frecuencia olvidamos que no somos solo sangre y barro, sino también

Dhumo, alma, un manojo de sueños y recuerdos, es decir, palabras. Con las palabras pensamos y tomamos conciencia de nuestra condición, del tiempo y del mundo que habitamos. Por eso una de las mejores maneras de recorrer las tierras de la Mancha es no solo con los ojos y los oídos abiertos, sino con el Quijote en el regazo, al alcance de la mano, para volver a ver el paisaje, que es no sólo una construcción geológica sino también cultural.

Para mejor ver, para mejor vivir y sacarle a cada día su afán, nada como el viaje que además de asombrarse y buscar fonda y acomodo se deje ilustrar por quienes antes vieron y pensaron. Por eso, si va a hacer el camino de Santiago mejor leer antes de partir y después de volver El desvío a Santiago, lo que escribió el caminante ilustrado holandés Cees Noteboom. O lo que antes escribieron con sus pies, sus ojos y su gula José María Castroviejo y Álvaro Cunqueiro: Viaje por los montes y chimeneas de Galicia.

La literatura de viajes hace que las pie-

PARA MEJOR VER Y VIVIR NADA MEJOR QUE LEER ANTES Y DESPUÉS DE IR