ABC - Viajar

Cultura y naturaleza Ciudad viva

Con un gran legado artístico y patrimonia­l, Cuenca seduce por sus contrastes

- F. RAMÍREZ

Cuenca se puede contemplar desde diferentes lugares, aunque la imagen que guarda el visitante es la de una ciudad histórica que parece detenida en el tiempo. Asentada entre las hoces de los ríos Júcar y Huécar, su espectacul­ar casco histórico, su riqueza monumental y el entorno natural que la bordea la hicieron merecedora, en el año 1996, de ser declarada Ciudad Patrimonio de la Humanidad.

Su zona antigua se despliega al borde de paredes rocosas, en plena serranía de Cuenca. La catedral, las Casas Colgadas y las calles empedradas son un remanso de paz para todo viajero que quiera huir del estrés de la ciudad. Y de paso degustar su jugosa y variada gastronomí­a. Estos son algunos de los rincones que no hay que perderse.

Monumentos

El recorrido puede comenzar en las Casas Colgadas, símbolo de la ciudad que se ubican sobre la hoz del Huécar. Realizadas en mamposterí­a, con sillares en las esquinas y asentadas en ménsulas, se asoman al río desde sus balcones de madera voladizos sobre el acantilado. Se puede continuar el recorrido hacia la plaza Mayor, epicentro de la ciudad y una de las más monumental­es de España, donde se encuentra el Ayuntamien­to, un edificio de estilo barroco del tiempo de Carlos III con tres arcos de medio punto; el convento de las Petras y la catedral de Nuestra Santa María y San Julián, del siglo XII. Además, adosado al templo, está el palacio Episcopal que alberga el Museo Diocesano.

Otros munumentos que se pueden contemplar son el barrio de San Martín, conjunto de viviendas de carácter popular; la Casa del Corregidor, los conventos de las Concepcion­istas y de las Carmelitas Descalzas y la ermita de las Angustias.

Museos

Si de algo puede presumir Cuenca es de contar con una red de museos muy potente. Uno de los más importante­s es el de las Ciencias, en pleno casco histórico, y que ha contribuid­o a despertar el interés por esta disciplina. También destacan el Museo de Arte Abstracto (donde el artista Fernando Zóbel situó su colección personal de obras de arte); el Museo Paleontoló­gico, la Casa Museo Zavala, un edificio palaciego levantado en la segunda mitad del siglo XVIII; o el Museo de Semana Santa, con numerosas piezas de gran valor artístico sobre una celebració­n que es cita obligada cada año para miles de turistas.

No hay que perderse el Espacio Torner, instalado en la antigua iglesia de San Pablo, un proyecto del artista Gustavo Torner, uno de los fundadores del llamado «Grupo de Cuenca», ni el Museo Arqueológi­co, cu-

CUENCA ES UNA CIUDAD VIVA Y CULTURAL QUE ATRAPA POR EL TRAZADO DEL CASCO HISTÓRICO

yas dos plantas exponen objetos prehistóri­cos y coleccione­s de escultura, numismátic­a y cerámica procedente­s de las excavacion­es romanas de Segóbriga, Valeria y Ercávica. Se ubica en la casa del Curato, del siglo XIV. Finalmente, la Fundación Antonio Pérez, que se creó con las obras que Antonio Pérez fue colecciona­ndo durante años.

Naturaleza

El entorno natural tiene también un atractivo irresistib­le en una serie de itinerario­s alrededor de la ciudad. Se puede ir a pie siguiendo los ríos Júcar y Huécar desde la zona más baja hasta el barrio del Castillo, la parte más elevada de la ciudad. Otra ruta es la de la Hoz del Río Júcar, que se inicia desde el paraje del Paseo Peral, serpentean­do las orillas del río y el sorprenden­te entorno de piedra caliza que corona la hoz. «Asomarse a Cuenca» permite acceder a los diferentes miradores para contemplar bellas e inigualabl­es panorámica­s. Y además hacer ejercicio con sus rutas de senderismo y practicar el piragüismo.

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JULIO PALENCIA Vista panorámica del casco histórico de Cuenca

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