El campo despierta
El bramido cargado de instinto animal es la señal del inicio del celo en muchos lugares de España, un rito que rompe la serenidad del campo y un espectáculo único a cielo abierto
Cabañeros, Ciudad Real
Praderas extensas teñidas de dorado, en esta época, de las largas hierbas, arbustos de jaras y brezos delimitando el pie de montes de perfiles suaves. El espeso encinar tapiza las curvas de los lomazos dibujando una de las mejores muestras del bosque mediterráneo. Su buen estado de conservación lo confirman la presencia de especies únicas como el buitre negro y el águila imperial ibérica y lo garantiza el ser un parque nacional. El lince ibérico es uno de sus habitantes más secretos pero quien se con- vierte en la estrella con la llegada del otoño es el ciervo. Su bramido cargado de instinto animal, por ser la señal del inicio del celo, rompe la serenidad cada atardecer cuando sale del bosque para pastar en la raña.
Saja, Cantabria
Entre dos alineaciones montañosas que separan los ríos Saja y Besaya se extiende uno de los bosques más espectaculares y el más extenso de Cantabria. En estos días el espectáculo está servido en los claros de los
LA BRAMA DEL CIERVO ES UNA DE LAS CITAS MÁS SONORAS DEL FIN DEL VERANO Y COMIENZO DEL OTOÑO
Sierra de Albarracín, Teruel
La bajada de las temperaturas de final del verano y la llegada de las primeras lluvias en la turolense Sierra de Albarracín marcan el inicio de un espectáculo que puede