Viaje al centro del silencio
La discordia cotidiana se vuelve respeto unánime por las estrechas calles, mientras pasa la vida de Cristo en un bellísimo escenario
El silencio de las calles, de los claustros, de la noche se adueña de una ciudad en estado de gracia, escenario de la pasión y muerte de Jesucristo. Llegar a Toledo en Semana Santa es un viaje en busca del silencio perdido en la rutina cotidiana, el que restablece el alma y el espíritu del trasiego mundano se sea o no creyente. Al paso de una gran representación callejera, de la bella imaginería religiosa de la capital de Castilla-La Mancha, propios y foráneos enarbolan el más alto respeto ante el desfile de los acontecimientos que marcaron la pasión, muerte y resurrección de Cristo hace más de dos mil años.
Hay magia en que en un mundo acelerado de ruido, banalidad y discordia –donde tan difícil es ponerse de acuerdo entre nosotros– todos los asistentes acuerden tácitamente, sin órdenes ni reglamentos de ningún tipo, mantener un lento y respetuoso silencio ante el paso de los cristos, que parecen caminar sobre un suelo de cabezas.
La luz de las velas, el silencio, el rezo, el sonido de tambores y carracas, cornetas… mantillas, peinetas, capirotes o capuchas, son algunos de los componentes de esta singular y austera Semana Santa toledana, declarada de interés turístico internacional en 2014. La salida de Nuestro Padre Jesús Nazareno de la iglesia de Santiago del Arrabal, catedral del mudéjar toledano, el toque de campanas que indica a los penitentes... los cortejos procesionales, pasos, tronos y carrozas que se reúnen y se esquivan por el sinuoso entramado urbano de Toledo... o la ‘espera’ de la salida de tal o cual Hermandad o Cofradía. Y a lo lejos, como un susurro, una saeta castellana.
Los ricos dulces típicos de Semana Santa, el callejeo constante que muestra ese bullir vital tan característico de la ciudad en esta época. Vuelve a ser Semana Santa en Toledo. Divina, grande, eterna y monumental. De manera excepcional, algunos de los conventos e iglesias de Toledo abren sus puertas al público en la tarde y la madrugada del Jueves y el Viernes Santo: la impresionante catedral primada, el monasterio de San Juan de los Reyes, la iglesia del Salvador o el convento de Santo Domingo el Antiguo, en cuya cripta fue enterrado el más extranjero y más toledano de todos los pintores, el artista universal Doménikos Theotokópoulos, El Greco, cuyas obras reflejan como nadie el alma de Toledo, esa alta y alargada espiritualidad tocada por una paleta excepcional. Es imprescindible hacer una parada para contemplar la talla del Cristo de la Expiración, obra del siglo XVII atribuida a la escuela italiana y uno de los mayores exponentes de la Semana Santa en Toledo.
Son muchas las cofradías que inician y terminan su estación de penitencia en la catedral primada, por lo que, en su visita, los viajeros pueden admirar aquellas tallas e imágenes que esperan su momento en una de las naves laterales del templo, frente a la capilla mozárabe.
Si el visitante no dispone de un tiempo prolongado de estancia, un recorrido por las estrechas calles del casco histórico de Toledo, declarada Ciudad Patrimonio de la Humanidad en 1986, es suficiente para descubrir y sobre todo sentir la Semana Santa. Y todo ello en un escenario único cargado de milenios de historia y en el que pesa la primacía de la Iglesia católica durante siglos en una diócesis que abarcó en su día la jurisdicción de mayor extensión en la península, y que incluso llegó hasta África.
Y si el silencio flota en el ambiente de la Semana Santa toledana, también se halla oculto en los numerosos conventos de clausura, para los que hay establecida una ruta que se adentra en una vida de espiritualidad que muestra al visitante claustros, iglesias, torres, capillas, retablos, imágenes…, además de un dulce patrimonio gastronómico elaborado por las comunidades de monjas. También sería imperdonable no degustar los platos típicos que ofrece la gastronomía toledana en estas fechas tan singulares. Dulce o salado, o ambas, las sugerencias pasan por las torrijas, la leche frita o el mazapán; los buñuelos de bacalao o el potaje de Cuaresma, entre otros muchos productos gastronómicos que el sector de la restauración condimenta con maestría por estas tierras.
Entre las novedades que presenta la Semana Santa toledana 2024 está la incorporación de una nueva imagen, la de la Virgen de los Dolores, de la Hermandad Nuestro Padre Jesús Nazareno y su Santísima Madre de los Dolores, con sede canónica en la parroquia de Santiago el Mayor, que procesionará el sábado de pasión, 23 de marzo. En ella se podrá contemplar el Santo Encuentro, entre Jesús Nazareno y su Madre en el Patio de Armas de la Puerta de Bisagra, recuperando así un encuentro entre estas dos imágenes que no se realizaba desde hacía ocho años.
También hay un nuevo itinerario que realizará la Cofradía de la Santa Caridad, y que recorrerá una parte de la ciudad por donde nunca ha pasado ninguna procesión. Este recorrido, además, llegará a la iglesia mozárabe de San Lucas y al barrio de la iglesia de los Santos Justo y Pastor.
El calendario de actividades incluye el tercer Ciclo de Música Sacra, en el que participan los Seises, el Coro Voces de Toledo, y el Coro Voces en Armonía. Además, la Junta de Hermandades y Cofradías ha optado también por la formación con un ciclo de Conferencias organizado gracias a la Cofradía Internacional de Investigadores.
Este año, las personas con alguna discapacidad podrán sentir la Semana Santa en la parroquia de Santa Justa y Rufina, donde se podrá sentir, palpar, oler y tocar esta conmemoración religiosa. Varias cofradías han abierto sus puertas para que las personas con discapacidad visual participen de los pasos, saliendo ellos mismos en las procesiones, una actividad se llevará a cabo en colaboración con la ONCE.
Y ya en las calles, el silencio, el recogimiento y el canto del Miserere arropan al Capítulo de Caballeros Penitentes del Cristo Redentor por la zona conventual de los cobertizos (desde su salida del Convento de Santo Domingo el Real), un solo tambor, sus bordones destemplados... sobrecogedor momento. Mientras, también el Miércoles Santo, las nubes de incienso y las cornetas y tambores despiertan la emoción de cuantos pasan la noche junto al Cristo de la Humildad de San Juan de los Reyes.
Todo lo envuelve el silencio. En Toledo.
ESTE AÑO SE INCORPORA UNA NUEVA IMAGEN, LA DE LA VIRGEN DE LOS DOLORES