ABC - Viajar

Viaje al centro del silencio

La discordia cotidiana se vuelve respeto unánime por las estrechas calles, mientras pasa la vida de Cristo en un bellísimo escenario

- POR MARÍA JOSÉ MUÑOZ

El silencio de las calles, de los claustros, de la noche se adueña de una ciudad en estado de gracia, escenario de la pasión y muerte de Jesucristo. Llegar a Toledo en Semana Santa es un viaje en busca del silencio perdido en la rutina cotidiana, el que restablece el alma y el espíritu del trasiego mundano se sea o no creyente. Al paso de una gran representa­ción callejera, de la bella imaginería religiosa de la capital de Castilla-La Mancha, propios y foráneos enarbolan el más alto respeto ante el desfile de los acontecimi­entos que marcaron la pasión, muerte y resurrecci­ón de Cristo hace más de dos mil años.

Hay magia en que en un mundo acelerado de ruido, banalidad y discordia –donde tan difícil es ponerse de acuerdo entre nosotros– todos los asistentes acuerden tácitament­e, sin órdenes ni reglamento­s de ningún tipo, mantener un lento y respetuoso silencio ante el paso de los cristos, que parecen caminar sobre un suelo de cabezas.

La luz de las velas, el silencio, el rezo, el sonido de tambores y carracas, cornetas… mantillas, peinetas, capirotes o capuchas, son algunos de los componente­s de esta singular y austera Semana Santa toledana, declarada de interés turístico internacio­nal en 2014. La salida de Nuestro Padre Jesús Nazareno de la iglesia de Santiago del Arrabal, catedral del mudéjar toledano, el toque de campanas que indica a los penitentes... los cortejos procesiona­les, pasos, tronos y carrozas que se reúnen y se esquivan por el sinuoso entramado urbano de Toledo... o la ‘espera’ de la salida de tal o cual Hermandad o Cofradía. Y a lo lejos, como un susurro, una saeta castellana.

Los ricos dulces típicos de Semana Santa, el callejeo constante que muestra ese bullir vital tan caracterís­tico de la ciudad en esta época. Vuelve a ser Semana Santa en Toledo. Divina, grande, eterna y monumental. De manera excepciona­l, algunos de los conventos e iglesias de Toledo abren sus puertas al público en la tarde y la madrugada del Jueves y el Viernes Santo: la impresiona­nte catedral primada, el monasterio de San Juan de los Reyes, la iglesia del Salvador o el convento de Santo Domingo el Antiguo, en cuya cripta fue enterrado el más extranjero y más toledano de todos los pintores, el artista universal Doménikos Theotokópo­ulos, El Greco, cuyas obras reflejan como nadie el alma de Toledo, esa alta y alargada espiritual­idad tocada por una paleta excepciona­l. Es imprescind­ible hacer una parada para contemplar la talla del Cristo de la Expiración, obra del siglo XVII atribuida a la escuela italiana y uno de los mayores exponentes de la Semana Santa en Toledo.

Son muchas las cofradías que inician y terminan su estación de penitencia en la catedral primada, por lo que, en su visita, los viajeros pueden admirar aquellas tallas e imágenes que esperan su momento en una de las naves laterales del templo, frente a la capilla mozárabe.

Si el visitante no dispone de un tiempo prolongado de estancia, un recorrido por las estrechas calles del casco histórico de Toledo, declarada Ciudad Patrimonio de la Humanidad en 1986, es suficiente para descubrir y sobre todo sentir la Semana Santa. Y todo ello en un escenario único cargado de milenios de historia y en el que pesa la primacía de la Iglesia católica durante siglos en una diócesis que abarcó en su día la jurisdicci­ón de mayor extensión en la península, y que incluso llegó hasta África.

Y si el silencio flota en el ambiente de la Semana Santa toledana, también se halla oculto en los numerosos conventos de clausura, para los que hay establecid­a una ruta que se adentra en una vida de espiritual­idad que muestra al visitante claustros, iglesias, torres, capillas, retablos, imágenes…, además de un dulce patrimonio gastronómi­co elaborado por las comunidade­s de monjas. También sería imperdonab­le no degustar los platos típicos que ofrece la gastronomí­a toledana en estas fechas tan singulares. Dulce o salado, o ambas, las sugerencia­s pasan por las torrijas, la leche frita o el mazapán; los buñuelos de bacalao o el potaje de Cuaresma, entre otros muchos productos gastronómi­cos que el sector de la restauraci­ón condimenta con maestría por estas tierras.

Entre las novedades que presenta la Semana Santa toledana 2024 está la incorporac­ión de una nueva imagen, la de la Virgen de los Dolores, de la Hermandad Nuestro Padre Jesús Nazareno y su Santísima Madre de los Dolores, con sede canónica en la parroquia de Santiago el Mayor, que procesiona­rá el sábado de pasión, 23 de marzo. En ella se podrá contemplar el Santo Encuentro, entre Jesús Nazareno y su Madre en el Patio de Armas de la Puerta de Bisagra, recuperand­o así un encuentro entre estas dos imágenes que no se realizaba desde hacía ocho años.

También hay un nuevo itinerario que realizará la Cofradía de la Santa Caridad, y que recorrerá una parte de la ciudad por donde nunca ha pasado ninguna procesión. Este recorrido, además, llegará a la iglesia mozárabe de San Lucas y al barrio de la iglesia de los Santos Justo y Pastor.

El calendario de actividade­s incluye el tercer Ciclo de Música Sacra, en el que participan los Seises, el Coro Voces de Toledo, y el Coro Voces en Armonía. Además, la Junta de Hermandade­s y Cofradías ha optado también por la formación con un ciclo de Conferenci­as organizado gracias a la Cofradía Internacio­nal de Investigad­ores.

Este año, las personas con alguna discapacid­ad podrán sentir la Semana Santa en la parroquia de Santa Justa y Rufina, donde se podrá sentir, palpar, oler y tocar esta conmemorac­ión religiosa. Varias cofradías han abierto sus puertas para que las personas con discapacid­ad visual participen de los pasos, saliendo ellos mismos en las procesione­s, una actividad se llevará a cabo en colaboraci­ón con la ONCE.

Y ya en las calles, el silencio, el recogimien­to y el canto del Miserere arropan al Capítulo de Caballeros Penitentes del Cristo Redentor por la zona conventual de los cobertizos (desde su salida del Convento de Santo Domingo el Real), un solo tambor, sus bordones destemplad­os... sobrecoged­or momento. Mientras, también el Miércoles Santo, las nubes de incienso y las cornetas y tambores despiertan la emoción de cuantos pasan la noche junto al Cristo de la Humildad de San Juan de los Reyes.

Todo lo envuelve el silencio. En Toledo.

ESTE AÑO SE INCORPORA UNA NUEVA IMAGEN, LA DE LA VIRGEN DE LOS DOLORES

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// HUERTAS FRAILE Procesión del Cristo Nazareno Cautvo saliendo de la catedral primada
 ?? // H. FRAILE ?? Imagen del Cristo de la Vega en procesión
// H. FRAILE Imagen del Cristo de la Vega en procesión
 ?? // H. FRAILE ?? Arriba, miembros de la cofradía del Cristo Redentor. A la izquierda, cofradía del Cristo de la Vega
// H. FRAILE Arriba, miembros de la cofradía del Cristo Redentor. A la izquierda, cofradía del Cristo de la Vega
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