Feria en el Retiro
Un clásico de la Feria del Libro de Madrid es la marea humana caminante –de diferentes 'culturas'–, en concreto la de los fines de semana, smartphone en mano para capturar escritores y famosos como si fueran pokémones. Hace unos días, cuando Ian Gibson me estaba dedicando un libro, irrumpió una mujer gritona e interrumpió al escritor, informándonos a todos de que él había hecho un estudio sobre su pueblo. Ante nuestra mirada suspendida, interrogó –al aire– cómo a un inglés le podía gustar España. Sin entrar en el valor de la pregunta, a Gibson no le gusta que lo llamen 'inglés', sencillamente porque no lo es. El escritor capeó el envite con una frase simpática sobre él y Preston. Advertí a la mujer de que se había equivocado y esta levantó la tapa de uno de sus libros donde resaltaba su origen dublinés. Quiso entonces corregir el error: «¡Ah, claro... de Escocia!». Gibson terminó como pudo mi dedicatoria y, entre risas de ambos, le rogué que, con el lío, no me hubiera firmado como Preston.