LA PROMESA DE UN REY
Como regalo, un palacio rococó con convento y biblioteca suena exagerado, pero es lo que le prometió Juan V de Portugal a su esposa si le daba hijos. Lo construyó en Mafra, gracias al oro que llegaba de Brasil y a los 52.000 obreros que empleó en 13 años de obras. Culminado en 1730, María Ana de Austria quedó deslumbrada con sus luminosas galerías de bóvedas de cañón y altas balaustradas, sus 40.000 volúmenes en blancas estanterías, el espléndido suelo de mármol policromado... Lo celebró con una fiesta de ocho días.