MADRINA ARTÍSTICA
En la villa de la coleccionista y mecenas Rosette Delug en Beverly Hills, su colección es un habitante más.
“ME ENCANTA QUE
NIETOS MIS CORRAN EN CASA, QUE TOQUEN
Y PREGUNTEN POR
OBRAS, LAS Y QUE
INVITADOS MIS NO TENGAN QUE QUITARSE
ZAPATOS”
.
LOS
ROSETTE DELUG
na visita a la feria Armory Show de Nueva York cambió la vida de Rosette Delug. “Siempre me había interesado el arte pero nunca había adquirido nada importante. Compré varias obras y las colgué en mi dormitorio, y de repente este espacio que tanto odiaba desde la marcha de mi marido se transformó, dejó de ser un lugar triste y se llenó de energía positiva”. De esto han pasado 12 años, durante los cuales Rosette ha amasado una interesante colección que sigue creciendo y ganándose el reconocimiento del mundo del arte contemporáneo estadounidense, además de apoyar a museos y compañías de danza y teatro con su conocimiento, visión y economía. Pero de lo que realmente Rosette hace gala es del arte de recibir: “Llevo en mis genes turcos la hospitalidad”, confiesa. Su vivienda está en Trousdale, una zona de Beverly Hills donde la mayoría de las construcciones son de los 60. “Hace ocho años vendí mi casa a Jennifer Aniston. Me puse a buscar una nueva no muy lejos y encontré esta de 1968. Sentí inmediatamente que aquí podía ser feliz. Me gustaba el vecindario y que los edificios colindantes fuesen de la misma época, y lo mejor de todo: las vistas, porque en los días despejados se puede ver el océano. Respeté la distribución original, solo cambié el sistema eléctrico, instalé un nuevo equipo de aire acondicionado y otro bueno de sonido, porque me encanta bailar”, explica. Son 800 m repartidos
2 en una única planta, más una sala multimedia en un piso inferior. Todos son espacios amplios y abiertos sin puertas ni separaciones, menos los baños y el dormitorio: hall , salón, biblioteca, zona de estar, despacho, cocina y comedor. “Quería continuidad y fluidez, porque es mucho más práctico. Además, es perfecto para mis cenas y fiestas”, continúa. Aunque a primera vista parece una galería o un museo, por la cantidad de arte en todos los rincones, la dueña advierte: “Tengo nietos y me encanta que corran, que toquen y pregunten por las obras, y que mis invitados se sientan cómodos. Aquí para entrar no hay que quitarse los zapatos”. ¿Cómo compra Rosette? “Me dejo llevar por mi intuición. A veces me equivoco, pero lo que nunca hago es adquirir por inversión: si algo no me aporta, no lo quiero”. Siempre que entra una nueva pieza por la puerta, otra debe ser almacenada, por lo que la decoración cambia a menudo. “Me gustan los muebles, de hecho los que tengo son de autor, principalmente de los años 60 y 70, todos elegidos por mí, pero sobre todo el arte, me hace feliz, me gusta vivir, levantarme y acostarme con él”, remata.
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