LUZ FLUORESCENTE
Los arquitectos Belén Moneo y Je Brock han creado un hábitat siglo XXI en un chalet de los 30 en Madrid.
Los arquitectos Belénmoneo y Jeff Brock viven en Madrid en una casa de los años 30 de estilo
racionalista que han restaurado respetando los elementos originales. Es un hábitat
del siglo XXI con luz y color a raudales.
“La casa es una forma de expresión de nuestro ánimo, de nuestra forma de habitar y convivir”.
BELÉN MONEO & JEFF BROCK
Los colores fluorescentes, intensos, ácidos y a la vez muy cálidos, en piezas de diseño original son una de las señas de identidad de la casa y del hacer de Moneo Brock Studio , el despacho de arquitectura formado por Belén Moneo, hija del eminente arquitecto del mismo apellido, y Jeff Brock. Llevan 26 años juntos como pareja profesional y personal trabajando entre Nueva York y Madrid, en una simbiosis que se manifiesta en edificios, interiores y mobiliario y objetos. Su actual vivienda, en la colonia El Viso, pertenece a una promoción diseñada por García Mercadal y construida entre 1931 y 1932 según el tipo Ciudad Jardín de la época. En su remodelación dejaron un lienzo en blanco pero respetando y poniendo en valor la estructura, la escalera y las carpinterías originales. El edificio tenía originalmente dos plantas. “La tercera solo se ejecutó parcialmente. La normativa permitía recuperar la volumetría original, lo que nos dejó completarla”, explican. En la baja, el salón-comedor y la cocina, y en las dos superiores, los dormitorios, baños y un estudio. También rescataron el sótano para disfrute familiar ampliando el patio inglés. “Originalmente estos espacios tenían un carácter secundario; sin embargo, tras la reforma, la biblioteca es un espacio útil y noble con buena luz”, matiza Belén. Tiene una mirada vibrante y una sonrisa siempre abierta que también ilumina cualquier estancia. Se expresa con pasión sobre todos los aspectos de la vida, y los colores invaden incluso su forma de vestir. “Mi casa es una forma de expresión de nuestro ánimo, de nuestra forma de habitar y convivir; los espacios de vida común son el eje principal –dice con vehemencia–. Nuestro trabajo se caracteriza por la búsqueda del reto: cualquier problema abre la puerta para trabajar en una idea nueva. Cuanto más difícil es la situación más ingenioso es también el resultado, ya sea arquitectura, diseño interior o industrial”. Al entrar lo primero que se percibe es un golpe de luz y de color que llena de energía positiva al visitante. Un colorido biombo da la bienvenida, y en las habitaciones se hace notar la inyección fluorescente de una mesa verde, la de la estantería azul, verde y roja o la de la refulgente mecedora. En todas ellas el material es el metacrilato.“tenemos obsesión por la estética y un gran interés por las artes plásticas. Para nosotros es muy importante la investigación aplicada a los objetos cotidianos, siempre desde múltiples enfoques: la plasticidad, la geometría, el material, la luz, la transparencia, el color… Y también los puntos de vista propios de nuestra formación arquitectónica, como la estructura, el montaje, la ejecución e incluso la logística del transporte. Esta visión integral del diseño se refleja en nuestra última obra: una iglesia para Plaza Serena, situada en la ciudad de Monterrey, en México”, apunta la arquitecta. O en su obra más mediática, Espacio Fundación Telefónica de Madrid. Esta casa, que se podría definir sin duda como vitamínica, al igual que los proyectos arquitectónicos o de diseño de este dúo, es un un reflejo caleidoscópico de su universo personalísimo, optimista y fluorescente, lleno de luz y color.
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