LOS TESOROS DE MIRÓ
EL GENIO CATALÁN COLECCIONABA TODO TIPO DE OBJETOS SIN VALOR QUE AHORA SE RECOGEN EN EL LIBRO EL OJO DE MIRÓ, OBRA DE SU NIETO Y EL FOTÓGRAFO JEAN-MARIE DEL MORAL. Miró era un RECOLECTOR nato de insignificancias, objetos variopintos que después INSPIRAR
por bettina dubcovsky. fotos: jean-marie del moral
oan Miró era un recoletor nato. Cuando viajaba o paseaba por la playa, el campo o su jardín, la vida le regalaba tesoros: piedras, vegetales, llaves perdidas, clavos, madera o guijarros, entre otros infinitos deshechos que luego incorporaba a su colección de muñequitos, fotos, postales, artesanía popular o alfarería. Todos ellos, esparcidos ordenada y metódicamente por Son Abrines y Son Boter, su casa y su taller en Palma de Mallorca, componían su inagotable gabinete de curiosidades, su universo fantástico, tan naif como reivindicativo. Con esa mirada limpia que parecía devorar hasta lo imperceptible de la vida, descubría el alma de lo insignificante. Eran sus fetiches, su compañía, su inspiración y su lenguaje. Tanto es así que
en 1941 se había planteado “editar un libro con bellas fo-
tos de objetos encontrados por mí, y para enriquecerlo añadir un grabado o una lito en color con un texto poético o un poema, o incluso un poema mío, si encuentro uno”. Más de 70 años después esa asignatura pendiente es una realidad titulada El Ojo de Miró, urdida por el fotógrafo Jean-marie del Moral, que ha perpetuado en imágenes este peculiar patrimonio, y por Joan Punyet Miró, nieto del artista y autor de los textos. “Con este proyecto he descubierto la esencia pura del arte de mi abuelo, la génesis del objeto surrealista y he comprendido porqué André Breton decía que Miró era el más surrealista de todos”, explica Punyet, el mayor experto en el gran poeta del color. Para Del Moral, la publicación tiene algo entrañable, ya que en 1978, el periódico parisino L’humanité le enviaba a Mallorca a hacer un reportaje sobre Miró y esa era la primera vez que pisaba el estudio de un artista. “Me quedé mudo ante todos aquellos lienzos apoyados contra la pared –recuerda–, tan sobrecogido como si pasease en sueños por un jardín extraordinario con plantas o especies rarísimas”. Y tras aquel estreno, para fotografiar las piezas de El Ojo de Miró, Del Moral estuvo visitando ese mismo taller todos los lunes de 2014, día de cierre al público. La selección de fotos se hizo a partir de las formas, los colores y la rareza de cada objeto. “Con este libro descubres que Miró era un chamán, un demiurgo, un mago capaz de metamorfosear la realidad con un simple gesto, un equilibrio imposible o una visión nocturna que florece en su subconsciente durante la noche y se materializa durante el día”, remata Punyet. El
n Ojo de Miro, editorial La Fábrica (49€). www.miro.palmademallorca.es