Boom BRASILEÑO
QUERÍAN CAMBIAR EL MUNDO Y EMPEZARON POR DISEÑAR MUEBLES SENSUALES INSPIRADOS EN LA BAUHAUS Y EN LA ARTESANÍA DE BRASIL. UNA GENERACIÓN DE DISEÑADORES Y ARQUITECTOS DEL PAÍS SE INVENTÓ EN LOS 50 EL MIDCENTURY CARIOCA QUE AHORA PROTAGONIZA SUBASTA EN PARÍS
E ra el mejor de los tiempos. “Fue una increíble época de optimismo. Eran los años en los que se creó Brasilia en medio de la nada, cuando el país se embarcó en el programa 50 años de progreso en 5. La gente de verdad se lo creía. Y el diseño, al fin y al cabo, es a la vez un reflejo y una consecuencia de su tiempo y su entorno”, nos cuenta Aric Chen, comisario del Museo M+ de Hong Kong y autor del libro Brazil Modern, editado por la galería neoyorquina R 20th Century, la última Biblia del midcentury carioca. El texto y nuestra entrevista no son una casualidad. Los muebles que crearon en los 40, 50 y 60 Joaquim Tenreiro, Oscar Niemeyer, Sérgio Rodrigues, Lina Bo Bardi, Jorge Zalszupin, Jose Zanine Caldas, Martin Eisler, Carlo Hauner, Branco & Preto, Ricardo Fasanello o Percival Lafer, entre otros, están viviendo un boom tan sonado que galerías emblemáticas como la milanesa Nilufar o la casa de subastas parisina Piasa les están dedicando retrospectivas. Es el realismo mágico del diseño y la arquitectura, las décadas prodigiosas de la nación que albergará este verano los Juegos
Olímpicos. “Los Tres Grandes, sin duda, fueron Tenreiro, Bo Bardi y Rodrigues. Admiro al primero por su refinamiento, a la segunda por su rigor intelectual pero hay que reconocer que el más divertido era Sérgio”, continúa Chen. Aunque todos ellos imaginaban muebles tan diferentes como el país, tienen en común su pasión por lo artesanal, el uso de materiales nobles como la jacaranda, y la mezcla perfecta entre la funcionalidad europea del Modernismo y de la Bauhaus (de hecho muchos de ellos nacieron en Polonia, Francia, Rumanía o Portugal y llegaron a Sudamérica huyendo de la guerra) y las curvas, la tradición indígena y el exotismo patrios. “Fueron bendecidos con las maderas más maravillosas del planeta y con otros materiales como el cuero o la caña que eran muy populares. Los mezclaron con contrachapados y láminas industriales para conseguir objetos más democráticos. Fue un proceso de debate que requirió mucho esfuerzo y una intensa búsqueda de una identidad propia, pero el resultado parece sencillo, algo my carioca”, QUIÉN ES QUIÉN LAS GALERÍAS: ‘Nilufar’ en Milán, ‘Palau de Casavels’ en Girona, ‘1stdibs.com’, ‘19 Greek Gallery’ en Londres, ‘Espesso’ y ‘R 20th Century’ en N.Y. y ‘Legado Antiguidades’ en Sao Paulo. LOS ICONOS: Las sillas ‘Sheriff’ y ‘Mole’ de Sérgio Rodrigues, la ‘Rio’ de Niemeyer, la ‘Bola’ de Bo Bardi o la ‘Ipanema’ de Jorge Zalszupin. EL LIBRO: ‘Brazil Modern’ de Aric Chen (editorial ‘R & Company’). LOS PRECIOS: Una silla Bo Bardi o Niemeyer no baja de los 20.000€. LA SUBASTA: ‘Piasa’ celebra el 7 de julio en París una venta con lo mejor del ‘midcentury brasileiro’.
remata Chen. La conexión con la arquitectura es otra de las claves. Los grandes popes de la época, Niemeyer a la cabeza, fabricaron muebles para los edificios que proyectaban, pero también ebanistas como Rodrigues o Zanine Caldas hicieron sus pinitos en la construcción, en el caso de Sérgio a través de viviendas modulares. Estaban cambiando el mundo y semejante empresa requería una nueva visión global. Es evidente que las curvas y la sensualidad de los edificios de Oscar tienen mucho que ver con las de la silla Sheriff de Rodrigues, por ejemplo. “Me encantan las mesas tubulares de madera de Tenreiro, el más elegante, y las piezas industriales de Geraldo de Barros, que también era artista”, cuenta Fabrizio Rollo, interiorista y exdirector de Casa Vogue Brasil. La única pega de esta historia es que hablamos de muebles limitados, escasos, que no es fácil sacar de su territorio nacional, y que cotizan al alza subasta a subasta. Conseguir una de estas manufacturas cincuentonas, creadas muchas de ellos con el espíritu revolucionario de un Brasil que aspiraba a ser democrático, es ahora un privilegio al alcance de unos pocos. Ironías de la historia.
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