CIEN AÑOS LUZ
INTERRUPTORES, ALGO TAN APARENTEMENTE NIMIO PERO TAN IMPRESCINDIBLE, ES LO QUE FABRICA CON MAESTRÍA LA ESPAÑOLA SIMON. COINCIDIENDO CON SU CENTENARIO, AHORA RECIBE EL PREMIO NACIONAL DE DISEÑO.
POR ROCÍO LEY
P robablemente usted no lo sepa, pero enciende y apaga las luces de su casa gracias a Simon. La historia se remonta a 1916, cuando Arturo Simón montó un pequeño taller en Olot, Girona, desde donde empezó a fabricar portalámparas, que escaseaban debido a la Gran Guerra. Después llegaron enchufes y finalmente interruptores, el producto estrella por el que, un siglo después, la marca se ha hecho célebre y también líder en nuestro país. De la baquelita y la madera a la domótica (su último lanzamiento es el Simon 100), y de la Garrotxa a China, Turquía o Polonia, la trayectoria de Simon es un ejemplo de superación, innovación y, sobre todo, diseño, colaborando con nombres como Pep Bonet o Cristian Cirici. Se convirtió en los 60, 70 y 80 en habitual de todos los hogares y su modelo 31 de tecla ancha lleva más de 25 millones de unidades vendidas. Hoy la cuarta generación sigue al mando de la vanguardia, y la funcionalidad y la estética continúan siendo una constante. Desde pequeño material eléctrico hasta el alumbrado de vías públicas, en la actualidad el grupo comprende 24 sociedades que abarcan estos espectros y está presente en 98 países. Ahora acaba de recibir el Premio Nacional de Diseño en la categoría de empresas “por su perdurabilidad”. Este mes, la exposición Interfaces en el Centro Cultural Conde Duque de Madrid revisita su evolución a través de sus piezas más emblemáticas. www.simon.es
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