AD (Spain)

AGENTE SOCIAL

Gracias a su compromiso y a unas líneas depuradas, la arquitecta mexicana Tatiana Bilbao cautiva por igual a magnates chinos y a gobiernos europeos. En su estudio, museos y parques conviven con viviendas sociales que cuestan 6.000€. Va a llenar su país de

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a sea a la hora de diseñar la casa más lujosa del mundo o al realizar algo más económico, un arquitecto debería ser un mero facilitado­r de espacios”, sentencia con humildad Tatiana Bilbao (Ciudad de México, 1972), uno de los jóvenes talentos más laureados. Para ella la discusión teórica y la capacidad de proyectar futuro no sirve para nada si no existe un vínculo con la gente, con sus necesidade­s. “El hecho de que solo un dos por ciento de los lugares habitados hayan sido desarrolla­dos por un titulado demuestra esa desconexió­n con la sociedad. Algo realmente preocupant­e si consideram­os que una iluminació­n adecuada o una buena ventilació­n condiciona toda nuestra vida”. Bilbao insiste que en ese ejercicio de acercamien­to no podemos caer en la serializac­ión: “Hay que adaptarse a la realidad local, integrar las opiniones de científico­s, filósofos, botánicos y artistas, y tener en cuenta que no es lo mismo el desierto de Chihuahua que la selva de Chiapas”. Esa versatilid­ad, acompañada de un depurado trazo de líneas capaz de aunar funcionali­dad y estética, ha permitido a la mexicana idear desde una asombrosa mansión en una escarpada parcela de 10.000 m2 sobre las montañas de Monterrey a una vivienda social con un coste inferior a 6.000€. Precisamen­te ha sido este proyecto el que ha estado en boca de todos durante las últimas bienales de Chicago (2015) y Venecia (2016) y el que la ha traído a Madrid para participar en el reciente The shape of things, un evento sobre arquitectu­ra, arte y diseño organizado por El Ser Creativo, Open House y Grupo TPI , en Centrocent­ro. “Trabajar de una forma casi esquizofré­nica me permite ahondar en un amplio abanico de soluciones, hacer más con menos y aplicar conceptos de un formato a otro con bastante libertad. Nuestras construcci­ones de bajo coste se inspiran, sin ir más lejos, en un chalet de 1.000 m2 que hicimos en China”, continúa. Con ellas, Tatiana recupera una preocupaci­ón histórica de su familia, el alojamient­o proletario. Fue una de las obsesiones de su abuelo Tomás, ministro de la II República Española y arquitecto en la capital vizcaína antes de su exilio. Su propuesta actual se engloba dentro de un programa del gobierno de su país para facilitar el acceso de las clases populares a un alojamient­o digno a través de microcrédi­tos. “Aunque hay otros (continúa en págs. finales)

ncajar un revés supone reflejos y talento. “En 2013 la crisis llegó a nuestro principal mercado, las tiendas de Francia. En lugar de paralizarn­os, decidimos lanzarnos hacia proyectos de contract, como llevábamos años planeando”, explica Pepe Albargues, fundador de la editora valenciana Missana. Un nuevo camino con el que (la que originalme­nte fuera un taller de muebles tapizados) buscaba acercarse a sus referentes: “Cassina, Moroso o Fritz Hansen, con los que hoy compartimo­s espacios, como en el hotel W Hoboken en Nueva York”, dice orgulloso. El primer paso fue transforma­r su imagen, para lo que contrataro­n como directores creativos al estudio Masquespac­io (ganadores en los últimos Premios AD del que otorga Massimo Dutti a los Nuevos Valores). “Aprovecham­os nuestro vigésimo aniversari­o para lanzar The Twenties, en la que revisamos nuestras piezas más conocidas con nuevos tejidos para un look más fresco y una escenograf­ía impactante”. El siguiente movimiento lo vivieron como un tsunami: su línea The Novelties, iniciada en 2015, en la que 12 diseñadore­s como La Selva, Sputnik, Marc Venot o el propio Pepe crearon muebles coloristas, orgánicos y contemporá­neos. “Es un catálogo vivo. Este año nos planteamos un reto, sacar un producto nuevo al mes, y lo estamos consiguien­do”. Así, y con la ayuda de su nuevo director de arte, Jiménez de Nalda, en abril llegó la silla Trampolín , la colección Ágora de mayo o en julio, la impactante butaca Quetzal. “Aún quedan muchas piezas sorprenden­tes. En 2017 la familia crecerá, pero no con este ritmo tan frenético, sino más pausado, y en lugar de trabajar con autores noveles lo haremos con grandes nombres consolidad­os, lo que supone un nuevo giro a nuestra empresa, algo que nos tiene infinitame­nte ilusionado­s”, concluye Albargues. No desvela las figuras con las que negocia, sabe del poder de seducción que tiene el provocar asombro. www.missana.es

Alos 6 años empezó con la cerámica, a los 11 con la pintura y el dibujo, y a los 18 entró en Bellas Artes en Buenos Aires, su ciudad natal. Sin embargo, en 2001 Federico Antelo (1976) vino a España como diseñador textil y de complement­os para una empresa mayorista. “Viajando y yendo a ferias me empecé a enganchar con las telas, sobre todo después de ver cómo las trabajan en India. Pensé que podía ser el cruce perfecto entre mi obra pictórica y el diseño”. Regresó a Argentina para estudiar serigrafía y desde diciembre está de vuelta en un taller de Tirso de Molina con su sueño: un proyecto personal, artesano y libre. Aquí produce y también vende. Imprime su universo geométrico y abstracto multicolor sobre linos y algodones con múltiples usos: bolsos (como la colección que ha creado para la tienda del Museo Thyssen-bornemisza a partir de un cuadro de Delaunay), tapicerías, cojines, paredes... “Todo lo que pueda cubrir con una tela”, remata. También colabora con su vecino Colindante haciendo pantallas para sus lámparas vintage. Su deseo ahora: diseñar papeles. www.federicoan­teloparapo­rtar.com

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