Vigas de hormigón, midcentury y arte contemporáneo. Así vive el arquitecto Felipe Hess en São Paulo.
El arquitecto Felipe Hess y su familia viven en São Paulo en un edificio modernista en el que el hormigón y el ladrillo visto fijan las coordenadas estéticas. El arte y el mejor diseño lo acompañan.
Un arquitecto enamorado de los años 50, Felipe Hess, su mujer Cristina, galerista, y un niño de dos años llamado Otto. Son los habitantes de esta casa en el barrio más chic y concurrido de São Paulo, Jardins, lleno de restaurantes y tiendas apetecibles. Protegido del ruido por una gran terraza verde que Cristina cuida a diario, este piso de 140 m2 (distribuido en un gran espacio que funciona como salón-comedor, dos dormitorios, dos baños, un cuarto de plancha y una cocina) está situado en un edificio, cómo no, de mediados del XX, que Felipe observaba con codicia desde hacía años. Por fin, justo cuando la pareja estaba buscando su lugar en el mundo, apareció un apartamento a la venta. “Siempre me gustó la arquitectura del inmueble, cada vez que pasaba por la calle me quedaba mirándolo. Es entrañable, moderno, con un gran balcón y un impresionante árbol justo enfrente. Es exactamente lo que queríamos”, cuenta Hess. Acondicionarlo no les llevó demasiado tiempo. “Redistribuí el espacio pero preservé gran parte de la esencia y de la historia de la vivienda original”, continúa. Conservaron el suelo de parquet, los picaportes de las puertas y una imponente estantería pintada de verde. Desnudaron las vigas de hormigón, que recorren la gran estancia central como un
“Es una casa relajada porque nosotros lo somos, pero los muebles la sofistican”.
varado esqueleto atemporal, y lo mezclaron con maderas nobles para homenajear el espíritu del brutalismo nacional. El resto es un tratado del mejor arte y diseño del siglo XX, cuya selección se reparten a medias marido y mujer. “Me apasiona el design y la arquitectura midcentury así que tengo una buena colección de piezas de esa época, sobre todo danesas y brasileñas, que compro en tiendas de antigüedades de esta ciudad o en mis viajes de trabajo por el mundo. Son objetos y muebles de Hans J. Wegner, Niels Otto Møller, Jean Gillon o Jorge Zalszupin, pero también de americanos como Adrian Pearsall y George Mulhauser”, explica el dueño. Todos ellos aparecen acompañados por relojes de George Nelson o cerámicas de Bordallo Pinheiro que demuestran que hasta los detalles menos visibles están muy pensados. Del arte se ocupa Cristina, para eso trabaja en la galería Fortes Vilaça, una de las más importantes de São Paulo. De ella proceden muchos de los óleos de artistas locales o internacionales que pueblan las paredes del lugar, como Leda Catunda, Iran do Espírito Santo, Daniel Steegmann o Marina Saleme. “No es una pieza maestra de la arquitectura, aunque yo ejerza esa profesión. Es un lugar agradable, relajado, lleno de lo que amamos”, continúa Hess. El resultado responde, desde luego, a esta paradoja. Es sofisticado por la cuidada y exquisita selección de piezas, pero tan cómodo y tranquilo como la pequeña familia de tres. Es brasileño pero también internacional, esencial pero cálido, estructurado pero no sobrio. www.felipehess.com.br