ANDRÉS PASCUAL
Que no lleve a engaño su imagen de dandy, él fue un rockero (miembro del grupo Catorce de Septiembre), pero también pianista clásico y abogado (etapa a la que no piensa volver). “Mi abuelo me transmitió el amor por las palabras. Escribía unos libros de ortografía que se llamaban Mis dictados, Dictaditos para los más pequeños, y así entré en contacto con ellas”. Olvidado rey Gudú de Ana María Matute y El Médico de Noah Gordon le animaron a ser escritor. Ya lleva siete novelas publicadas y las habitaciones de su casa son testigo de su obsesión documentalista. “Cuando entras ves una pared cubierta de obras”, que clasifica como hacía su abuelo. “Era caótico, llenaba con ellos desde las mesas hasta la televisión. Yo igual. Cuando voy a buscar uno me gusta pasar por encima de otros para recordar que están ahí. Es lo que dicen: cuando el alumno está preparado aparece el maestro”.
Andrés Pascual en Los Gusano, con americana de Massimo Dutti, tirantes de Fulham y botas de Clarks. Biombo, lámpara de techo, mesa y estantería y reposapiés, todo de los anticuarios. Butaca Elda de Joe Colombo, en L.A. Studio; reproducciones de monedas, en The Interiorlist; maqueta de escalera y bolas de cristal, en Anmoder; globos terráqueos, en El 8, y mapas y carteles, en Almacen Alquián & Hóptimo.