Norman Foster comisaría una exposición sobre los iconos de Cartier en el Design Museum de Londres.
Norman Foster comisaria una exposición sobre Cartier en el Design Museum de Londres: su tradición relojera contada desde la óptica de los avances tecnológicos.
Aparentemente no tenían nada en común. Lord Norman Foster, archistar británico conocido por sus edificios high-tech que dibujan el futuro, y Cartier, epítome de la alta joyería francesa, orgullosa de su legado histórico y de sus piezas icónicas, algunas ya centenarias. Pero a Deyan Sudjic, el director del Design Museum de Londres, se le ocurrió emparejarles y ofreció al primero comisariar una exposición sobre la segunda. “Lo cierto es que me sorprendió al proponerme una firma de joyas. Digamos que no era mi terreno natural, pero cuando empecé a estudiarlo suscitó mi curiosidad al apelar a mi afición por la aviación y la ingeniería. Aprender sobre la evolución de los relojes significó descubrir también los avances en urbanismo, automoción o ciencias durante esos años. La arquitectura es una fusión de varias disciplinas y esa misma filosofía es la que asumió Cartier en la época”, explica Foster con perfecta dicción sentado en una de las salas del recién reabierto museo (se ha mudado del South Bank junto a Holland Park) cuyo edificio ha proyectado otro colega ilustre, John Pawson. La exposición Cartier in Motion, que descubre el nacimiento de la relojería moderna y los avances del siglo XX reflejados en su catálogo, forma parte de
los actos inaugurales del Design Museum. “El acento estaría en que los relojes Cartier son atemporales. Si miras sus modelos de principios de siglo son clásicos inmortales, pero si ves los coches o los aviones de entonces, aunque son muy estéticos, han quedado obsoletos al contrario que los primeros. También descubrí que han estado muy ligados a la gran transformación que vivió París durante el XX y quise celebrar el espíritu de toda una era”, continúa. Louis Cartier, nieto del fundador de la casa y quien la introdujo en la modernidad, fue un hombre de acción que se relacionó con aviadores, como Alberto Santos-dumont, para quien creó el primer reloj de pulsera de la historia en 1904, el Santos. En las vitrinas de la exposición (también obra de Foster) además de este diseño mítico, están presentes todos los que han marcado un hito: Tank, Pasha o Tortue acompañados de joyas del archivo de la firma como pitilleras personalizadas, relojes de sobremesa o la réplica del módulo Lunar Excursion (que se ofreció a los astronautas que llegaron a la Luna en su visita a la capital francesa) arropados por documentación gráfica en la que se refleja cómo se adaptó al signo de los tiempos sin perder su hacer artesano y exquisito. Sin prisas, esta muestra viajará luego a Estados Unidos y la idea es que haga otras escalas emulando a esos primeros aviadores a los que homenajea. Cartier in motion del 25 de mayo al 27 de julio en el Design Museum de Londres. www.cartier.es
“Los relojes Cartier de principios del XX son clásicos inmortales mientras que los aviones o coches han quedado obsoletos”. NORMAN FOSTER