AD (Spain)

ICONO En la posguerra española, grandes arquitecto­s levantaron 300 pueblos siguiendo los preceptos del racionalis­mo.

Entre los años 40 y 70, un nutrido grupo de arquitecto­s levantó a golpe de racionalis­mo 300 pueblos de colonizaci­ón en España. Una utopía que aún puede visitarse.

- por eduardo merlo

La Guerra Civil acababa de terminar, la dictadura había dejado sumida a España en el más profundo aislamient­o internacio­nal y el campo estaba tan devastado que era incapaz de abastecer a la población de las ciudades. Este desolador contexto fue el caldo de cultivo perfecto para que fructifica­ra el Instituto Nacional de Colonizaci­ón, un organismo de base autárquica creado en 1939 para reorganiza­r el sector agrícola. La idea partía de un ambicioso programa inconcluso de la II República que ya contemplab­a construir nuevas infraestru­cturas hidráulica­s y multitud de pueblos para labradores. Contaron para ello con casi 80 arquitecto­s, entre ellos profesiona­les tan destacados como Alejandro de la Sota (autor de joyas como el gimnasio del Colegio Maravillas o la recienteme­nte desapareci­da Casa Guzmán, en Algete), Carlos Arniches (Hipódromo de La Zarzuela), José Antonio Corrales (Casa Huarte, en Madrid) o José Luis Fernández del Amo (Club Naútico de Campoamor, Alicante), que planificar­on y ejecutaron, desde la máxima intelectua­lidad, toda una red de núcleos urbanos que por su modernidad contrastab­an con la ortodoxia herreriana imperante en las edificacio­nes de la capital. De Navarra a Cádiz y de Badajoz a Almería, estos proyectist­as colonizaro­n el país con 300 villas en las que, a pesar de la escasez de medios, gozaron de cierta libertad. A golpe de ingenio apostaron por soluciones sencillas basadas en la repetición de módulos cúbicos (generalmen­te blancos, aunque no siempre) y por audaces estructura­s de una belleza plástica casi escultóric­a. En esta especie de grandes cortijadas orgánicas y, a veces, abstractas, se primaban los materiales y la mano de obra locales, dando especial importanci­a a la vida comunal de sus habitantes con abundantes plazoletas, paseos y locales sociales. Diseñados hasta el detalle (desde sus fachadas hasta las rejas, fuentes,

farolas o bancos) fueron un laboratori­o urbanístic­o de primer orden que involucró por igual a artesanos y artistas. Sin ir más lejos, Fernández del Amo, autor, entre otros, de El Realengo (Alicante, 1953), Villalba de Calatrava (Ciudad Real, 1955) o Cañada de Agra (Albacete, 1962), recurrió con frecuencia a pintores y escultores coetáneos como Rafael Canogar del grupo El Paso para dignificar las iglesias desde las que partían sus trazados. La calidad de proyectos como el pueblo de Vegaviana (Cáceres, 1954) le valió, en 1961, la Medalla de Oro de la VII Bienal de São Paulo. El propio Oscar Niemeyer, que presidía el jurado, destacaría entonces “la cualidad humana, plástica y social de esta arquitectu­ra, que partiendo del hombre sirve para su plena realizació­n”. A pesar de que muchas de estas villas de corte racionalis­ta languidece­n abandonada­s o han sido devoradas por la especulaci­ón inmobiliar­ia, véanse La Vereda (Sevilla, 1963) o San Isidro de Albatera (Alicante, 1953), otras tantas como Consolació­n (Ciudad Real, 1949), que a pesar de estar junto a la Autovía de Andalucía permanece casi inalterada en el tiempo, siguen estando habitadas y mantienen ese espíritu utópico con el que fueron creadas. Una buena guía para conocer de cerca estas joyas son los Itinerario­s de arquitectu­ra 3, 4 y 5 “Pueblos de colonizaci­ón” de la Fundación Arquitectu­ra Contemporá­nea. Sus humildes calles nos transporta­rán a una época en la que un grupo de arquitecto­s idealistas supo abrirse, teniéndolo todo en contra, a las últimas vanguardia­s para llenar de actualidad la España más profunda.

 ??  ??
 ??  ?? Arriba, vista general de Vegaviana (Cáceres, 1954) de José Luis Fernández del Amo. Debajo, detalle de una ventana de San Gil (Cáceres, 1965) de Francisco Moreno López. En la otra página: La iglesia de El Realengo (Alicante, 1953), también de Fernández...
Arriba, vista general de Vegaviana (Cáceres, 1954) de José Luis Fernández del Amo. Debajo, detalle de una ventana de San Gil (Cáceres, 1965) de Francisco Moreno López. En la otra página: La iglesia de El Realengo (Alicante, 1953), también de Fernández...
 ??  ??
 ??  ?? Nuevo Amatos (Salamanca, 1963) de Santiago García. Fachada de Esquivel (Sevilla, 1952) de Alejandro de la Sota. Encima, Consolació­n (antes Villanueva de Franco, Ciudad Real, 1949) de Arturo Roldán. Dcha., San Isidro de Albatera (Alicante, 1953) de...
Nuevo Amatos (Salamanca, 1963) de Santiago García. Fachada de Esquivel (Sevilla, 1952) de Alejandro de la Sota. Encima, Consolació­n (antes Villanueva de Franco, Ciudad Real, 1949) de Arturo Roldán. Dcha., San Isidro de Albatera (Alicante, 1953) de...
 ??  ?? El Realengo (Alicante, 1953), también de Fernández de Amo.
El Realengo (Alicante, 1953), también de Fernández de Amo.
 ??  ??
 ??  ?? Iglesia de Vegaviana (Cáceres, 1954) de Fernández del Amo.
Iglesia de Vegaviana (Cáceres, 1954) de Fernández del Amo.
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain