MENTE ABIERTA El refugio brutalista, sin puertas ni ventanas, del anticuario Emmanuel Picault en Tepoztlán.
Ni puertas ni ventanas ni una distribución fija. El francés Emmanuel Picault, anticuario e interiorista en México D.F., pasa los fines de semana en esta casa de cemento brutalista en el pueblo de Tepoztlán.
Cerquita de Dios, como la famosa ranchera, a 2.300 metros de altura y a una hora y media al sur de Ciudad de México, se hizo realidad el sueño del francés Emmanuel Picault de escaparse del caos de la capital los fines de semana. Al lado del cerro del Tepozteco, entre una vegetación exuberante y un pequeño pueblo tan indígena como intocado, Tepoztlán, Picault decidió inventarse (literalmente) una casa de 600 metros sin paredes ni ventanas, tan estéticamente brutalista como algunos de los edificios más emblemáticos del país azteca de los 70. Afincado en el otro lado del mundo desde que en 2001 montara Chic by Accident, una tienda de antigüedades que revolucionó el panorama mexicano con su mezcla de iconos nacionales (Eugenio Escudero o Arturo Pani, entre otros), muebles de autor, objetos prehispánicos y artesanía local, Emmanuel tiene además un estudio de arquitectura e interiorismo junto con su compatriota Ludwig Godefroy. Ambos han llevado a cabo proyectos tan emblemáticos como el club M.N. Roy y el bar Jules en el D.F., o el restaurante Nüba en París. Hace 7 años el anticuario se lanzó a la aventura de crear un refugio de cemento en mitad de la nada, que él define como un work in progress, inacabado. “No se sabe si es un lugar abandonado o a medio hacer, los dos conceptos me parecen bellos —explica—. Necesitaba un espacio para vivir, descansar y, entre semana, prestar a nuestros amigos íntimos”. La empezó a concebir sin planos, dejando libre el diseño y añadiendo según las necesidades del momento. El resultado es un gran porche troquelado de un solo nivel cuya estructura se modifica cada temporada. “Utilicé la técnica de AUTOCAL, que consiste en marcar directamente la planta de la construcción con cal sobre el terreno”, añade con guasa haciendo un juego de palabras con el programa AUTOCAD. La distribución es flexible, caótica y tan versátil como el concepto detrás de ella. “No es fija. Los dormitorios cambian según dónde decidamos ubicar las camas. Puede ser en el salón, en la galería, en el techo, al aire libre o junto a la alberca”, dice. La decoración tampoco fue buscada. “Responde al encuentro de piezas diferentes que se fueron juntando en el tiempo. La mayoría proviene obviamente de la colección de Chic by Accident y hay desde sillas o mesas firmadas, como la Bird de Bertoia, hasta diseño vernáculo”, precisa. Las obras de arte son en su mayoría regalos de amigos que han pasado por la casa. “Los artistas que conviven aquí dejan sus huellas y las descubro luego, como una sorpresa”, concluye. Pero lo que más valora Picault de esta residencia es la sensación de libertad, de espacio abierto en el que todo es posible. Si, como decía José Alfredo Jiménez, le dejan. www.chicbyaccident.com