Elemental, querido NEWSON
Es el más versátil, tecnológico y multidisciplinar. El australiano diseña con la misma solvencia jets privados que sillas esculturales, imprimiéndoles su sello: formas aerodinámicas y modernidad radical. Le entrevistamos en su casa.
En el olimpo de los design-stars es la estrella que brilla con más fuerza. Preciso, tecnológico, metódico, carismático, vanguardista e incontestablemente moderno, Marc Newson (Sídney, 1963) ha sabido imprimir su visión de futuro a un catálogo heterogéneo que abarca estilográficas, tostadoras, lanchas, escurridores, boutiques, muebles infantiles, sudaderas, cámaras, percheros, jets, hornos, botellas, saleros, sillas ergonómicas o estanterías esculturales en edición limitada. Ningún diseñador en activo es capaz de tocar tantos palos... y tan bien. Sentado en el salón de su casa de Londres decorado sorprendentemente (¿y con ironía?) como un pabellón de caza tirolés, con una lámpara de cuernas, una alfombra de pelo de oveja y mullidos sofás con linos floreados de Josef Frank, la antítesis de sus asientos siderales, explica el porqué de esta dispersión. “La lección más importante de mis 30 años de trabajo es el propio aprendizaje. Necesito crear cosas diferentes porque hoy, más que nunca, unas influencian a las otras. Estar implicado en distintos proyectos es como viajar a países diferentes. Y especializarse es como vivir siempre en el mismo lugar. Acabas aburriéndote. Me gusta el arte, la música, la moda, la aeronaútica. De todo se aprende”, dice mientras da sorbos a su té vestido de forma cómoda y en calcetines. No le hemos pillado recién levantado; al entrar en el gigantesco loft, a la vuelta de la esquina de su oficina, habitantes y visitantes deben dejar sus zapatos en la entrada. El australiano, en una espléndida madurez personal (casado con la estilista de moda Charlotte Stockdale y con dos hijas) y profesional, se muestra tranquilo, relajado. Utiliza frases concisas y concretas. Se reconoce perfeccionista, durante muchos años de forma incluso obsesiva. “Lo he negado hasta hace poco pero ahora tengo la sabiduría de admitirlo”. Habla reposadamente, sin rastros del ego o del yocentrismo que le cabría suponer al hacedor de los mediáticos Apple Watch (su gran amigo Jonathan Ive, director de diseño de Apple le fichó en 2014) o The Sub, el tirador casero de cerveza para Heineken, y al orgulloso firmante de la tumbona Lockheed Lounge, el mueble de diseño más caro del mundo, subastado en 2015 por más de dos millones de libras. Precisamente esa fue su primera creación, su singular tesis de fin de carrera de joyería en 1986, en la que se desmarcó con una chaise longue de aluminio con
trazas de ala de avión en lugar de unos pendientes. Con ella inauguró la senda del design art, ese mobiliario más escultórico que funcional que ha dado lugar a un nuevo tipo de coleccionismo. “Nunca pretendí ser un pionero. Fue mi forma de trabajar al principio, más por necesidad que por elección. No me podía permitir pagar a alguien que lo hiciera por mí, así que las fabriqué con mis manos. Y no más de 10 unidades, pues era lo que podía permitirme. Fue algo circunstancial. Ahora puedo hacer lo que quiero y cuando quiero. Pero crear piezas únicas en tiradas cortas sigue siendo importante a nivel personal, dado el objetivo que persigo con ello: investigar técnicas, procesos y materiales. Y la mejor forma de hacerlo es así, cuando nadie me está diciendo o imponiendo nada”, cuenta para explicar por qué alterna el que exige más ingeniería con estas series limitadas para vender en galerías. El joven Newson, moviéndose entre Estados Unidos, Japón y Londres, fue virando gradualmente desde finales de los 80 de estos inicios artísticos a lo que es hoy, un generalista al que no le da miedo afrontar retos tecnológicos a pesar de nunca haber estudiado para ello. “El primer encargo puramente industrial llegó a principios de los 90 con Shiseido, que me pidió el frasco de un perfume masculino, Basala. Antes hubo un punto intermedio, cuando entré en contacto con firmas italianas como Cappellini, Flos, Magis o Alessi. Nunca eché de menos una educación formal. Francamente, me he sentido muchas veces más cualificado para ejercer de diseñador industrial que varios que tienen el título. Me preguntan cómo me atrevo con la aeronáutica. Diseño barcos y elementos de avión desde hace 15 años y probablemente sé más que alguien que ha estudiado en la universidad solo cuatro. Cada nuevo proyecto es como un training. Al final de él ya sé cómo hacerlo y puedo volcar lo aprendido en los próximos”. (continúa en páginas finales)
“Necesito crear cosas DIFERENTES porque unas influencian a las otras. ME GUSTA el arte, la música, la moda, la aeronáutica. De todo SE APRENDE”. MARC NEWSON