HOMBRE PULIDO
Con sus piezas austeras, minerales y sofisticadas que invitan a la reflexión, Stéphane Parmentier ha reinventado el concepto de lo exclusivo.
Stéphane Parmentier reinventa lo exclusivo con su colección de piezas austeras y reflexivas.
Lujo silencioso, un concepto que para él define la esencia de lo que debe ser lo exclusivo. “Se trata de piezas minimalistas, que no por ello dejan de ser complejas, en las que conviven la función, la belleza y la atemporalidad, todo con un twist que, procuro, sea sorprendente”, explica el diseñador e interiorista Stéphane Parmentier (Francia, 1966). En su trabajo hay referencias que remiten a las simetrías de XVIII, “que en mi adolescencia me obsesionaban. Entonces estudiaba los edificios, los jardines, los muebles... siempre había algo en ellos en lo que me perdía”, a las que siguieron la funcionalidad de la Bauhaus y la alegría y libertad de los 50 y los 6o. “Hoy me obsesiona el clasicismo de la antigua Grecia y Roma, cuando los objetos eran simples, sofisticados pero también brutos”, comenta. A esta visión histórica suma la influenca de sus admirados Tapio Wirkkala, Ettore Sottsass, Carlo Scarpa, Peter Zumthor o los modistos Rei Kawakubo, Martin Margiela y Miuccia Prada. “Lo que intento es lo mismo que todos ellos, que mis diseños produzcan un chispazo en el cerebro, que te fascinen y te hagan pensar”, comenta Stéphane. Para ello recurre a materiales rudos, como la