INTERNADO SUIZO
Con precisión relojera se forman (que no fabrican) nuevos talentos. Recorremos las instalaciones de la École Cantonale d’art de Lausanne (ÉCAL) para descubrir cómo se gesta el futuro del design.
Recorremos la École Cantonale d’art de Lausanne, donde se forman los futuros popes del diseño.
Las máquinas que producían calcetines y medias se detuvieron con el cambio de milenio. “Y hace diez años finalizó la transformación de este edificio. La antigua fábrica de Iril Workshop, dedicada a fabricar prendas de hilo, cambió en 2007 bajo la supervisión del arquitecto francés Jean Tschumi y bajo la inicitava de mi predecesor Pierre Keller”, explica el griego Alexis Georgacopoulos, director desde 2011 de la École Cantonale d’art de Lausanne (ÉCAL), mientras nos hace de guía por los 18.000 m2 de instalaciones del que es uno de los hervideros de talentos del diseño industrial, la fotografía y videocreación de Europa desde hace casi dos siglos. Que no lleve a engaño toda la modernidad tecnológica de los espacios, esta institución existe desde 1821. Tras atravesar la cafetería, que recuerda a una Torre de Babel habitada por estudiantes italianos, franceses, españoles, alemanes, suizos... nos lleva a la imprenta. “Aquí estamos experimentando con nuevas tipografías que después ofrecemos desde la web de
ECAL Typefaces a todo aquel que quiera utlizarlas” (y lo dicen en el país que inventó la Helvética). Junto a ella, una galería de arte donde acaban de retirar una muestra de los mejores proyectos de los últimos diez años para dar paso, como debe ser, al futuro, en este caso, las obras que el pintor y videoartista americano Will Benedict ha creado con los estudiantes de Bellas Artes y otra en la que los alumnos de diseño de producto firmaron con la marca de bolsos QWSTION en las que reinterpretan el Cottonshell®, su nuevo tejido sostenible. En la primera planta, que mantiene la estructura de la antigua factoría, se accede a una sala de conferencias, donde figuras como Gus Van Sant, Charlotte Rampling o François Ozon dieron charlas dentro de la programación del máster de cine y las aulas de diseño industrial, cada una con una fachada pintada con un color primario, que en su conjunto recuerda un cuadro de Mondrian. Todas ellas bautizadas en honor a algunos de los diseñadores que les visitan anualmente, como los hermanos Bouroullec, Konstantin Grcic, Jasper Morrison o Pierre Charpin. “También acuden otras figuras de manera ocasional, como dos españoles que crean mucha expectación: Jaime Hayón y Patricia Urquiola. Aquí, además de la teoría, se trata de dar las herramientas para que un creativo se dedique a aquello que desea, si lo
sillas, “Si quieres hacer aquí tienes lo que necesitas para hacerlas. No solo las ves en un ordenador”. a. georgacopoulus
que buscas es hacer sillas, adelante, tienes lo que necesitas para producirlas. Y al final ves el resultado físico, no en la pantalla del ordenador. Esto es algo que nos diferencia de otras universidades”, continua Alexis. De ahí que no sea de extrañar que grandes firmas del universo design acudan para cazar a los próximos genios. Solo hay que ver las colaboraciones que estos jóvenes realizan con marcas como Alessi, Punkt, Axor, Vitra o Baccarat. A lo que se se suma su presencia anual en el Salone del Mobile, una de sus citas más importantes y de las más esperadas, sobre todo desde 2014, cuando su proyecto Delirious Home se hizo con el primer premio a la mejor instalación del Fuorisalone. “Nuestros mejores embajadores son los 162 estudiantes que se licencian cada año. Ellos tienen el mejor pasaporte para conquistar el mundo, un brillante porfolio y mucho talento, algo que derriba cualquier frontera”, dice con el orgullo del Pigmalión. ecal.ch