Mi Teherán.la
arquitecta India Mahdavi nació en Irán aunque vive en París. “Venir aquí inspira y nutre mi trabajo”, dice. Esta es su visión íntima, poética e inédita de la capital.
“Una miríada de minúsculos espejos tallados cubre las paredes de mezquitas, mausoleos y palacios. Es parte de la tradición arquitectónica persa, como el estuco esculpido, los motivos caligráficos y las geometrías utilizadas de forma simbólica y repetitiva. Los espejos reflejan la luz y revelan a cada visitante una imagen borrosa de sí mismos”. La mezquita ‘Imamzadeh Saleh’ junto al mercado de fruta y verdura de la plaza Tajrish. Izda.,“el Café Naderi, lugar de encuentro
de poetas y artistas en Teherán. Abierto en 1928 por un inmigrante armenio, hoy lo regentan sus nietos. Sus fotos viejas, su suelo de grandes baldosas, sus mesas de formica blanca y negra ni redondas ni cuadradas... Me encanta”. Avenida Jomhuri 520-524 @coffeenaderi
“En el Gran Bazar de Teherán puedes pasar horas.
Es un gigantesco laberinto de callejones cubiertos, que se extiende a lo largo de diez kilómetros, en los que hay tiendas de todo tipo que venden ‘vintage’ y también diseño. En este puesto, donde se producen tapices a partir de fotografías, el artesano ha reunido las ‘alfombras del amor’: la madre y el niño, el Cristo, los dos ancianos, el hombre y su burro...”. Entrada principal Sabze Meydan. Detrás, techo del ‘Palacio de Golestán’.
“El hotel Parsian Enghelab, que data de los 70,
es uno de los primeros hoteles de negocios de la capital, con ‘suites’ continentales y vistas panorámicas. Me apasiona la mezcla de géneros, la interpretación oriental de la cultura postpop. También es un punto de partida para descubrir a pie el sur de la ciudad y todos los vestigios arquitectónicos de la década de 1970 que abundan a lo largo de la avenida Taleghani y calles aledañas”. Avenida Taleghani 50. enghelab.pih.ir
Posmodernismo, neocorintio, Art Déco a lo Persépolis, haussmaniano en versión mogol...
Teherán es un collage de arquitecturas. “La fachada en acero de uno de los tantos cines del centro”. Arriba dcha., “La ‘Torre Azadi’, construida por Hossein Amanat en 1971. Era el símbolo del Irán moderno antes de ser rebautizada como la ‘Torre de la Libertad”. Plaza Azadi. “El Palacio de Golestán, conocido como el ‘Versalles’ persa, es un testimonio del arte decorativo del periodo Kadjar. A finales del XIX fue reconstruido por la familia soberana, que lo amuebló con una visión muy occidental del poder y el lujo, combinando los códigos burgueses con el ‘savoirfaire’ persa, como el mosaico de espejo. Es un lugar mágico”. Plaza Panzdah-e Khordad.
“En el teatro de la ciudad, una sala de espectáculos de 1967, encontramos la modernidad inspirada por Occidente que usaron los arquitectos de la época. Es el clímax de este movimiento que combinó la sobriedad de volúmenes con ornamentos orientales. El juego de rectas y curvas, la fantasía de los detalles, todo lo que me emociona está ahí: es pura sorpresa”. ‘Te’âtr-e Shahr’, avenida Valiasr. Detrás, techo del ‘Palacio de Golestán’.
“El Museo Dafineh, construido por un
seguidor de Frank Lloyd Wright, albergaba una colección de monedas de diferentes épocas. Es un manifiesto brutalista en una época en la que Irán se abrió al mundo y se inspiró en diferentes tendencias arquitectónicas. Tengo la impresión de que está hecho de una multitud de miradas: unas pupilas metálicas que surgen de gigantescos ojos de hormigón. Ahora se está reconvirtiendo”. Bulevar Mirdamad.
Dcha.,“estos frescos florales
de cerámica, en una escalera en el eje principal nortesur de la capital, contrastan con el cemento que ha invadido esta ciudad ultraurbanizada, contaminada y polvorienta. Su yuxtaposición de flores y planos rectos es una alegoría de Teherán, como si, a pesar de todo, el espíritu de los jardines persas, con sus fuentes y rosas ‘Mohammadi’, hubiera resistido todas las heridas, igual que las almas de sus habitantes”. Avenida Valiasr antes de la plaza Vanak.