Caballero oscuro
Colores profundos, sobriedad y actitud informal. Con estos códigos, el diseñador Derek Van Heurck ha reformulado el estilo gentleman en su piso de Bruselas.
El diseñador Derek Van Heurck reformula el típico pisito de soltero a base de paredes oscuras, inspiración neoyorquina y actitud informal en su casa de Bruselas.
Además de la oscuridad que reina en suelos y paredes, hay algo que llama poderosamente la atención en la casa de Derek Van Heurck en Bruselas: no hay ni rastro de una mesa para organizar una comida tradicional. “No soy una persona de tener comedor. Quería hacer algo interesante y diferente a lo habitual. Puedes comer en el sofá, en la barra de bar...”, nos cuenta. Hace dos años que el belga, director creativo de la firma de moda Bellerose, fundada por su padre hace justo 30 años, encontró este apartamento en una construcción art déco de los años 20 en el barrio de Ixelles, uno de los más exclusivos y verdes de la ciudad. Lejos de convencionalismos y de seguir tendencias, lo intervino con total libertad hasta reinterpretar con tono elevado y elegante el típico pisito de soltero. “Me inspiré en los bares de jazz de los 40 y 50 de Nueva York, buscaba que fuera misterioso, con poca luz y muy acogedor. Todo me pedía que las superficies no fueran blancas”, explica. Así, cubrió la mayoría de las estancias con una moqueta negra y tiñó los muros de verde azulado oscuro creando un interior masculino, con
“Me inspiré en los bares de jazz de los 40 y 50 de Nueva York. Quería algo misterioso y acogedor”.
DEREK VAN HEURCK
aires de speakeasy de los 50. Su predilección por el pasado quedó patente desde la reforma: acudió al ayuntamiento de la ciudad para investigar la distribución original de 1927 y la replicó fielmente, dejando dos dormitorios, sala de estar, cocina y baño. Solo conservó algunas puertas que, naturalmente, pintó de negro. “Huí de ser demasiado clásico. La cocina está concebida como un bar, con la barra en el centro, y el salón es como el lobby de un hotel”, resalta. Van Heurck se encargó del interiorismo, una de sus pasiones tras diseñar todos los locales de la firma para la que trabaja, e ideó en madera de palisandro los muebles de la cocina, donde disponía de poco espacio, y la chimenea, inspirada en la forma de un árbol que crece de suelo a techo y cuyas ramas son las estanterías. Además, pobló su refugio con joyas de los 60 a los 80, seleccionadas en la galería neerlandesa Morentz, como los sofás Camaleonda de Mario Bellini para B&B Italia o las lámparas midcentury (ni una de ellas de techo) de Hans-Agne Jacobsson o Paavo Tynell que ayudan a fomentar ese ambiente privado. “En arte sí añadí cosas más divertidas, pero supeditándolas siempre al espíritu de la casa”, concluye. A pesar de buscar tanta oscuridad, él tenía las cosas muy claras. BELLEROSE.BE