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Desde la sombra, la arquitecta Galina Balashova fue la mente creativa de la carrera espacial soviética. Sus naves, interiores y mobiliario para gravedad cero siguen vigentes hoy.
Galina Balashova fue una de las primeras personas de la humanidad que se enfrentó a una pregunta: ¿Cómo debe ser un hábitat humano fuera de nuestro planeta? Aunque comenzó diseñando casas para los trabajadores de la OKB-1, la agencia soviética de cohetes espaciales, la arquitecta (Kolomna, Rusia, 1931) acabó siendo la responsable durante casi tres décadas del diseño de las naves Soyuz y de la estación espacial MIR y, desde la sombra, se encargó de idear una vida acogedora fuera de nuestra atmósfera. Las reducidas proporciones de la cabina, el efecto psicológico de los viajes en los cosmonautas, la ingravidez... Sus interiores y sus muebles solucionaban esos retos y hasta ideó las medallas y los emblemas de todas las misiones (incluida la Apollo-Soyuz en la que cooperaban EEUU y la URRSS). Nada de esto le fue reconocido. Oculta hasta su jubilación en 1991, su obra se pudo ver en una retrospectiva en Frankfurt en 2005, en el libro Galina Balashova: Architect of the Soviet Space Programme y ahora mismo (hasta el 23 de febrero) en la exposición Moving to Mars del Design Museum de Londres. Revolucionario e inspirador, su trabajo ha influido en la Estación Espacial Internacional y quizás siga siendo importante en un futuro, cuando diseñar espacios fuera de nuestro planeta no sea la excepción. POR EDUARDO INFANTE