Fiesta mexicana
En Ciudad de México, Rodman Primack y Rudy Weissenberg han hecho de su piso un tratado de potente creatividad local.
El piso en Ciudad de México de Rodman Primack y su pareja, Rudy Weissenberg, está lleno de arte local, piezas hechas por ellos, color a raudales y un punto surrealista.
relajadas “Somos personas y no nos importa eso del buen gusto, HUMOR”. sino rodearnos de RODMAN PRIMACK
No somos gente seria ni tenemos una vivienda seria. Somos personas relajadas a las que no nos importa mucho eso del buen gusto, sino rodearnos de piezas con sentido del humor que hagan nuestra vida más agradable. Y en esta casa estamos tan felices que no hacemos más que posponer las vacaciones”. Los que hablan son Rodman Primack, embajador de Design Miami y cabeza del estudio de interiorismo RP Miller, y su pareja Rudy Weissenberg, productor de televisión, que, junto a su perrito Chapo, se han instalado desde hace unos meses en Ciudad de México. “Aquí tenemos más cosas que decir sobre diseño que en Nueva York, donde ya está todo contado”, aseguran. Por eso han elegido este lugar para montar su galería Ago Projects, especializada en muebles nicho de autores sobre todo mexicanos. Su piso de 220 m2 en el barrio de Lomas de Chapultepec, de hecho, está repleto de guiños locales. Situado en un edificio de 11 plantas de los años 50 diseñado por el ilustre arquitecto Augusto H. Álvarez, lo llaman en broma Melrose Place porque en él viven muchos de sus amigos del Distrito Federal. Un salón-comedor, dos dormitorios con sus baños respectivos, un despacho, cocina, despensa y una habitación de servicio componen la distribución de este refugio concebido como base de operaciones para sus proyectos por todo el mundo. “Su punto fuerte es la arquitectura, tan precisa que nada es superfluo, tonto, erróneo, innecesario
En el dormitorio de invitados, cabecero de fibra con mesillas integradas hecho a medida de RP Miller, igual que la manta de merino, apliques diseño de Rudy Weissenberg y, sobre la cama, fotos de Lake Verea.
o está fuera de lugar. Es una máquina perfecta para vivir en la que incluso nuestros objetos más excéntricos encuentran armonía”, sigue Primack. Con unas hechuras tan bien pensadas, la pareja no tiró ni un solo tabique de este edificio, que es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura racionalista en el país. “Es tan perfecto que, aunque no es excesivamente grande, da la sensación de ser enorme y funciona igual de bien para una fiesta de cien invitados que una cena íntima para tres”. Ambos querían preservar la pátina y el espíritu del lugar, aunque rebobinaron algunos cambios setenteros que no casaban bien con el espacio: rehicieron los baños y las paredes de la sala de estar con baldosas mexicanas hechas a medida, pintaron los suelos de madera (“nos encanta añadirles color”) y encargaron unos armarios amarillos para la cocina. En esta última estancia rescataron, además, los azulejos de los 50. Todas las puertas son también las originales. El interior es una fantasía de tonos en la que se yuxtaponen los sillones de Tobia Scarpa heredados de los abuelos de Rudy con otros hechos por ellos mismos con textiles de la firma de Primack, RP Miller, y muebles de diseñadores de su galería como Fabien Cappello, Pedro y Juana y Daniel Valero. El arte es, por supuesto, muy protagonista. “Siempre hemos vivido rodeados de él y no concebimos una vivienda sin alguna obra potente. De hecho, montamos una pared de azulejos negros en el salón para colocar en ella una pintura de Donna Huanca. Además, tenemos colgados a varios artistas locales o que trabajan con galerías de aquí, como Darío Escobar, Lake Verea o Daniel Guzmán”, rematan. El resultado es un piso divertido, que no sigue ninguna norma pero destila calidad. “Está tan maravillosamente diseñado que es íntimo pero no sofocante, siempre lleno de luz y de la brisa que se cuela por las ventanas del octavo piso”, concluyen. Aquí sí es oro todo lo que reluce. AGO-PROJECTS.COM
perfecta “Es una máquina para vivir donde ARMONÍA”. nuestros objetos excéntricos encuentran R. P.