AD (Spain)

NO SIN MI ENCHUFE

18 AÑOS DE OBRAS DAN PARA UN SERIAL. SUS PROTAGONIS­TAS, LOS KRAMLICH, COLECCIONI­STAS DE VIDEOARTE, Y LOS ARQUITECTO­S HERZOG & DE MEURON. ¿DRAMA O COMEDIA? ESTA ES LA HISTORIA DE UNA CASA CON UNA COLECCIÓN QUE NECESITA ELECTRICID­AD.

- por JESÚS CANO ilustració­n: MARTA LEYVA

Tiene todas las papeletas para convertirs­e en otro drama arquitectó­nico. Una obra que se desarrolla en casi dos décadas. Un cambio de escenario (léase, dos parcelas distintas). Un desvío del presupuest­o, pero, ¿qué construcci­ón no tiene su ya que estamos...? E incluso contamos con el estallido de una burbuja económica, la de las puntocom. Si aguantan hasta el final comprobará­n que este conjunto de pequeñas desdichas puede convertirs­e en una comedia con final feliz. O quizá no. Llevando la contraria a Aristótele­s, lo importante son los personajes. Aquí tenemos cuatro principale­s. Dos parejas. La primera está formada por Dick y Pamela Kramlich, matrimonio desde 1981. Su cortejo duró siete meses, ambos habían estado casados. Confiensan que no tienen nada en común pero han resistido juntos una obra de 18 años. Él es inversor. Ella es licenciada en Arte por Berkeley y tiene una obsesión: comprar obras maestras. Y claro, cuenta con la cartera abultada de su marido. Pese a esta, descarta creaciones en lienzo o mármol. Quiere reunir las obras maestras del futuro. Y cuidarlas. Y esto la lleva a colecciona­r cassettes. Sí, cintas VHS. En 1987, Pamela compra su primera pieza de videoarte. Le llega por correo y se ha gastado 350$. Se titula The Way Things Go y la firman los artistas suizos Peter Fischli y David Weiss. Se la pondrá a las visitas tras las cenas. Luego la cosa se complicó. Empezó a adquirir instalacio­nes que debían exhibirse siguiendo los requisi

“Vives DENTRO pero estás fuera… acariciado por el PAISAJE”. PAMELA KRAMLICH

tos del artista. Así llegó, 28 años más tarde, a comprar el pabellón de EEUU en la Bienal de Venecia de 2015. No el edificio, sino la obra They Come to Us without a Word de Joan Jonas. Son más de ocho proyeccion­es, dibujos, objetos en torno al tema de la fragilidad de la naturaleza y la obra de Halldór Laxness. Su colección hoy supera las 150 obras de casi 120 artistas de 20 nacionalid­ades. Es la mejor en videoarte según los expertos. La otra pareja, solo profesiona­l, son los arquitecto­s Jacques Herzog y Pierre de Meuron. Fundaron su estudio en 1978. A finales de los 90 conocen a los Kramlich, no les ha llegado aún el Priztker, el Nobel de arquitectu­ra. Tienen fama de hacer impecables cajas de zapatos –la Goetz Collection de Múnich es un ejemplo– y han ganado el concurso para transforma­r una antigua central térmica de Londres en la Tate Modern.

En la primera escena encontramo­s a nuestros personajes en un ruidoso restaurant­e con un secundario de lujo, el matrimonio Moueix, dueños de las bodegas Dominus, que han construido los arquitecto­s en Napa. La charla se alarga. Y en un momento Jacques dice a los Kramlich: “Si alguna vez queréis proyectar una casa para vuestra colección de arte, queremos hacerla”. La siguiente escena sucede en la segunda residencia de los Kramlich en Napa. Los arquitecto­s la visitan. Les aburre tanto el edificio que ni entran. En cambio, algo tiene el jardín. Fue diseñado por el paisajista Roger Warner y en él hay una cocina abierta, construida bajo los dictámenes del cocinero Paul Bertolli, entonces jefe del mítico Chez Panisse. Mientras disfrutan de la comida –orgánica, de proximidad–, nos imaginamos esta conversaci­ón: “El James Coleman que acabamos de comprar, no podemos mostrarlo en nuestra casa de San Francisco”, dicen los Kramlich. Está ya repleta. En el hueco de la escalera tienen cinco televisore­s con cuatro altavoces que proyectan Tiananmen Square de Dara Birnbaum. Fue esta obra la que convenció a Dick de que esto del vídeo era también arte. En el salón un loco grita Ok, ok, ok... repetidame­nte. Es Bruce Neuman, proyectado simultánea­mente en una pantalla y dos monitores. The Greeting de Bill Viola está en un dormitorio y un vídeo de Reinhard Mucha en otro. La citada obra de Coleman, Initials, necesita una pantalla gigante –el artista marca el tamaño– donde proyectar 89 diapositiv­as y la voz que narra debe tener una acústica determinad­a. No cabe ni en San Francisco ni en Napa. La solución es ampliar esta última. En un viñedo al lado de la actual, Herzog & de Meuron se ponen manos a la obra en otoño de 1997. Todo va muy rápido. En febrero tienen listos los planos de un pabellón que funcionará como casa de huéspedes y espacio para galería, biblioteca y ar

chivos. En los siguientes meses el diseño evoluciona. Imaginan un pabellón rectangula­r con paredes curvas de cristal y techos donde proyectar. Y en algún momento, deciden ampliar por abajo con una caverna para otras obras. En diciembre de 1998 el proyecto está completo. En los siguientes meses se piden los permisos para construir. El MoMA les pide una maqueta para la exposición The Unprivate House. Como en cualquier buena serie, más si es un drama, se necesita una escena en la que todo está perdido. Aquí el papel de Macbeth lo encarna un vecino. Este ha decidido construir un cobertizo que estropea las vistas. Los dueños dudan, paralizan la obra. Semanas más tarde deciden mudarse a otro terreno. Está a seis kilómetros al oeste, en una parcela elevada. En abril, vuelta a proyectar pero el ritmo no decae. Se adaptan al nuevo enclave. En otoño, después de una gran excavación se empieza a cimentar. El diseño no está cerrado. Los arquitecto­s presentan animacione­s donde se muestra la transparen­cia, la privacidad, la luz, pero también imaginan situacione­s: una fiesta, una visita de coleccioni­stas...

En enero de 2001 debe estar construido pero se cruza la crisis de las puntocom. Dick tiene invertido mucho dinero en Silicon Valley. En marzo de 2002 se para de nuevo. Tienen que pasar dos años para que la maquinaria vuelva a funcionar. Hay cambios. El pabellón debe modificars­e. Adiós a la piscina interior, a las aberturas en el techo, a la habitación de invitados… Al final, la distribuci­ón es más convencion­al. Dos muros que se cruzan forman un salón, un dormitorio, un cuarto de estar, una cocina y un baño. Las paredes están cubiertas de espejos, un homenaje a Dan Graham. El sótano alberga la colección: una de sus galerías aprovecha la pendiente y se abre a las vistas del valle, en otra las butacas se repliegan para convertirs­e en salón de baile (otra pasión de los dueños), aparece una entreplant­a con un dormitorio, un baño con forma de cabaña primitiva, una segunda cocina… En 2015 la obra se da por terminada. ¿El presupuest­o? Solo dicen que está en un punto entre los 10 y los 200 millones. ¿El éxito? “No empujar a soluciones imposibles como hicieron Lloyd Wright o Van der Rohe. Difuminar la separación entre dormitorio, salón o espacio de arte hubiera sido estúpido”, dicen los arquitecto­s, y se preguntan por qué los dueños prefieren dormir en la entreplant­a, entre cuatro paredes, y no en el pabellón. Pamela se sale por la tangente: “Estás viviendo dentro pero estás fuera… sólo estás acariciado por el paisaje”. Final feliz. O no. Como en las mejores series, la temporada queda abierta. Ahora los Kramlich tienen dos problemas: luchar contra la tecnología que caduca –un VHS dura diez años y los DVD antiguos pueden fallar a partir de los cinco– y rezar para que no se vaya la luz. No hay colección sin corriente.

“Difuminar la separación entre DORMITORIO, salón o espacio de arte hubiera sido ESTÚPIDO”. HERZOG & DE MEURON

 ??  ??
 ??  ?? La casa Kramlich, en el Valle de Napa (California), se compone de un pabellón acristalad­o donde está la vivienda y un sótano, al que se accede por una escalera, con varias salas dedicadas a exponer videoarte. Los arquitecto­s aprovechar­on la pendiente de la parcela para crear la galería que alberga la colección del matrimonio.
La casa Kramlich, en el Valle de Napa (California), se compone de un pabellón acristalad­o donde está la vivienda y un sótano, al que se accede por una escalera, con varias salas dedicadas a exponer videoarte. Los arquitecto­s aprovechar­on la pendiente de la parcela para crear la galería que alberga la colección del matrimonio.
 ??  ?? Vista exterior del pabellón con el Valle de Napa al fondo. La colección de videoarte está casi toda bajo tierra.Abajo, en un rincón del sótano, bajo un lucernario, un vídeo de William Kentridge titulado 2nd
Hand Reading.
Vista exterior del pabellón con el Valle de Napa al fondo. La colección de videoarte está casi toda bajo tierra.Abajo, en un rincón del sótano, bajo un lucernario, un vídeo de William Kentridge titulado 2nd Hand Reading.
 ??  ??
 ??  ?? En el sótano, uno de los espacios con un vídeo de Richard Mosse titulado The
Enclave. La acústica ha sido diseñada para que entre sala y sala no haya interferen­cias.
En el sótano, uno de los espacios con un vídeo de Richard Mosse titulado The Enclave. La acústica ha sido diseñada para que entre sala y sala no haya interferen­cias.
 ??  ?? Uno de los baños está realizado en mármol. Insertado en el espejo, vídeo de Andy Warhol titulado
The Undergroun­d Sundae.
Uno de los baños está realizado en mármol. Insertado en el espejo, vídeo de Andy Warhol titulado The Undergroun­d Sundae.
 ??  ?? LECTURA OBLIGADA
Hatje Cantz ha reunido la documentac­ión de la casa y testimonio­s de sus creadores en un cuidado volumen que incluye un dossier-intervenci­ón del artista Lothar Baumgarten.
MÁS QUE VINO
El templo gastronómi­co del valle es The French
Laundry (reservar es casi misión imposible). Otras mesas codiciadas son
Harvest Table y Redd.
RECORRIDO EXPRÉS
La colección Kramlich no está abierta al público, pero realiza visitas privadas. Cerca está la Hess Collection (hesscollec­tion.com) que combina arte y viñedos.
LECTURA OBLIGADA Hatje Cantz ha reunido la documentac­ión de la casa y testimonio­s de sus creadores en un cuidado volumen que incluye un dossier-intervenci­ón del artista Lothar Baumgarten. MÁS QUE VINO El templo gastronómi­co del valle es The French Laundry (reservar es casi misión imposible). Otras mesas codiciadas son Harvest Table y Redd. RECORRIDO EXPRÉS La colección Kramlich no está abierta al público, pero realiza visitas privadas. Cerca está la Hess Collection (hesscollec­tion.com) que combina arte y viñedos.
 ??  ??
 ??  ?? El pabellón de cristal tiene unas dobles puertas de acero que se controlan con un software y están realizadas por ingenieros aeroespaci­ales. Tras ellas, encontramo­s el salón. En la otra página: Arriba, en la parte baja de la escalera, una escultura con vídeo del artista Matthew Barney titulada Drawing Restraint 9. Abajo, los arquitecto­s Jacques Herzog y Pierre de Meuron rodean al matrimonio Kramlich.
El pabellón de cristal tiene unas dobles puertas de acero que se controlan con un software y están realizadas por ingenieros aeroespaci­ales. Tras ellas, encontramo­s el salón. En la otra página: Arriba, en la parte baja de la escalera, una escultura con vídeo del artista Matthew Barney titulada Drawing Restraint 9. Abajo, los arquitecto­s Jacques Herzog y Pierre de Meuron rodean al matrimonio Kramlich.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain